Rumbo a Star Wars: Obi-Wan Kenobi | Una galaxia marcada por Episodio III
Los acontecimientos se precipitan al final de La Venganza de los Sith, pero se han ido gestando a lo largo de las décadas anteriores.
Al final de la Alta República, la corrupción ya había empezado a corroer los cimientos políticos de la institución. La Orden Jedi, antaño garante de la paz, sucumbió poco a poco a su propia arrogancia. Tan ciegos estuvieron que no lograron dilucidar que un Señor Sith se había infiltrado hasta el corazón de la República Galáctica. Sheev Palpatine, senador por Naboo, urdió las triquiñuelas que lo llevaron a ser canciller supremo y posteriormente emperador. Todo ello desembocó en los hechos narrados en Star Wars Episodio III, cruciales para entender lo que veremos en Star Wars: Obi-Wan Kenobi, la nueva serie de Disney+.
El destino de la galaxia se decide en una serie de momentos concretos, instantes que reflejan la ceguera de los Jedi y la puesta en práctica de un cuidadoso plan orquestado por Darth Sidious. La Orden supo del regreso de los Sith cuando Qui-Gon Jinn y Obi-Wan Kenobi lucharon contra Darth Maul. El propio Conde Dooku llegó a advertir al maestro Kenobi de que un señor oscuro gobernaba la galaxia en las sombras, pero entre el velo de las medias verdades y las mentiras no lo creyó posible. Luego comenzaron las Guerras Clon, también resultado de los tejemanejes de Sidious.
Star Wars: Obi-Wan Kenobi transcurre 10 años después de que Palpatine se hiciera con el poder supremo. Con la ayuda de Darth Vader, el Imperio Galáctico amenaza con aplastar a los Jedi de una vez y para siempre. En las siguientes líneas nos centraremos en los acontecimientos que ocurrieron previamente.
Muere el General Grievous: el final de las Guerras Clon
El conflicto bélico entre la República Galáctica y los Separatistas se conoce como las Guerras Clon. Durante esa época, los Jedi recibieron cargos militares y perdieron su esencia de guardianes de la paz, se convirtieron en soldados. Combatieron junto a los clones, un ejército creado en Kamino a imagen y semejanza de Jango Fett, un letal cazarrecompensas. Lo que ninguno llegó a descubrir hasta que ya fue demasiado tarde es que Darth Sidious, el canciller supremo, manejaba todos los hilos de la guerra a su favor.
Detener al general Grievous pondrá fin a la guerra, aseguraba Palpatine. Este escurridizo personaje, ya casi androide al completo, llegó a secuestrar al canciller supremo. Por supuesto, la artimaña fue puesta en práctica por el propio Sidious, que durante su falso rescate sacrificó al Conde Dooku en manos de Anakin Skywalker (“¡hazlo!”, gritó sin disimular su entusiasmo). Tiempo después, Obi-Wan Kenobi recibe una pista y acude al planeta Utapau para enfrentarse a Grievous. Logra asesinarlo, pero lo que debería ser motivo de celebración se torna en desgracia poco después. Las Guerras Clon han concluido tras tres años de conflicto, pero otra etapa más tenebrosa ha comenzado.
Pesadillas de Anakin, caída en el Lado Oscuro y duelo con Obi-Wan
En Episodio III hay una magnífica escena en la ópera protagonizada por Anakin Skywalker y Palpatine. El Sith le deja entrever que Padmé Amidala puede ser salvada si experimentan con ciertos poderes vedados para los Jedi. Es la leyenda de Darth Plagueis, el maestro de Sidious que podía crear vida, pero no evitar su propia muerte. Al final fue asesinado por el aprendiz, es decir, Palpatine. El canciller va contaminando poco a poco la mente del joven Skywalker, que sufre las mismas pesadillas que tuvo cuando su madre murió asesinado por los Tusken. En sus sueños ve a Padmé morir en el parto, por lo que empieza a pensar en cómo puede desafiar a ese destino.
