El mito vampírico en los videojuegos
Repasamos la figura del vampiro en los videojuegos, desde la inspiración en Drácula hasta la adaptación de La Mascarada
El próximo 10 de septiembre la noche vuelve a envolver la ciudad con Vampire The Masquerade: Shadows of New York. Nos vamos adentrando en el otoño, época en las noches comienzan a reivindicar su territorio y se celebra Halloween. Los hogares se llenan de calabazas y decoraciones simpáticas terroríficas. Nos disfrazamos de criaturas y villanos que reconocemos del cine de terror clásico: brujas, zombis, hombres-lobo, momias… Y, por supuesto, no pueden faltar los vampiros. Esta figura mitológica que ha trascendido a la cultura popular es también el epicentro de muchas historias en videojuegos. El juego de rol La Mascarada tiene su propia saga, con Bloodlines 2 como el regreso de un título de culto. Tampoco debemos olvidar Castlevania y su influencia en todo un género, o Vampyr, que nos invita a experimentar la maldición con los dilemas éticos que derivan de ella. Hoy en MeriStation hablamos de vampiros inolvidables que hemos conocido en nuestra consola y PC, tanto los más tradicionales como otras versiones modernas.
En la revista cultural Democresía, se analiza el mito vampírico como fruto del miedo primordial hacia la muerte: “Desde tiempos ancestrales, las sociedades humanas han desarrollado creencias y supersticiones relacionadas con la muerte: desde aquellas que buscan religiosamente evitar el fin de la existencia, hasta aquellas que pretenden conseguir desesperadamente la inmortalidad. En este sentido, el temor a la muerte, los ritos vinculados a los enterramientos, el miedo a la depredación del cadáver, la idea de que la vida se encuentra en la sangre y la relación de ésta con diversas enfermedades, han constituido la base sobre la cual han surgido diversos mitos”.
Así, encontramos criaturas no-muertas y devoradoras de sangre en diferentes mitología: Lamia, amante castigada de Zeus y que se alimentaba de la sangre de niños; Lilitu, el demonio babiblónico que devoraba la sangre de recién nacidos; o el vampiro búlgaro, el alma de una persona malvada que salía de la tumba sediento de la sangre de los vivos. El historiador Bozhidar Dimitrov, estudioso de esta última leyenda, relata en Expansión cómo durante el rito funerario se clavaba una estaca al fallecido para impedir que éste se levantara.
A través de la literatura, se ha retomado la figura del vampiro basada en sus leyendas. El vampiro (The Vampyre), de John William Polidori; aportó con el personaje de Lord Ruthven una perspectiva romántica muy diferente a la del monstruo hematófago. Así, el vampiro pasaba a ser un aristocrático atractivo, pálido y encantador. La novela Drácula, de Bram Stoker, prosiguió con la versión de esta figura, inspirada por la figura de Vlad Tepes. Gracias al cine, el vampiro de Stoker adquirió una gran notoriedad y se ha convertido en uno de los mayores referentes del mito. Entre la dualidad del erotismo y el terror, el vampiro seduce a día de hoy al público de diferentes expresiones artísticas.
Castlevania: Drácula y Carmilla
La longeva saga de Konami tiene como a uno de sus ejes narrativos la figura de Drácula. No obstante, el juego no trata de forma fiel al vampiro de Stoker. En el ensayo Incarnations of Dracula (Ragnhild Jønsberg Aspeggen), se analiza la saga Castlevania y la perspectiva que le dio a Drácula como un villano rodeado de iconos del género de terror occidental: “Castlevania es una marca japonesa que no sólo se inspira en Drácula, sino en las fuentes que inspiraron a Drácula. […] La premisa se la saga es sencilla: somos un cazador de vampiros, y tenemos como misión atravesar el castillo laberíntico de Castlevania, derrotar a los siervos de Drácula y después acabar con éste. En cada entrega de la serie, se presentan ligeras variaciones a dicha fórmula. Desde el principio, Castlevania ha utilizado una plétora de tópicos del terror occidental clásico, tomados de Hammer Productions, Universal Movies y la literatura gótica. El jugador se enfrenta a enemigos que son versiones reimaginadas del monstruo de Frankenstein, la Cosa del Pantano, la momia, Mr. Hyde, la Parca y demás monstruosidades, todas ellas al servicio del su amo y señor el conde Drácula”.
