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¡Goku!

Dragon Ball Z Kakarot, vídeo análisis

Os mostramos en vídeo lo mejor y lo peor del nuevo juego de Goku que sale este viernes 17 de enero en PC, PS4 y Xbox One.

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Dragon Ball Z Kakarot, vídeo análisis

Ya está aquí. Han pasado varios meses desde que en el E3 se anunciara un juego de Dragon Ball desarrollado por Cyberconnect2, los mismos que han trasladado con fidelidad extrema la serie Naruto al mundo del videojuego. Y por encima de todo, de cualquier visicitud técnica o elementos detalles, lo que respira Dragon Ball Z Kakarot es precisamente eso: un homenaje a la historia de nuestras vidas. A la historia de lo que creó Akira Toriyama.

De hecho, la coletilla de Kakarot parece incluso demasiado personalista, teniendo en cuenta que controlaremos a Gohan, muchísimo rato por cierto, y a tantos otros como Piccolo, Vegeta, Trunks, Gotenks, Goten o Vegetto. Porque esta es la historia de todos, de los que conocimos al pequeño hijo de Goku con la bola de cuatro estrellas en la cabeza hasta los que también levantamos las manos para darle nuestra energía a Kakarot para que por fin pudiera vencer al mayor malvado que habíamos visto jamás: Buu.

¿Pero qué es exactamente Dragon Ball Z Kakarot? Principalmente, un Action RPG de mundo abierto en el que transitamos por la historia que nos sabemos de memoria, pero que seguramente nunca nos habían contado con tanto lujo de detalles. Porque sí, hemos empezado luchando con Raditz en infinidad de juegos de Dragon Ball. Seguramente por eso muchos habían optado por nuevas historias, como los recientes Xenoverse y FighterZ. Pero la cantidad de detalles, guiños al fan y lugares reconocibles está presente desde un primer momento. Desde que Gohan se pone a llorar si cuando estamos en el bosque con él, nos separamos demasiado. Pasando por Mutenroshi pidiéndonos encontrar una revista de las suyas que la tortuga le ha escondido, o viendo como Piccolo le lanza dos manzanas a Gohan para que sobreviva en medio de la nada durante su entrenamiento.

Kakarot es esto: un sinfín de detalles, de momentos que ya hemos vivido y que habíamos olvidado. No es nada habitual estar presentes en la búsqueda de las bolas de Dragón y esa partida de ajedrez que entre Freezer, Vegeta y Krilín se disputan las grandes esferas de Namek. Tampoco lo es entrenar en la cámara de tiempo hiperbólica para ver a Gohan transformarse en Super Saiyan. Ni mucho, mucho menos, jugar al béisbol en el instituto o sacarnos el carné de conducir con Piccolo. Es en los detalles cuando Kakarot nos gana. Si vamos caminando por la ciudad donde aparece Cell por primera vez, solo veremos ropa en el suelo. Ni un ciudadano. Si damos vueltas por el mundo tras el ataque de Super Buu, no habrá nadie, como debe ser.