Orfeo y Eurídice: el mito de la persona amada y perdida en los videojuegos
El amor es una fuerza más poderosa que la muerte. Hoy repasamos héroes de videojuegos que viajan al Inframundo con la fuerza del amor.
¡Feliz San Valentín a todo el mundo! Tanto si os gusta esta fecha como si no, nos merecemos alegrías, como un día frívolo en el que podemos tener un detalle con alguien especial en nuestra vida. Además, es un día perfecto para compartir una partida a uno de estos juegos pensados para disfrutar desde un mismo sofá. O también podemos conmemorar una historia de amor videolúdica, o aprovechar un evento de San Valentín como el que lanza Pokémon Go. En MeriStation también conmemoramos el día del amor y hoy hablamos de un arquetipo narrativo que nos encanta: la búsqueda de la persona amada en el Inframundo, o versiones modernas del mito de Orfeo y Eurídice.
Orfeo y Eurídice, amor post mortem
Ovidio en sus Metamorfosis recopila esta leyenda. Érase una vez un músico llamado Orfeo, cuyo talento con la lira era tal que amansaba a las bestias. Fue uno de los Argonautas que acompañó a Jasón en su búsqueda del vellocino de oro, y con sus música logró distraer a sus compañeros para que no cayeran víctimas de las cautivadoras voces de las sirenas. Su amada era una ninfa llamada Eurídice, quien se deleitaba con sus recitales. Un día, el dios cazador Aristeo se fijó en ella y la persiguió por el bosque con intención de someterla. La joven, durante su huida, recibió la picadura mortal de una serpiente. El afligido Orfeo decide emprender una gesta con la que desafía el orden natural de la vida: ir en busca de su amante al mismo Inframundo.
Con su lira, Orfeo encandila a Cerbero, el perro guardián tricéfalo que impide la entrada de los vivos al mundo de los muertos. Cuando el músico lleva su petición a Hades, dios del infierno, éste responde con reticencia. Sin embargo, su esposa Perséfone, enternecida por la resolución del muchacho y por su talento musical, convence a su marido para que cumpla un deseo tan desesperado.
Hades accede a devolver a Eurídice a la vida, pero con una condición: la ninfa seguiría al músico durante el camino de vuelta al mundo de los vivos, y durante el trayecto él no debía volver la vista atrás para comprobar que el dios cumplía con su promesa. Sin embargo, Orfeo acabó traicionando a su voluntad, y un vistazo fue suficiente para ver cómo perdía a su amada para siempre.
El mito de Orfeo y Eurídice ha sido uno de los más representados en la historia del arte. En el ensayo Orfeo en el discurso artístico: la pervivencia de un arquetipo (María José Sánchez Usón), se analiza: “Orfeo ha sido tratado como inspiración y temática por la gran mayoría de artistas de todos los géneros, tiempos y lugares, atraídos, sin duda, por el imperecedero hechizo de su lira. Ante esto, cabe preguntarse de dónde viene la fascinación que ha contribuido a popularizar y preservar la historia órfica, y la respuesta nos conduce a diferentes orígenes: Primeramente, de la atractiva dualidad que conjuga su mito, dos extremos: el amor y la muerte; la luz, representada en la naturaleza en todo su esplendor y en la radiante Eurídice, y la oscuridad, contenida en su catábasis o descensus ad inferos. Orfeo cautiva, también, por haber sido introductor de ritos y misterios, y, en suma, por toda la ambigüedad que rodea su vida y su muerte, susceptibles de un complejo simbolismo”.
Asimismo, Orfeo y Eurídice son la representación de un tópico literario clásico: el amor post mortem (amor más allá de la muerte). La editorial Es Poesía, en un blog didáctico de literatura, define este tema recurrente a lo largo de la historia de la literatura, en especial durante el Barroco y el Romanticismo: “El tópico literario amor post mortem busca reflejar la idea de que el amor traspasa todas las fronteras, incluidas las de la muerte. En este sentido, este tópico tiene un carácter de eternizar el amor a pesar de todos los pesares. Es un tópico que se utilizó mucho en el Barroco y el Romanticismo, que buscaba caracterizar el amor humano como algo que perduraba después de la muerte corpórea”. Perder a una persona querida es un golpe para el cual nunca estamos preparados, y a través del amor post mortem vemos reflejada esa desesperación por revertir la propias leyes de la naturaleza y recuperar a alguien que ya no está con nosotros.
