Muere Sir Clive Sinclair, el padre del Spectrum
El padre de Spectrum, Sir Clive Sinclair, fallece a la edad de 81 años. Repasamos la trayectoria de uno de los inventores más prestigiosos del siglo XX.
Día triste para la industria. Sir Clive Sinclair, el padre de Spectrum, ha fallecido a los 81 años a causa de una larga enfermedad. El inventor fue una de las piezas clave para llevar los ordenadores domésticos a las grandes masas. “Fue una persona maravillosa. Por supuesto, él era tan inteligente y siempre estaba interesado en todo. Mi hija y su marido son ingenieros, así que charlaba sobre ingeniería con ellos”, declaraba Belinda Sinclair, su hija, en conversación a The Guardian.
Clive Sinclair, una pieza clave en la industria
La historia de Sinclair es fascinante. Con apenas 17 años dejó la escuela para cumplir su sueño: fundar Sinclair Radionics. Para ello, trabajó durante cuatro años como técnico para poder reunir el dinero suficiente para construir su propia compañía. “El quería hacer las cosas pequeñas y baratas para que la gente pudiese acceder a ellas”, explica su hija. Por ello, a inicios de los años 70 inventó unas calculadoras pequeñas y ligeras para que pudiesen encajar a la perfección en el bolsillo.
Cuando llegó su primer ordenador, el ZX80, revolucionó el mercado. Por 99.95 libras podías tener el primer modelo ya construido. De ellos vendió 50.000 unidades; su sucesor, el ZX81, reduciría su precio de entrada a 69.95 libras, alcanzando las 250.000 unidades vendidas. El propio Sinclair reconocía años después que lograron obtener 14 millones de libras en beneficios en un solo año.
Pero el gran salto llegaría con el ZX Spectrum en el 82, un ordenador que marcaría una época en el Reino Unido y en el resto de Europa, formando una parte imborrable de la juventud (y no tan juventud) de millones de aficionados en todo el continente, que entraban en contacto por primera vez con un ordenador y con la informática gracias a estas máquinas, cuya filosofía destilaba versatilidad a la par que control de costes, siguiendo la premisa de Sir Clive de crear productos accesibles para todo el mundo. Y aunque no fuera su intención. el micro-ordenador acabaría convirtiéndose en un auténtico tesoro para la creciente pasión mundial de los videojuegos, acumulando decenas de miles y contribuyendo decisiva pero indirectamente a la expansión de la industria del videojuego.
El éxito le seguiría en los años venideros hasta su primer gran tropiezo, que al mismo tiempo le costaría la venta de su negocio. El Sinclair C5 era un triciclo de propia invención motorizado por una batería eléctrica. Esperaba vender al menos 100.000 unidades en su primer año. Sin embargo, no logró cuajar en el mercado. Muchas voces discordantes apuntaban a la inseguridad de conducirlo al estar en altura por debajo del resto de vehículos. Amstrad adquirió la propiedad de su sector de ordenadores. Otra de las decepciones comerciales llegó con el Sinclair TV80, que hacía las veces de televisión portátil de bolsillo. Un invento fascinante que tampoco se recibió todo lo que bien que pensaba.
“Fueron las ideas, el desafío, lo que encontraba emocionante”, subraya Belinda Sinclair. “Él llegaba con su idea y decía ‘no tiene sentido preguntar si alguien lo quiere, porque ellos no lo pueden imaginar’”. Un tipo peculiar, que incluso nunca utilizaba en su día a día los inventos que llevaba al mercado.
Fuente: The Guardian