Inzone M9 de Sony, monitor 4K y 144hz pensando en next gen. ¿Vale la pena?

Sony vuelve al ruedo de algunos dispositivos donde la vimos triunfar hace años (como los CTR) y lo hace con la línea de productos Inzone presentada hace algunas semanas y que ahora hemos podido probar en profundidad. Os hablamos ya de sus nuevos cascos H9, y ahora es el turno de hacerlo sobre su monitor Inzone M9 a 4K, 144hz y pensado para PS5 en particular y consolas de nueva generación y PC en general. ¿Vale la pena este nuevo acercamiento de la compañía nipona?

Lo primero, es importante recalcar que estamos en la gama de monitores que se mueve alrededor de los mil euros, donde hemos podido encontrar otras marcas y, por ejemplo, está la LG 27GP950-B del que os hablamos hace algunas semanas (y que se encuentra con cierta rebaja de precio). Las prestaciones van en la misma línea de esta franja de productos: 27 pulgadas, 4K, 144hz, HDMI 2.1, latencia baja y HDR como principales virtudes. En el caso del M9, con otros añadidos no menores como el VRR.

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Entrando en materia, nos encontramos con un monitor fácil de montar y que cuenta con una base que cambia las tornas de lo que estamos acostumbrados. Con una pieza blanca central y dos pequeñas patas en forma de V, la posición de la base es al revés precisamente de lo que estamos acostumbrados. A nivel de diseño es bonita y va en la línea de los productos PlayStation (colores blancos), pero es cierto que a nivel de movilidad y posición es algo inferior a lo que estamos acostumbrados con otros monitores de la misma estirpe. En todo caso, lo tendremos montado en pocos minutos y usando solo dos tornillos que ya vienen con la caja.

Las conexiones que encontraremos en la parte posterior del monitor es una salida para auriculares, Tres entradas USB-C, uno USB B y otro USB C, un display port 1.4 y 2 hdmi 2.1, pensando claramente en las posibilidades de las nuevas consolas de esta generación. Porque al final, estamos ante un monitor para gaming pero que quiere atraer sobre todo al jugador de consola.

Las características principales

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Es la hora de jugar: así se ven los juegos a 4K

Lo más importante en este tipo de monitores es verlos en acción, y es ahí donde el nuevo M9 convence con solvencia. Primero, destaca que el monitor se calibra automáticamente con PS5 cuando lo conectamos, dejando que sea bastante fácil de ajustar todo para jugar con la consola de Sony. Podremos, como es habitual, acabar de perfilar temas como el HDR pero queda claro que es algo que se ha tenido en mente a la hora de lanzar el producto.

Una vez con él, las pruebas que hemos ido realizando con varios juegos nos han dejado muy buen sabor de boca en todos los sentidos. Lo primero, algo que ya comentamos en su momento en otros análisis de monitores 4K, es que seguramente no es la resolución óptima para el jugador de PC (1440p es más estándar) por la cantidad de recursos que todavía hoy se piden en juegos para esta resolución, pero que las diferencias a nivel de densidad de píxel son lo suficientemente interesantes como para que lo que vemos en pantalla tenga una nitidez y claridad evidentemente superior a otro de su nivel pero a 2K. Eso lo hemos disfrutado en juegos como Ratchet and Clank: Rift Apart o en la colección de Uncharted, dos nombres que lucen especialmente bien en estas condiciones.

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Nos ha gustado mucho el trato del color mediante HDR en zonas vivas, como puede ser la fase del safari de Uncharted 4 o todo lo que pasa en Ratchet, sin distinciones. Es verdad que el DisplayHDR600 sigue siendo lo que es, una buena solución en los monitores pero lejos del despliegue que podemos ver en televisores con esta tecnología (y si son oled, ya ni os contamos), pero en general la viveza de los colores es digna de mención.

Uno de los problemas que hemos visto en monitores de este tipo es el dimming en zonas oscuras, algo que se gestiona mejor en este dispositivo de Sony gracias al Full Array Local Dimming, que permite que el contraste de iluminación en zonas oscuras -objetos brillando alrededor en fondos negros- sea mucho más equilibrado y no tengamos esa sensación de dimming tan acusado que hemos visto en otros lares. No estamos ante algo al nivel de las pantallas OLED y el negro puro, pero los pasos al frente son evidentes.

Cuando todo fluye en movimiento

Por otro lado, el rendimiento de los juegos es muy bueno a nivel de respuesta y de refresco en pantalla. Los 144hz (120hz máximo en hdmi, una limitación que nos afectará también en PC aunque pudiésemos subir la tasa) nos permiten ver los juegos en movimiento como esperamos, y de nuevo, pensando en consolas: hemos probado Nioh 2 a 120fps con la fluidez que esperamos de esto, así como también Halo: Infinite y de nuevo Uncharted y su colección. Es verdad que en todos estos juegos, por la bajada de resolución, no acaba de ser la mejor de las propuestas, pero está bien que podamos acceder a ellas.

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Algo que sí hemos celebrado es el VRR. La tasa de refresco variable a la que se ha apuntado poco a poco PS5 pero que vamos a disfrutar sobre todo en Xbox Series. Aquí, como ya nos ha pasado con nuestro televisor preparado, juegos como Elden Ring se ven beneficiados de esta tecnología para asumir unos fps mucho más estables y constantes. Las sensaciones con el juego de From Software son las mismas que cuando jugamos en nuestro televisor, y es algo que no todos los monitores competidores directos traen consigo. En PC contamos con G-Sync pero no con el sistema de AMD, algo a tener en cuenta.

La pantalla cuenta con algunos modos diferentes, con el añadido que se cambia automáticamente en PS5. Lo más destacados son el tipo cine para películas y series, junto al estándar o un modo optimizado pensando en aquello que supera los 60 frames por segundo. Aquí es importante destacar que este modo para juegos con la tasa de refresco bloqueada a 60 puede generar un poco de ghosting, así que es importante activarlo cuando vayamos a jugar a títulos que busquen los 120fps o más.

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Más allá de esto, destacar que el monitor trae consigo unos altavoces internos, que no son de demasiada calidad -olvidaos de escuchar buenos graves ahí- pero que se agradece que estén, ya que no es habitual y nos pueden servir para salir del paso fácilmente. También tiene detrás una fina línea de iluminación que tampoco va a ser muy protagonista, ya que es más un detalle estético que realmente una manera de ambientar la zona.