Dentro de la saga de Castlevania, encontramos a una vampiresa que procede de la literatura victoriana: Carmilla. Procedente del homónimo relato de Sheridan Le Fanu, esta dama aparece como una de las súbditas de Drácula. En el ensayo Villains and vixens: Representations of Female Vampires in Videogames, se analiza cómo la Carmilla literaria supuso una transgresión del mito vampírico y cómo este se trasladó a la saga Castlevania: “Sheridan LeFanu había visionado un personaje mucho más subversivo: una mujer vampiro, un personaje disruptivo que había socavado los conceptos de conformidad y pasividad femeninas, y que se percibe como una fuerza desestabilizadora del 'constructo de identidad de género resultante de las jerarquías socioculturales' (Wisker 2017, 150). En una lectura hipersexualizada, las vampiresas se convierten en una mezcla de violencia, seducción, y una voraz sexualidad femenina”.
La narradora de la novela es Laura, una de las víctimas de una vampiresa que se dedica a seducir a muchachas bellas. En Castlevania, el ensayo cita la simplificación que el personaje de Carmilla, cuya orientación erótica es eliminada para encajar con la fantasía heterosexual: “Suele ser presentada por su criada Laura, y se la representa como una mujer de gran belleza que quiere conquistar y engañar al cazador de vampiros antes de asesinarlo. En otras ocasiones, sin perder su identidad como criatura femenina, aparece como un ente más espectral, desnuda o semidesnuda y montada sobre una calavera gigante. En sus versiones, los juegos destacan su capacidad seductora y la retratan como una peligrosa tentación que después sucumbe a una fuerza masculina”.
Además de Castlevania, cabe mencionar también Veil of Darkness, aventura gráfica con toques roleros de Event Horizon, en el que nos enfrentábamos a un Señor Oscuro inspirado en la figura de Drácula. En el combate final, no debíamos olvidar las normas a la hora de enfrentarnos a un vampiro: usar la luz solar, evitar su hipnótica mirada, proteger nuestro cuello y privarle de su ataúd de descanso.
Vampyr y el dilema ético del vampiro consciente
A través de este título de DONTNOD, se nos invitaba a encarnar a Jonathan Reid, un doctor recién vampirizado que debía lidiar con su nueva naturaleza, al mismo tiempo que se enfrentaba al constante dilema entre la propia supervivencia y la responsabilidad ética de matar para subsistir. Stephane Beauverger, director narrativo del juego, exploraba en una entrevista para IGN cómo habían abordado el mito vampírico desde dos vertientes para abordar la diferencia entre el bien y el mal: “Lo primero es que el vampiro es un monstruo consciente. Es un monstruo que sabe exactamente lo que es y tiene que confiar en el engaño para poder representar su verdadera naturaleza. A diferencia del hombre lobo o del zombi, no se trata de una máquina de matar sin cerebro y, como es inteligente, a veces sufre emocionalmente como resultado. Lo segundo, es que los vampiros son populares porque van de cuestionarnos a nosotros mismos sobre temas que son importantes para la humanidad: muerte, amor, sexo, seducción. Un vampiro es Eros y Tánatos juntos de manera perfecta”.
En Vampyr podemos alimentarnos de otros personajes, a los que podemos investigar y decidir si merecen morir. Beauverger contaba en GameCrate cómo a través de un vampiro consciente se explora el rol de verdugo: “En muchos videojuegos, te conviertes en el más fuerte, debes matar y sobrevivir. Pocas veces se invita al jugador a reflexionar sobre el hecho de que está matando individuos. Lo que nos fascina es poner al usuario en el núcleo de esta dualidad. Le decimos: eres el depredador, y conocerás a gente con su propia vida y sus problemas, con sus amigos, sus preocupaciones e inquietudes. Y tú decidirás si perdonarles o no. Siempre buscamos que se cuestionen el hecho de que están a punto de arrebatar una vida”.
