Monster Hunter Rise: Sunbreak, impresiones. Expansión de la fórmula sin riesgos

Ya hemos visto algunos de los contenidos más destacados de Monster Hunter Rise: Sunbreak, la última entrega de la longeva saga de Capcom. Su lanzamiento, previsto para el próximo 30 de junio en Nintendo Switch y Steam, permitirá a los cazadores veteranos visitar lugares lejanos a Kamura… y enfrentarse a amenazas todavía más desafiantes. Te contamos qué hemos aprendido en la media hora de presentación a la que acudimos.

Elgado, tu nuevo punto de partida

Debes recordar que la expansión llega como continuación directa de los eventos de Monster Hunter Rise. De hecho, para acceder a Sunbreak debes haber completado la misión de 7 estrellas Dios del Trueno en la sala de reunión. Una vez finalizado, partirás rumbo a Elgado.

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Sus responsables describen este lugar como una base de observación marítima construida en las ruinas de un fuerte. En el arco narrativo de este contenido, el puesto fue construido con el objetivo de “investigar las anomalías” que genera el Dragón Anciano Malzeno, que como podéis imaginar será nuestro máximo rival que abatir.

Por sus calles podemos encontrar los principales roles clave que ya vimos en Kamura, solo que con una evidente renovación de su catálogo. Nos presentan a dos personajes. La primera es Minayle, que regente la herrería más popular de Elgado. La joven aprendió el oficio de manos de Hamon, y en Sunbreak pone en práctica sus conocimientos con un surtido de armaduras ligadas a los monstruos de la expansión. Aunque nos hubiera conocer en profundidad los rangos maestros de las armas y armaduras, Capcom nos emplaza a "próximas fechas”.

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El segundo personaje en aparecer es el Maestro Arlow. El veterano cazador lleva el negocio de la arena en el puesto de avanzada. La mayor parte del tiempo tiene la responsabilidad de ofrecerte nuevas misiones que te guíen más allá de los muros de Elgado, pero también es la llave para otro de los contenidos inéditos: las misiones de compañero. Estas cacerías para un jugador son tareas que nos reclaman algunos de los rostros más conocidos de Monster Hunter Rise. Quienes demanden tus servicios se unirán a tu misión para combatir a tu lado. Tranquilo: si la IA se desmaya no recibirás penalización.

Oportunidades en Bastión: de fortalezas abandonados a paisajes helados

Capcom nos pone como espectadores de lujo para la primera cacería en Bastión, el gran escenario de Sunbreak. Las dimensiones de este mapa son algo más grandes que lo visto en el juego base. El estudio ha concentrado una variedad de ambientaciones dispares en un solo lugar, sin transiciones ni tiempos de carga.

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La zona jugable gira en torno a una fortaleza abandonada de grandes dimensiones. De hecho, los cazadores de la batida comienzan la misión envueltos de una neblina densa, que advierte de los peligros que acechan más allá. De bosques frondosos pasamos a cavernas heladas, un pueblo abandonado, un pequeño puerto que antiguamente se utilizaba para el comercio marítimo… Da para mucho el fragmento que se nos muestra.

La fauna se amplía con novedades relevantes. El Cordóptero Dorado, por ejemplo, aumente el número máximo de drops obtenidos de los ataques a los monstruos montados. Su versión Rubí, en cambio, permite aumentar el daño infligido por el movimiento vengador también al tomar las riendas de un monstruo, además de mejorar la recuperación de nuestros Cordópteros.

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Otra modificación pasa por la eliminación de los límites al correr por los muros: ahora no se requiere realizar un wiredash para continuar la carrera. Capcom espera que con este cambio sea “más fácil navegar por el escenario”. Se unen a las alteraciones de la Araña Marioneta, que ofrece una cuerda más robusta que su pariente en Rise. Con ella puedes empujar a las bestias hacia el suelo o hacia las paredes, lo que crea una ventana de ataque más amplia de lo normal.

Lunagaron, el primer combate en Sunbreak

La cacería que nos presenta Capcom tiene como protagonista a Lunagaron, uno de los monstruos que debutan junto a la expansión. Forma parte del trío de Señores que conforman los antagonistas a derrotar. Y vaya si hace gala a su fama. El combate es espectacular. Los cuatro cazadores deben realizar casi todos los movimientos de su repertorio para decantar la balanza a su favor; la estrategia lo es todo.

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Este Wyvern se oculta en la caverna helada de Bastión, por lo que puedes imaginar el elemento que destaca. Su color blanco helado esconde una sorpresa cuando enfurece. Su cuerpo tiene un órgano que le permite regular su temperatura corporal al tomar aire y hacerlo circular por todo su organismo. De su espalda se erigen afilados cuchillos de hielo, tan peligrosos como sus garras.

Uno de sus ataques más peligrosos lo realiza cuando está erguido. A dos patas se abalanza hacia ti como un tanque moviendo con velocidad sus garras. No por nada se le conoce como “el Dragón Lobo Helado”. Durante el combate se cruza con un Garangolm, otra de las bestias inéditas de la expansión. Este combate a tres desvela otra de las funciones añadidas. Ahora podrás elegir qué acción realizar cuando un monstruo se encuentra en estado montable. Que al atacar te pongas encima de él es cosa del pasado.

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Afilando tu arma

Lo cierto es que lo visto en estos 30 minutos dejan una cosa clara: Capcom extiende las bases de Monster Hunter Rise de una manera conservadora. Es la expansión que puedes esperar de un título ya de por sí exitoso, a tenor de lo comentado en nuestro análisis. Queda por ver a cuántas cacerías nos enfrentaremos, qué motivos nos proponen para seguir empuñando nuestra arma y de qué manera funcionan las habilidades intercambiables en mayor profundidad. Lo que vemos nos gusta.