Road 96
Road 96, análisis. Cruzar la frontera en busca de un mundo más justo
Lo nuevo de DigixArt, los creadores de 11-11: Memories Retold, pone al jugador en la piel de adolescentes que quieren huir del país.
Petria se desangra. ¿Revolución o elecciones? ¿Hay algo que hacer o todo está perdido? Esas son algunas de las preguntas que se plantean los protagonistas de Road 96, la nueva obra de DigixArt, el estudio responsable de 11-11: Memories Untold. Al mismo tiempo, dichas cuestiones se formulan al propio jugador, que es el que maneja el destino de los adolescentes que tratan de cruzar la frontera de este país ficticio. El tema, muy en sintonía con los acontecimientos que están ocurriendo en el mundo real (Donald Trump y el muro de México), reflejan el dolor y las dificultades de un pueblo al borde del precipicio, devorado por el autoritarismo y la dictadura.
Road 96 se ha concebido como un videojuego de corte narrativo, un road trip con ciertos elementos procedurales, que se manifiestan en el orden de las distintas historias. Estos retazos argumentales van componiendo la fotografía completa de forma paulatina. Tyrak, presidente de Petria, gobierna con mano de hierro. Tiene a la prensa comprada y sabe cómo utilizar a la policía y a las fuerzas del orden para que cumplan con su voluntad. A sabiendas de que algunos intentan huir del país, ha colocado un muro en la frontera. Y como recordatorio permanente de que el orden ha de imperar, el recuerdo de un supuesto atentado ocurrido en 1986 no deja de resonar. Ese día atribuyeron el ataque a las Brigadas, un grupo revolucionario calificado ahora de terrorista, pero ¿es esa toda la verdad?
A las puertas de unas elecciones... ¿democráticas?
Es interesante el contexto elegido por los desarrolladores para ambientar la trama argumental. La nación de Petria se encuentra en el filo de la navaja, pero con un escenario electoral en el horizonte cercano. Tyrak se juega la presidencia ante Florres, la candidata liberal, solo que en realidad no se juega nada. O al menos eso es lo que piensan algunos de personajes del juego, que están convencidos de que el presidente ha doblegado el sistema para asegurarse la victoria de cualquier forma. No todos se resignan, por supuesto, pese a que los métodos sí se cuestionan. ¿El fin justifica los medios? ¿Es la violencia el único camino? ¿El voto puede cambiar el curso de las cosas? No son cuestiones fáciles de responder, pero sí son preguntas que aparecen una y otra vez durante la aventura.
A lo largo de ocho episodios, manejamos a distintos adolescentes, personajes cuyo objetivo es llegar a la frontera y salir del país. DigixArt ha optado por no dotarles de voz, es decir, se trata de personajes mudos que actúan en función de las decisiones del jugador. Quizá uno de los peros de Road 96 es que los protagonistas se diferencian solo por su perspectiva con respecto al futuro del país.
Las opciones de diálogo generalmente se basan en si este es proclive a la democracia, a la candidatura de Florres, o si su enfoque es más revolucionario y violento. También es posible encogerse de hombros y resignarse. Como al final es el jugador el que controla a los chavales, es fácil que todos terminen pareciéndose, porque después de todo, proyectamos nuestra manera de ver las cosas en ellos. De todos modos, se producen momentos de tensión ante algunas decisiones, que pueden cambiar el destino de un personaje irremediablemente y que se integran de forma muy natural en la narrativa.
Al principio de cada capítulo, elegimos a uno de estos adolescentes anónimos, que poco a poco recorren el camino hacia la frontera. Podemos ir a pie o coger un taxi o un bus, siempre y cuando tengamos algo dinero. También podemos hacer autostop o robar un coche si encontramos las llaves. Tan importante es interactuar con los personajes y sus historia como atender a nuestra barra de salud. Si se agota, automáticamente seremos arrestados por la policía. En consecuencia, es necesario vigilarla en todo momento.
Comer y descansar ayuda a reponer fuerzas, por eso el dinero también es crucial para sobrevivir. Sin él, es casi imposible adquirir alimento o bebida, a menos que algún habitante de Petria sea tan amable como para proporcionarnos alguno de sus víveres. A medida que avanzan los capítulos, también es posible aprender una serie de habilidades pasivas que nos permiten, por ejemplo, hackear máquinas o forzar cerraduras. Todas estas mejoras se desbloquean cuando ayudamos a los distintos personajes que pueblan el mundo de Petria.
¿Cómo funciona y qué implica la parte procedural del juego?
