Vambrace: Cold Souls, Análisis Switch

La empresa coreana Devespresso Games nos trae a Nintendo Switch —versión analizada—, Xbox One, PlayStation 4 y PC un videojuego que combina estrategia, roguelike, dungeon crawler y el género visual novel en un solo programa que, seguramente, nos haga tirar la consola por el balcón. Y es que Vambrace: Could Soul es de todo menos accesible al público general debido a su endiablada mecánica, su nefasto diseño —intencionado o no, quien sabe— y la falta de tutoriales o consejos en toda la aventura.

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La historia nos lleva a Icenaire, lugar que la heroína Evelia Lyric debe de salvar de las garras del Rey de las Sombras. El susodicho y tenebroso anti-héroe maldijo toda la región provocando que la misma se viera sumida en el hielo y azotada por una horda de no muertos con no muy buenas intenciones. Como suele ser habitual en todo título que contenga un mínimo de estrategia en su mecánica, la historia —aunque no muy trabajada— es parte esencial de la misma y ayuda a comprender mejor la situación con los momentos en dos dimensiones muy en la línea del género Visual Novel. Sin ser un punto altamente positivo en el juego, sí engancha lo suficiente como para seguir la trama hasta el final.

La muerte acecha en cada esquina

En Vambrace: Cold Soul no estaremos solos frente al Rey de las Sombras, un montón de mercenarios se nos unirán a la causa para salvar a Icenaire del reinado de este tirano. Como buen título con tintes de roguelike existe la muerte permanente aunque no para la protagonista si no para estos incautos peregrinos que acompañan a la heroína. Hay decenas de ellos claramente diferenciados en lo estético aunque no tanto en sus capacidades. Cada uno de ellos está versado en una de las diez clases disponibles en el juego aunque muchos comparten habilidades y hace que esta, en teoría, versatilidad, no sea lo que pretende ser. Ataques mágicos, a distancia, utilizando habilidades especiales o utensilios creados por ti mismo en el taller son algunas de las herramientas disponibles para combatir las amenazas.

El toque estratégico lo pone este apartado que acabamos de tocar; las clases de cada acompañante. No es lo mismo poner al más débil al frente del grupo que al más habilidoso en el uso de armaduras, ni tampoco aquél que no sepa distinguir una trampa de un trozo de queso. Para poder llegar a buen puerto en esta aventura es preciso saber equilibrar nuestro grupo tanto para el combate como para los eventos que puedan ocurrir durante las mazmorras, sin embargo no sabremos qué clase domina el nuevo integrante hasta que no se haya incorporado al grupo. Y por supuesto, contar con consumibles de curación como para parar un tren pues la muerte permanente acecha casi en cada escenario. Es posible crear estos objetos en el taller —junto a otros tantos— como comprarlos en las tiendas y el dinero será, básicamente, invertido casi en su totalidad para la compra de este bien preciado.

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Entremezclado en este cúmulo de géneros videolúdicos encontramos toques RPG gracias al uso de objetos —como hemos comentado arriba— y a la equipación de armas y armaduras que otorgarán bonos en las estadísticas del grupo de héroes. Son un bien preciado pues los combates pueden hacerse bastante tediosos y ver la vida de los enemigos bajar no es algo relativamente sencillo o rápido. Cualquier objeto que nos ayude a terminar esta epopeya es bienvenido.

Que digamos que el juego es un auténtico desafío no es algo baladí. No solo nos abordarán enemigos a cada paso o situaciones donde el escenario nos afecte negativamente, también hay que contar con la alta aleatoriedad de cada situación. Existen además eventos que funcionan a modo de minijuegos donde el jugador debe tomar ciertas decisiones en base a su opinión y donde la suerte juega un papel muy importante; o lo que es lo mismo, la máquina decide si has tenido éxito o no. Por otra parte los jugadores pueden reponer sus fuerzas en las hogueras ubicadas —con muy mala leche— por el mapeado, al estilo Dark/Demon Souls ya que el vigor de cada integrante del grupo desciende a medida que pasa el tiempo. Todo en Vambrace: Cold Soul está diseñado para que nos estampemos contra un muro y la prácticamente nula ayuda que se nos da para comprender el videojuego refuerza aún más esa sensación de frustración a cada paso que damos. Es un título donde el esfuerzo mental y psíquico está siempre presente y donde llegar a los créditos finales no es apto para todo tipo de público.

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Entra por los ojos

En lo visual y sonoro cabe destacar que llega a nuestro país en completo castellano. No tiene la misma prosa que cualquier texto de Arturo Perez-Reverte pues existen bastantes fallos en la localización pero al menos te permite seguir la historia sin problemas, algo que se agradece dada la densidad del título. Los diseños de los personajes son de corte japonés, con trazos de cómic que son muy agradables a la vista. Tanto escenarios como los personajes que nos encontramos durante la aventura están llenos de detalles y son bastante diferentes entre sí, salvo algunas mazmorras y enemigos. Todas las localizaciones, eso sí, con tintes lúgrubes muy acordes a la temática de la historia.

La acción transcurre mayormente en un plano de scroll lateral en dos dimensiones aunque hay momentos donde el decorado nos permite manejar a la heroína en un mapeado cenital, como si de un RPG de la época de los 8bits se tratara. Los combates, por otra parte, se juegan como si de Darkest Dungeon se tratara aunque con una interfaz compleja y venida a menos. La banda sonora se acomoda bastante bien a la trama, sin piezas claramente diferenciales pero tampoco con agujeros negros que nos hagan apagar el sonido.