Orfeo se niega a aceptar el destino, como muchos héroes trágicos griegos, y es capaz de embarcarse en una gesta peligrosa sólo para recuperar a su amor. Los videojuegos, por su lado, miran hacia a los tópicos clásicos para construir sus narrativas y en nuestras ludotecas encontramos varios ejemplos de amantes que desafían a la misma muerte para tener en sus brazos a la persona amada.
Orfeo y Eurídice entre píxeles
La misma leyenda griega ha contado con su propia versión en los videojuegos, con diferentes licencias para favorecer una experiencia jugable y sorprendente para el jugador.
The Battle of Olympus, para NES, nos presenta el arquetipo de la damisela en apuros con inspiración en la leyenda de Orfeo y Eurídice. En Nintendo Times analizan este título que no fue uno de los más conocidos de Nintendo, ni tampoco el mejor valorado: “Manejas a Orfeo, que debe rescatar a Helena, su amada recién fallecida, de Hades. Por supuesto, él es el dios del Inframundo y el antagonista principal del juego. El mundo de Olimpo está dividido en ocho regiones interconectadas. Cada zona contiene un dios diferente, como Zeus, Ares, Atenea y otros más que conocerás y que te ayudarán con tu misión”.
Terry Cavanagh también diseñó su propia versión del mito de Orfeo y Eurídice, llamada Don’t Look Back. En este título de disparos, Orfeo cambia su lira por una pistola, y debe superar una serie de plataformas para recuperar a su amada. Su dificultad forma parte de la propia narrativa, como describen en Jay Is Games: “El hades es un lugar difícil, pero también lo es el luto”. El mismo diseñador relató en Game Critics su intención a la hora de adaptar el mito a un shooter y cambiando el final de la leyenda por un desenlace que descolocaría al jugador: “La otra idea que tuve fue crear un juego que se mostrara como un shooter tonto o algo así, y darle un giro que colocara tus acciones en un contexto nuevo y mucho más interesante. Se me ocurrió versionar el mito de Orfeo y Eurídice mientras pensaba en cómo lograr esto”. Tras varios bocetos, el diseñador dio con un título satisfactorio para él: “Creo que el tema fantástico aportó algo nuevo al mito de Orfeo y Eurídice, que trata sobre la inseguridad en uno mismo, y de una forma que sólo un videojuego puede conseguir”.
En Persona 3, Orfeo es la persona del protagonista, lo cual resulta adecuado debido a la afición por la música que siente el joven y a la aventura en el Tártaro que tiene lugar dentro del juego. Por otro lado, no podemos olvidar la aparición de Orfeo y Eurídice en el videojuego Hades de Supergiant Games, donde Zagreo tiene la misión de reunir a los amantes.
No hay que olvidar el título surrealista Oikospiel Book I, una obra indie de David Kanaga que él mismo presenta así: “El Oikospielen Opera está desarrollando un festival de videojuegos épico y mundial llamado GEOSPIEL, cuyo estreno tiene fecha en 2100. Los empleados del teatro, organizados por el Sindicato de Animales Trabajadores, están intentando integrar en su grupo a los perros desarrolladores de Koch Games, pero estos cachorros tan leales adoran demasiado a su trabajo y a su jefe, Donkey Koch. ¿Habrá unión de Unity y comunidad, o prevalecerá la multiplicidad y el individualismo? El dinero se ha despertado. Plutón (el perro protagonista, llamado como la versión romana de Hades), ha capturado el espíritu de Orfeo, y Eurídice es la compositora principal de esta reforma operística del género de aventuras”.