El componente procedural es bastante anecdótico, porque determina el orden en el que nos encontramos a los personajes principales y poco más. En líneas generales, esta estructura de la historia no genera demasiadas incoherencias internas, pese a que en alguna ocasión nos hemos topado con alguna cosa extraña: por ejemplo, habíamos hablado por teléfono con el pequeño Alex, un muchacho capaz de hackear cualquier ordenador que tenga en sus manos, los que se utilizaban allá por mitad de los años noventa. Poco después, nos lo encontramos cara a cara, pero no se menciona nada de esa conversación. Lo mismo nos ha ocurrido con Sonia, una deslenguada y manipuladora periodista, que a veces deja entrever su lado más amable (pocas veces, en realidad). Le causamos una mala impresión cuando le dijimos que estábamos a favor de los manifestantes, así que nos echó de su limusina. Días después, esa circunstancia pareció haber quedado en el olvido.
Lo mejor de Road 96 es conocer la historia de todos estos personajes con los que interactuamos en la carretera, en los vehículos, en la gasolinera o incluso en medio de un atraco. Con cada encuentro, descubrimos más información de lo que esconden, sus secretos y su posición con respecto a lo que está ocurriendo en el país. Afloran las dudas, el dolor del pasado y del presente, las expectativas de futuro y las relaciones, que se entrelazan entre unos y otros.
De igual modo, el usuario conoce detalles que tienen que ver con un personaje o unos hechos en cuestión y que los demás todavía no son conscientes. El argumento general se va moldeando a través de estos personajes, que directa o indirectamente son partícipes de lo que va a ocurrir a continuación. Con sus contrastes, todos tienen sus motivaciones, hasta el hilarante dúo de delincuentes Stan y Mitch, los criminales más torpes de Petria. El humor funciona estupendamente para equilibrar los instantes de tensión, que no son pocos.
Un 'road trip' que experimenta con distintas mecánicas jugables
Yoan Fanise, también director de Valiant Hearts —trabajó durante muchos años en Ubisoft— , ha construido una aventura que se apoya en la narrativa en todo momento. El guion es inseparable de la obra, pero el título va mucho más allá de hablar e interactuar con los habitantes de Petria. El componente lúdico se entrevera con la jugabilidad y se convierte en un punto a tener en cuenta. DigixArt ha introducido minijuegos que aportan variedad y que son perfectamente coherentes con la narración: desde esquivar coches en una persecución hasta observar cámaras de seguridad y tratar que no nos pillen en medio del acto. También se incluyen máquinas recreativas y pequeños juegos que redondean un producto ya de por sí bastante pulido.
En lo visual, el trabajo del estudio es bastante solvente, aunque hemos tenido problemas de tearing en ciertos momentos de la aventura. Además, nos hemos percatado de que ciertos NPCs que repiten mucho sus diseños (al hombre del bigote lo hemos visto por todas partes).
Life is Strange, la saga de Dontnot Entertainment (ahora en manos de Nine Deck) siempre ha utilizado la música con maestría. Nos ha resultado inevitable no pensar en esta saga mientras emprendíamos el camino hacia la frontera. La banda sonora, con temas indie siempre muy bien seleccionados, simbolizan el espíritu joven de los protagonistas, sus sentimientos, su melancolía y sus esperanzas. Road 96 tiene éxito a la hora de mantener su tono, aunque es complicado salirse de la línea que ha marcado DigixArt. El final puede ser distinto en función de las decisiones tomadas.
Análisis de la versión PC
Conclusión
DigixArt propone un viaje, una ruta hacia lo desconocido que es tan fascinante como aterradora. En este país dictatorial, los adolescentes huyen de su propia nación y lo arriesgan todo para cruzar la frontera. En su camino, estos se encuentran con otros personajes, cada uno con sus historias y sus relaciones. Poco a poco, los propios jugadores destapan los entresijos del argumento, muy ligados a las pequeñas y grandes historias de los personajes que pueblan Petria. Road 96 es un juego político con una trama política que se posiciona en una dirección muy concreta. A veces da la sensación de que las posiciones más radicales se salen de lo que los desarrolladores quieres que hagas con tu personaje. En ese sentido, que los protagonistas sean el reflejo de la voz del jugador impide que cada uno tenga su propia personalidad, a menos que el usuario experimente con distintos enfoques. Con todo, el argumento, los protagonistas y sus elementos más puramente jugables, unido a una genial banda sonora y un estilo visual bien elegido, hacen de Road 96 un juego muy a tener en cuenta.
Lo mejor
- Historia emotiva y bien narrada
- Todos los personajes principales
- Los minijuegos aportan variedad al conjunto
- Visualmente atractivo; buena banda sonora
Lo peor
- Algunas incoherencias argumentales debido a su componente procedimental
- El juego propone varias posiciones morales, pero da la impresión de quiere llevarte hacia la suya
- Ciertos NPCs tienen diseños muy similares
- Problemas de tearing
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.