La Casa del Dragón alcanza el ecuador de la temporada: fuego y sangre en los Siete Reinos a partir del episodio 6
La serie de HBO Max se despide de las versiones jóvenes de sus personajes para pasar a la siguiente fase, La Danza de los Dragones.
El tablero se ha desplegado y las piezas están dispuestas en posición de ataque. ¿Caerá el rey o sucumbirá la reina? ¿Quién será la persona que se siente en el Trono de Hierro? En Poniente, esa cuestión es recurrente, pero en La Casa del Dragón se avecina un lío muy grande. Tras el episodio 5, la narración avanzará en el tiempo, así que si no has visto aún este capítulo te recomendamos no seguir leyendo.
El rey Viserys Targaryen llevaba toda su vida buscando a un heredero masculino, pero tras la muerte de su esposa Aemma Arryn, decidió nombrar a su hija Rhaenyra Targaryen como legítima heredera y princesa de Rocadragón. Los señores del reino juraron lealtad ante la sucesora, pero en las sombras se trazaba un plan alternativo. La Mano del Rey, Otto Hightower, orquestó el casamiento del monarca con su hija Lady Alicent, la mejor amiga de Rhaenyra. De este matrimonio nació Aegon Targaryen, otro pretendiente al trono... el chico que muchos anhelaban.
Ya se sabe, en Poniente —como en el mundo real— los hombres lo tienen más fácil para alcanzar sus metas y las coronas. Hoy se puede jurar lealtad a un sucesor, que si luego encuentran a alguien que les interese más cambiarán de capa y aquí no ha pasado nada.
Reina consorte y princesa, el fin de la amistad y los tambores de guerra
La relación entre Rhaenyra y Lady Alicent, excelente en su juventud, empieza a resquebrajarse cuando la reina consorte descubre que la princesa la ha engañado: perdió su doncellez con Ser Criston Cole (en realidad con Daemon, como se rumoreaba). La princesa había negado con vehemencia cualquier acusación de que hubiera mantenido relaciones antes del matrimonio.
El lío de faldas va a ser uno de los pretextos que convenzan a Lady Alicent de que tiene que mover ficha. Su padre le ha advertido de que de lo contrario, ella y Aegon se pueden enfrentar a una ejecución a la muerte del rey. Mientras tanto, Viserys desea sellar la sucesión con el matrimonio de Rhaenyra, que se casa con Laenor Velaryon, el hijo de la Serpiente Marina. Que sea gay no es un impedimento, pues llegan a un acuerdo para que una vez produzcan sus herederos, cada uno a su cama y con el acompañante que deseen.
El hecho de haber roto los votos de castidad de su cargo (Lord comandante de la Guardia Real) hunde a Ser Criston Cole, que contempla el suicidio como única vía para escapar honorablemente de sus acciones. La vida, en cambio, le reserva otro papel diferente. Cuando Viserys Targaryen críe malvas estallará La Danza de los Dragones y la cuestión de la sucesión se convertirá en el motivo de la guerra. ¿Y qué hay de Daemon Targaryen? Tampoco se va a quedar de brazos cruzados, eso por descontado.
La segunda mitad de la temporada modificará parte del reparto para representar a versiones más maduras de los personajes. A los Siete Reinos les aguardan años de fuego, sangre, destrucción y dragones, muchos dragones. Y todo por el juego de tronos entre unos pretendientes de clase noble que ambicionan sentar el culo entre espadas afiladas. Al pueblo que le zurzan, por supuesto.