El viaje al Inframundo por amor
Pero Orfeo no es el único enamorado que es capaz de desafiar a la misma muerte para recuperar a su amor. Algunas títulos han trasgredido el tópico y han elaborado su propia versión del amante que cruza el Inframundo para estar de nuevo en brazos de su pareja.
En Dante’s Inferno, asistimos a la versión hack n’ slash de la Divina Comedia de Dante Alighieri. El poeta italiano recreaba el amor post mortem a través de una obra en la que él mismo descendía a los infiernos en busca de su querida Beatrice. Visceral Games ofreció una versión más violenta, como estudia The Guardian: “Este Dante [del juego] no es poeta, sino un cruzado, que se ha enfrentado a la Muerte y ha ganado (por supuesto) y ahora vuelve a casa con la guadaña de la Parca al hombro. Por desgracia, la villa de la Toscana ha sido arrasada y Beatrice, su esposa de pecho voluminoso (cómo no), yace muerta en el jardín. Su fantasma le dice a Dante que debe rescatarla. En el original, es 'chica salva a chico'. Beatrice, fallecida a una edad temprana, contempla a Dante desde el cielo, ve que su alma está en peligro y envía ayuda. En el juego, no obstante, es Dante quien pelea contra abominaciones para salvar a la chica. A medida que desciende a los infiernos, los gráficos se vuelven poderosos y embrujadores, pero la historia es mucho más aburrida que en el libro. Mata un monstruo, luego a otro”.
Hellblade también nos ofrece una versión curiosa del mito de Orfeo y Eurídice. En lugar de ofrecernos la mitología griega como trasfondo, nos encontramos con un título inspirado en la mitología nórdica. En esta ocasión, además, no es un hombre protagonista quien va en busca de una mujer fallecida y con rol pasivo. Nuestra heroína es Senua, una guerrera celta que viaja a los dominios de Hela, diosa del reino de los muertos, para recuperar el alma de su amado Dillion. El periplo de la joven no sólo trata de la fuerza del amor, sino que nos ofrece una travesía por la torturada mente de la joven, con una honesta representación de la psicosis. Sin embargo, su desenlace amargo nos ofrece una lección que relatan en Zena: “una epopeya donde la protagonista y la antagonista son mujeres, donde se representa la enfermedad mental con veracidad y cuidado y donde la pérdida de un ser querido nos lleva a la conclusión de que la venganza contra la muerte misma es un acto traumático y fútil”.
Shadow of the Colossus es otra epopeya donde controlamos a un héroe enamorado. Wander es un muchacho sin las excelentes dotes físicas propias de la fantasía épica. Es un joven con un entrenamiento militar modesto, que se agota cuando realiza un esfuerzo superior como correr largas o distancias o pelea. Y, no obstante, es su amor quien lo lleva a visitar la Tierra Prohibida para rogar al dios Dormin que devuelva la vida a su amada. La tarea que debe hacer para cumplir su deseo no es desdeñable: deberá derrotar a dieciséis colosos que merodean por unas tierras inaccesibles y que sirven como un equivalente al Inframundo. Sin embargo, el desarrollo de la aventura de Wander queda lejos de ser triunfante. A lo largo de la partida, descubrimos que Dormin ha estado utilizando al muchacho como un recipiente para volcar los fragmentos de su alma y así restaurar su poder. Escapist Magazine desgrana el simbolismo que hay detrás de este título: “Está claro que Shadow of the Colossus es un juego estelar, pero también una parábola que nos enseña que el luto es algo que debemos superar. Quedarnos anclados en él, sin avanzar, nos causará más dolor a nosotros y a la gente que nos rodea. Cuando perdemos a alguien, no podemos huir, ni negociar con ello, porque al final nos acabaremos haciendo daño. Con Shadow of the Colossus y el fracaso de Wander, aprendemos un montón y crecemos como personas”.
Así, en los videojuegos encontramos a muchos héroes movidos por un amor más poderoso que la muerte. ¿Será la pasión suficiente para resucitar a la persona amada? ¿Cuáles son vuestros orfeos y eurídices preferidos?
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