Final Fantasy VII: Rebirth, el renacimiento de un gran remake
Que Square Enix haya optado por una reimaginación del clásico es una decisión valiente que aporta nuevas perspectivas.
Opiniones las hay para todos los gustos, incluso a la hora de delimitar lo que tiene que ser o no un remake. Las líneas siempre han bosquejado superficies difusas, pero como no existe una verdad universal, los matices pueden llevarnos hasta un extremo u otro. ¿Basta con mejorar los gráficos? ¿Es imprescindible tocar la jugabilidad? ¿Se necesita alterar la trama argumental? En el caso de Square Enix, el estudio liderado por Tetsuya Nomura decidió decir sí a todo y tocar cada uno de los aspectos de la producción. Ahora que Final Fantasy VII: Rebirth ha sido anunciado oficialmente, la reimaginación es más palpable que nunca.
Antes de que Final Fantasy VII Remake saliera a la venta, hice un ejercicio de reflexión sobre lo que esperaba del videojuego. Tampoco nada especialmente sesudo, no os vayáis pensar. Cuando escuché a los desarrolladores utilizar el verbo 'reimaginar' ya me hice un poco a la idea. Recuerdo que me encontraba en la redacción de MeriStation, en pleno E3 —cuando todavía los había presenciales—, y aunque las horas y el trabajo empezaban a pesar, la madrugada despertó con el primer gameplay. El sistema de combate dejaba entrever un enfoque hacia la acción, sin perder de vista los elementos tácticos. Nada de turnos como tal, sino una modernización. Reimaginación, ese mismo y sugestivo término una vez más.
Final Fantasy VII es un clásico que he jugado en repetidas ocasiones y al que siempre puedo volver. Lo tengo en PlayStation y en Steam, con la misma traducción espantosa de entonces. Sé que algunos esperaban un remake más cercano al original, pero no estoy en absoluto de acuerdo con aquellos que claman que la obra de Tetsuya Nomura ha mancillado de alguna manera el título de 1997. El remake es respetuoso con su legado, pese a que se encamine hacia direcciones desconocidas.
Al final, el que quiera volver al juego de toda la vida tiene la posibilidad de hacerlo en sistemas actuales. Con Final Fantasy VII: Rebirth, la segunda entrega de la trilogía remake, se abren nuevas incógnitas y caminos a explorar. Lo importante es que lo que se narre sea coherente con el universo y con sus personajes, que siga las líneas maestras sin temor a desviarse cuando los creativos así lo decidan. El cambio suele dar miedo, el ser humano acostumbra a defenderse de lo desconocido, de lo que no controla, pero ¿no es bonito e intrigante descubrir los secretos y las sorpresas?
Comprendo a los que prefieran una experiencia más tradicional, no estoy invalidando ese argumento. Un proyecto se desarrolla de una determinada manera y puede encaminarse hacia distintos destinos, pero que Final Fantasy VII Remake se haya decantado por esa ruta concreta no es algo negativo. A partir de aquí, es posible debatir sobre si el contenido es acertado o no, si está bien o mal ideado o si el producto final está o no a la altura.
Supongo que hasta que la trilogía no esté completa no tendremos la fotografía completa. En cualquier caso, sí voy a subrayar con la fuerza que me confieren las palabras que el primer remake es uno de los mejores que se han hecho nunca en la industria del videojuego. Nomuradas inclusive.
- RPG
- Acción
Final Fantasy VII Remake es una nueva versión del célebre J-RPG de Square Enix para PlayStation 4 con un apartado técnico de nueva generación para un título que se lanzó por primera vez en 1997 y se considera universalmente como título de referencia del género RPG. A la cabeza del desarrollo estarán los miembros clave del proyecto original: el productor Yoshinori Kitase, el director Tetsuya Nomura y el guionista Kazushige Nojima. El mundo está dominado por la compañía eléctrica Shinra, una siniestra corporación que controla la energía mako, la fuerza vital del planeta. En la enorme ciudad de Midgar, una organización contraria a Shinra llamada Avalancha intensifica su resistencia. Cloud Strife, un antiguo miembro de la unidad de élite Soldado convertido en mercenario, presta su ayuda al grupo sin saber las épicas consecuencias que esto acarreará.