La Mascarada: del vampiro moderno hacia una perspectiva madura
Vampiro: La Mascarada es uno de los juegos de rol de tablero más populares del género. Creado por Mark Rein-Hagen y White Wolf Game, se basa en el universo fantástico de Mundo de Tinieblas, que toma inspiración en novelas como Drácula, Crónicas vampíricas (Anne Rice) o Crónicas necrománticas (Brian Lumley). Ambientado en una época contemporánea y haciendo gala de estética punk-gótica, La Mascarada recibe su nombre es una de las normas de la sociedad vampírica: su objetivo esconder su existencia a la humanidad, mientras controlan la sociedad desde las altas esferas de poder. Los vampiros aquí pertenecen a un abanico de clanes, en los que se contemplan diferentes versiones del mito, desde el caballero sofisticado hasta la bestia bruta.
En el ocio digital, Mundo de Tinieblas ha tenido su propia saga de videojuegos. Con la próxima salida de Bloodlines 2, Paradox quiere aprovechar el resurgimiento del vampiro en ficción para traer una secuela que aporte mayor madurez al mito, según cuenta Nikaht Ali, productor de Paradox, en DualShockers: “Lo que me encanta de nuestra versión del mito vampírico es que es madura. Si observas otras obras actuales de vampiros, verás que se dirigen mucho al público adolescente. La gente que se crió con vampiros está deseando ver algo más maduro. Cuando nos hacemos mayores, tenemos ganas de ver esa madurez en los medios”.
Vampirismo, una condición extraordinaria en los RPG de Bethesda
Si bien el vampiro se ha presentado tradicionalmente como villano, encarnar a esta criatura de la noche puede convertirse en una atractiva experiencia, como nos han demostrado algunos títulos. Bethesda, en sus populares sagas de rol Fallout y The Elder Scrolls, nos plantea el vampirismo no como una maldición, sino como una condición especial a la que sacar provecho.
En Fallout 3, la hematofagia es una mutación que podemos adquirir durante la misión “Lazos de sangre”, concedida por Lucy West —personaje que hace referencia a Lucy Westenra en Drácula—. Si la seguimos, conoceremos a la Familia, un grupo de vampiros que ha desarrollado dicha mutación mediante la cual sólo pueden alimentarse de sangre humana. Si obtenemos afinidad con ellos, podemos adquirir esta mutación y sin renunciar a la comida convencional, con lo que obtendremos más salud de las bolsas de plasma.
No obstante, la hematofagia en Fallout no provoca efectos secundarios como la fotofobia. En cambio, en The Elder Scrolls se plantea como una enfermedad que, si deseamos, podemos adoptar como una condición crónica. Si un Sanguinare Vampiris nos ataca y pasamos tres días sin tratarnos, nos convertimos en vampiros. Con esto, nos volvemos hipersensibles a la luz del día, debemos mantener nuestra dieta hematófaga y llevar nuestra identidad con discreción para no ser cazados. Por otro lado, accederemos a hechizos únicos y muy poderosos. Cabe mencionar la expansión Dawnguard de Skyrim: en ella, nos podemos unir a la Guardia del Alba para combatir al vampiro Harkon, o bien aliarnos con éste y acceder abrazar nuestra identidad oscura con nuevos poderes.
Tanto como bestias chupasangre, como encantadores caballeros de la noche, los vampiros son una figura con una gran influencia en las narrativas más tenebrosas. Tal vez nos hayan hipnotizado durante nuestras partidas, pero la atracción que ejercen sobre nosotros es innegable. No obstante, es imposible dar caza en un solo reportaje a todos los vampiros. Como suele decirse, no están todos los que son, pero sí son todos los que están.