Palpatine, amigo y mentor de Anakin desde su llegada a Coruscant de niño, estaba preparando a su nuevo aprendiz. Se aprovecha de sus miedos para encaminarlo hacia el lado tenebroso de la Fuerza, pero su conversión en Darth Vader se produce verdaderamente cuando Anakin lo denuncia ante el Consejo Jedi y Mace Windu le pide que espere en la Cámara porque detecta su conflicto interno. Las dudas le remueven la conciencia, desobece la orden y evita que Windu mate a Palpatine, con el resultado de que el maestro Jedi sale despedido por la ventana y muere.
Poco después, uno de los momentos más importantes: el duelo entre Vader y Obi-Wan en Mustafar. El odio ha consumido a Anakin, hasta el punto de que casi ahoga a Padmé, que acude al planeta alertada por las palabras del Jedi. Lo que no sabe es que se ha introducido en la nave como polizón. La conversación deja claro que Ani ha sucumbido, los sables láser prenden y el duelo estalla. Llega un momento en que Obi-Wan se encuentra en terreno elevado y ventajoso, pero Anakin hace caso omiso a esa circunstancia y ataca. Como consecuencia de ello, Kenobi corta el cuerpo de su antiguo padawan por la mitad y lo deja morir abrasado en la lava de Mustafar.
Todo este episodio le hace sentirse culpable, lo que nos conduce directamente a la serie Star Wars: Obi-Wan Kenobi. Darth Vader, sin embargo, no murió: fue rescatado por Palpatine cuando todo parecía perdido. renació como Vader, ya con su armadura característica.
La Orden 66
Cae el general Grievous, la victoria es de la República Galáctica... pero ¿lo es de verdad? La identidad de Palpatine está a punto de salir al descubierto. Su duelo con el maestro Mace Windu le ha dejado cicatrices en el cuerpo, una circunstancia que aprovecha para denunciar ante el Senado Galáctico la supuesta traición de la Orden Jedi. A continuación, se autoproclama emperador entre aplausos. La situación la describe perfectamente Padmé Amidala en esa misma secuencia: “Así es como muere la libertad, con un estruendoso aplauso”.
Darth Sidious emite la Orden 66, que transmite automáticamente a los miles de clones desplegados en el campo de batalla. Gracias a productos como The Clone Wars, la serie de animación, se ha contado que los clones se volvieron contra los Jedi porque tenían un chip inhibidor implantado en sus cerebros. Incapaces de resistirse, matan a los que hace unos segundos habían sido sus compañeros de armas y amigos. Paralelamente, el joven Darth Vader entra en el Templo Jedi con un escuadrón de clones y asesina a sangre fría a todos los supervivientes, niños incluidos. Solo unos pocos Jedi sobreviven a la masacre, el bebé Grogu entre ellos.
El exilio de los Jedi supervivientes
El maestro Yoda hace un último intento de restaurar la paz y blande su sable láser contra el todopoderoso Darth Sidious, ya emperador del primer Imperio Galáctico. El duelo se produce en la cámara del Senado, donde el veterano Jedi intenta resistir a los continuos rayos de electricidad que lanza Palpatine desde las bancadas. Por un momento parece que queda un resquicio para la esperanza, pero Yoda pierde su sable láser y cae al vacío. Su próximo destino, el exilio en Dagobá. El Imperio recoge todas las espadas de luz y las quema, como se puede ver en el cómic Darth Vader: Lord Oscuro.
Obi-Wan Kenobi cambia la señal de aviso del Templo para evitar que los supervivientes caigan en la trampa de regresar, pues lo que les espera es la muerte. Luego, el maestro asiste al parto de Padmé Amidala, que fallece poco después con el corazón roto por la tragedia. Se decide que la niña, Leia, será enviada con el senador Organa, mientras que el muchacho, Luke, será devuelto a su familia en Tatooine. Obi-Wan permanecerá en el planeta desértico con el objetivo de velar por el bebé. Oculto de Palpatine; oculto de Vader.
Su próxima aventura, en Star Wars: Obi-Wan Kenobi, que se emitirá semanalmente en Disney+. Puedes consultar todos estos productos recomendados antes de disfrutar de la serie.