Arcane, final de temporada. Una serie imprescindible, aunque no te guste League of Legends

Este fin de semana ha llegado a la conclusión la primera temporada de la serie Arcane, cuyo éxito en Netflix desde sus tres episodios iniciales y el despliegue de recursos empleados en su creación ya dejaba entrever que esto había llegado para quedarse. La colaboración entre Riot Games y Fortiche, que ya data de algunos años atrás, ha dejado un poso estupendo y ha sido capaz de entusiasmar tanto a los fans del popular MOBA League of Legends como a muchos otros espectadores que jamás habían oído hablar del juego o de sus personajes.

Su impecable factura técnica, el trato a los protagonistas y una repetitiva pero cuidada cadencia en el desarrollo de los acontecimientos han hecho de Arcane una propuesta inusual y bienvenida, pero eso solamente va a hacer todavía más larga la espera hasta el estreno de la segunda parte (con toda probabilidad finales de 2022 o 2023).

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Arcane propone a lo largo de sus 9 episodios lo que viene a ser una historia de orígenes, que siempre tienen gran aceptación entre el público, pero siempre con la perspectiva puesta en el futuro. Resulta muy interesante que Riot mire hacia el futuro con su propuesta de animación y, por si había algunas dudas previas al último episodio, queda claro de forma meridiana tras el enorme cliffhanger del final. Y por supuesto porque la serie ha abierto multitud de arcos argumentales y apenas ha cerrado nada más que uno, aunque lo ha hecho a nuestro entender de forma magistral.

Una serie sin descanso y bien hilada capítulo a capítulo

La manera en la que ha llevado esta primera temporada también es algo digno de admiración; nunca ha habido momentos gratuitos, de “relleno” como se les suele llamar, porque siempre se ha utilizado el metraje para construir el momentum o para darle salida a la tensión. Este sistema de montaña rusa contínua, que casi parece el verdadero leit motiv de la saga, ha venido con un giro añadido: nunca nada sale del todo bien en Arcane. Y es que el verdadero análisis de la serie, el verdadero secreto de lo que nos quiere contar lo encontramos en el precio que los protagonistas pagan por sus actos, incluso cuando la intención en ellos era buena. Si cuando hicimos la reseña original de los capítulos 1, 2 y 3 nos preguntamos el por qué Riot había escogido Piltover y Zaun como el lugar donde localizar su serie - habiendo tantos otros mucho más “vistosos” en el mapa - es precisamente porque está repleto de personajes capaces de hacer lo peor sin llegar a ser malos y otros que buscando hacer lo mejor no consiguen hacer simplemente lo bueno.

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Este es siempre el ritmo en el que se mueven los protagonistas y la pista en la que sus creadores los hacen bailar, lejos de la magia, de los seres celestiales y Aspectos de divinidades que siendo muy interesantes dentro del lore del juego resuenan mucho menos con un público que no tiene por qué ser fan de él. Arcane es una historia fantástica con personajes fantásticos, sí, pero con situaciones y realidades mundanas de nuestro día a día. Arcane habla de los peligros de abrazar tecnología que no podemos controlar… pero también habla de política, de intereses económicos, de suburbios sometidos a la droga, de injerencias de naciones extranjeras. Y por supuesto también de amistad, de lealtad y del concepto de familia. Es muy difícil que no haya algo ahí que por lo menos resuene mínimamente con cada espectador.

Para los fans del lore del juego, el último capítulo es poco menos que un regalo avanzando lo que está por venir. No solamente el arco de los 4 protagonistas (Jinx, Vi, Caitlyn y Jayce) queda abierto sino que todos los secundarios nos han avanzado cosas que nos quieren contar y que van a tener a buen seguro un peso capital en la siguiente temporada. Desde Viktor a Singed, desde Heimerdinger a Ekko y pasando por todos aquellos a los que todavía no hemos visto pero que deben estar y a los que no han llegado aún a su evolución final. Los que esperaban una aventura autoconclusiva estarán un poco decepcionados pero existe la impresión de que la voz de la mayoría está de acuerdo en que si se mantiene esta calidad hay material para muchos, muchos capítulos.

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Salimos con muy buenas sensaciones de Arcane. Entró por los ojos gracias a la calidad de su animación y se quedó gracias a la construcción de los personajes y a la capacidad de crear una historia viva y coherente en un mundo apasionante. Y esa sensación de haber solamente vivido el principio, de estar - con todas las debidas reservas - ante lo que Iron Man significó para Marvel pero con el universo de League of Legends. Es un soplo de aire fresco, totalmente inesperado pero del que ahora no podemos prescindir.