El robot más pequeño del mundo: un cangre-bot con control remoto
Tiene forma de cangrejo, es capaz de caminar y saltar por el canto de una moneda. Y además se mueve por radiocontrol.
Imagina un robot que se mueve como si fuera un cangrejo, con el mismo aspecto y patas diseñadas para moverse así. Ahora hazlo tan pequeñito que el canto de una moneda es como una acera de calle para él. Esto es lo que ha hecho un equipo de científicos que ha construido el robot por control remoto más pequeño de la historia, con apenas medio milímetro (menos de una quincuagésima de pulgada) de ancho.
CangreBot
Los robots excesivamente pequeños tienen un gran número de usos potenciales, desde ayudar en procedimientos quirúrgicos hasta reparar maquinaria en espacios donde no cabe una llave inglesa. Cuanto más pequeños sean, más escenarios podrán utilizarse. Y este robot que nos ocupa parece y se mueve como un cangrejo en miniatura, una forma elegida por "capricho creativo", según los investigadores. De hecho, las técnicas que han desarrollado pueden servir para desarrollar robots diminutos con casi cualquier forma que se desee.
"Nuestra tecnología permite una variedad de modalidades de movimiento controladas y puede caminar con una velocidad media de la mitad de la longitud de su cuerpo por segundo", dice el ingeniero mecánico Yonggang Huang, de la Universidad Northwestern de Illinois. "Esto es muy difícil de conseguir a escalas tan pequeñas para los robots terrestres".
La tecnología en la que se basa el robot se desarrolló originalmente hace ocho años y no se diferencia de un libro desplegable: las piezas del robot se fijan a un sustrato de caucho estirado y, cuando el material se relaja, el dispositivo adopta su forma. Calibrando cuidadosamente las piezas de la base, se puede controlar con precisión la forma del robot. Un enfoque similar se utiliza con las piezas móviles del robot, que están hechas de un material de aleación con memoria de forma. Estos materiales cambian de forma según se calienten o no.
El robot más pequeño del mundo
Los láseres, que actúan como control remoto, se utilizan para calentar partes específicas del robot y, cuando esas partes cambian de forma, impulsan al cangrejo hacia adelante. No se necesita una fuente de energía ni un motor, y una fina capa de vidrio garantiza que los componentes vuelvan a su forma original cuando se enfrían.
Apuntando los láseres a diferentes secciones del robot-cangrejo, los investigadores son capaces de establecer la dirección de locomoción. Ajustando la frecuencia del barrido láser, se puede modificar también la velocidad de movimiento del robot.
Este es el siguiente paso en una tendencia que ha visto cómo los robots son cada vez más pequeños, ya sea para hacerlos más resistentes a las fuerzas externas, para orientar los fármacos al tratamiento de enfermedades o para construir estructuras modulares más grandes a partir de piezas más pequeñas.
Usos potenciales
Los investigadores afirman que su nuevo proceso tiene mucho potencial: por ejemplo, pueden conseguir que los robots giren y salten utilizando las mismas técnicas. Siempre que el robot esté dentro de la línea de visión del láser, puede ser manipulado a distancia.
"La robótica es un campo de investigación apasionante, y el desarrollo de micro-robots es un tema divertido para la exploración académica. Podríamos imaginarnos a los microbots como agentes para reparar o montar pequeñas estructuras o máquinas en la industria o como asistentes quirúrgicos para limpiar arterias obstruidas, detener hemorragias internas o eliminar tumores cancerosos, todo ello en procedimientos mínimamente invasivos”, explica el científico de materiales John Rogers, de la Universidad Northwestern.