La hemos probado
Smach Z: la consola española que estuvo nominada en los premios del E3
Steam en modo portátil.
Hace ya bastante tiempo que Smach Z está en producción. Se presentó hace tiempo como el gran proyecto que iba a trasladar en formato portátil la experiencia de jugar en PC. Eso se traduce, hablando en plata y de manera rápida, en poder jugar a Steam en una consola portátil y compacta. Algo que muchos han querido hacer y que no siempre ha salido como se esperaba. Algunos problemas con el anterior proveedor detuvieron el proyecto, exitoso en Kickstarter, pero en los últimos meses han vuelto a la palestra con modelos casi listos que estuvieron presentes en el E3 de Los Ángeles y, claro está, en la Gamelab. ¿Cómo funciona Smach Z? Estuvo nominada como mejor hardware de la feria angelina.
Decir que en mi caso personal, el último año he estado jugando con GPD Win 2, otro proyecto similar de una empresa con recorrido en este campo y que te permite tener en un modelo de consola portátil, un mini PC en el que poder jugar a Steam, emuladores, juegos Windows y todo lo que harías con un Windows 10 instalado. Smach Z apunta en la misma dirección, aunque con un formato diferente. GPD es una consola muy compacta, que se puede asemejar a una Nintendo DS, pero con un problema: dedica una gran cantidad de espacio al teclado, algo que acaba afectando a su diseño por la posición de los sticks analógicos. Smach Z tiene un formato de consola más alargada (y pesada), con una pantalla algo mayor y una disposición pensada para jugar al 100%.
Pantalla de seis pulgadas con una resolución de 1920x1080p, stick izquierdo, varios botones y dos controles hápticos a ambos lados que suponen su gran diferencia respecto a otros dispositivos. No hay cruceta, tampoco stick derecho. Algo arriesgado -nos explicaron los desarrolladores que trabajan en un add-on que añade cruceta encima del control háptico que se quiera- pero que al menos en el control de la cámara en shooters -pudimos jugar a DOOM- no era un problema.
El resto de carácterísticas iba destinado a una batería que puede durar hasta cinco horas, aunque depende del juego puede bajar un 50%, disco duro SSD de hasta 256 gigas y DDR4 RAM de hasta 16gb. Decimos “hasta” porque va a salir con varios modelos, donde cambia tanto la RAM (4/8/16) como la capacidad del disco duro. Todo ello con un procesador AMD Ryzen Embedded V1000 y una gráfica Radeon Vega 8. Es en este punto donde flaquea más la plataforma -algo que pasa con GPD- ya que el rendimiento de la tarjeta está lejos de otros modelos. Tiene varias conexiones, entre ellas mini jack y USB-C, y espacio para introducir tarjeta micro SD.
Pudimos probar tres juegos con la plataforma. Lo primero y más destacado era ver como se sentía la plataforma. Es algo pesada, más que otras portátiles mucho más compactas en grosor y gramos, pero no se siente incómoda. El uso del panel háptico para hacer de ratón o mover la cámara tampoco no incomodaba y la posición de los controles en general se adapta a las manos del jugador sin problema.
El primer título que vimos en movimiento fue DOOM de 2016, un juego que se veía bastante bien y se podía mover a unos 30 fps con algunas caídas. El control respondía bien y pudimos ir matando demonios, saltando y escalando sin demasiadas complicaciones. Es cierto que aunque estas plataformas tengan una resolución de 1080p, por las carácterísticas sobre todo de la tarjeta gráfica, funcionan y tienen un rendimiento superior cuando la resolución es inferior y hace que todo fluya. Con este tamaño de pantalla, los 1080p tampoco son tan necesarios para que se acabe viendo bien, por lo que echamos en falta en nuestro test algunas configuraciones que apostaran por un rendimiento superior a costa de la resolución.
Esto se hizo evidente en Monster Hunter World, donde el juego además de moverse en settings bajos, tenía un framerate que estaba en los 20 fps. Teniendo en cuenta que se han visto pruebas de juegos como GTA 6 a 60 frames por segundo y que por sus capacidades, ha de ser capaz de mover mucho mejor los juegos, notamos que faltaba calibrar de alguna manera más óptima estos juegos de envergadura. En GPD Win 2, juegos como Dark Souls o Dragon Quest XI sufren con resoluciones de 720p para arriba, pero con alguna configuración inferior -donde la resolución se resiente, pero por el tamaño de la pantalla aguanta el tipo- funcionan de maravillas, algo que aquí con 16 gigas de RAM debería ser mejor.
Por último, probamos Cuphead, un título que encaja como un guante y que se veía perfectamente sin ningún problema de rendimiento. De hecho, es evidente que este tipo de plataformas para juegos de exigencia media, para emuladores y juegos antiguos tiene potencia de sobras para poder hacer lo que decíamos al principio: un ordenador en formato de consola portátil.
Todavía quedan algunos meses para que Smach Z salga a la venta y veamos si tiene algún cambio o matiz distinto en su versión final, que en todo caso se ve ya totalmente avanzado. Será entonces cuando veremos si consigue dar un paso al frente respecto otras propuestas o se queda todavía un escalón por debajo de todo aquello que se le presupone a un Steam portátil. Algo está claro: llamó la atención y fue una de las piezas de hardware nominadas a mejor hardware en los E3 Awards, aunque su rendimiento no conseguía demostrar tener mayor potencial que otras propuestas como la GPD Win 2 y su ergonomía -tamaño y peso- tampoco ayudaban.