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Cine

Lightyear, crítica del 'spin-off' de Toy Story. ¿Alcanza el infinito y más allá?

La nueva película de Disney y Pixar Animation Studios explora la ciencia ficción con un producto dirigido a un público más adulto.

Lightyear, crítica del 'spin-off' de Toy Story. ¿Alcanza el infinito y más allá?

En 1995, un niño llamado Andy vio una película y quedó prendado con su protagonista, el soldado intergaláctico Buzz Lightyear. “Este es ese filme”, advierte un rótulo justo al inicio del largometraje. Lightyear es una especie de spin-off de Toy Story, pero funciona como historia completamente independiente. En otras palabras, no es necesario ver nada de la saga para comprender a la perfección todos los entresijos de la trama argumental.

Pixar Animation Studios vuelve a hacer gala de su maestría a la hora de dar vida a personajes y mundos tridimensionales con una animación de un nivel apabullante. El tono cromático es más oscuro que el de Toy Story porque la producción abraza el género de la ciencia ficción y se enfoca en un público más adulto. Eso no impide, naturalmente, que los más pequeños de la casa puedan disfrutar de la película sin mayores problemas.

Angus MacLane (Buscando a Dory) ejerce las labores de dirección de forma impecable y se apoya en un impresionante despliegue técnico para desgranar un guion cuyo tema principal orbita alrededor de la culpa, el fracaso y sus consecuencias. Nuestro protagonista es prisionero de todos esos sentimientos, que le mueven a actuar de la manera en que lo hace.

El error de Buzz

Buzz Lightyear (Chris Evans) y Alisha Hawthorne (Uzo Aduba) son compañeros de armas y amigos. Ambos se encuentran en una importante misión cuando Buzz comete un error y todos acaban en un planeta lleno de peligros. Atrapados en un mundo hostil, lo único que pueden hacer es asentarse y sobrevivir. Sin embargo, el soldado espacial se niega a rendirse y desea enmendar su fracaso a toda costa. Una misión nunca se deja a medias, después de todo. La única solución es alcanzar la hipervelocidad máxima y salir vivo de esta, una tarea prácticamente imposible.

Tras unos cuantos intentos infructuosos, el asunto se complica todavía más. Zurg (James Brolin) y su ejército de robots han llegado desde el espacio y amenazan con destruir a todos los humanos del asentamiento. No daré demasiadas claves para no romper la sorpresa, pero Lightyear se aliará con los reclutas Izzy (Keke Palmer), Darby (Dale Soules) y Mo (Taika Waititi)... Pondrán todo patas arriba.

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La cinta no prescinde de la acción ni de la épica, en ocasiones esbozando secuencias abrumadoras. Tampoco deja de lado el humor, aunque está mucho más diluido que en otras producciones de Pixar. Casi todas las bromas se canalizan a través de Sox (Peter Sohn), un gato robot que Alisha regaló a Buzz y que le ayuda emocionalmente, pese a que tiene muchos más usos. La condición de anciana convicta de Darby y la torpeza de Mo contribuyen asimismo a suavizar el componente dramático con una pizca de humor.

¿Demasiado seria?

Lightyear parte de una historia más o menos sencilla que desarrolla una trama un tanto predecible, que aun así logra mantener su solidez a lo largo de la hora y cuarenta y cinco minutos que dura el metraje. Es cierto que hay momentos que se hacen algo pesados, quizá porque le falta un poquito de sentido del humor.

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De un tiempo a esta parte, Disney está haciendo esfuerzos para que sus personajes sean más diversos. Esto le ha costado el veto en algunos países que no toleran algo tan normal como un beso lésbico.

¿Hasta qué punto es importante corregir un fallo? Lightyear es uno de esos personajes que no tolera el error bajo ningún concepto. El mensaje que se proyecta en la película es positivo, porque demuestra que el fracaso es una parte intrínseca de lo que nos hace seres humanos. Y a veces, intentar revertirlo puede llegar a convertirse en un acto de puro egoísmo.

¿Llega Lightyear al infinito y más allá? Está cerca de hacerlo, pero tal vez le falte un último empujón de hipervelocidad.