Roccat Vulcan, análisis de un teclado rompedor
Los alemanes Roccat presentan su particular visión de los teclados mecánicos
El hardware generalmente se pondera en función de sus frías cifras. Frecuencias, capacidades, latencias, temperaturas, FPS… sin embargo hay un hardware en el que los números quedan por detrás de lo que realmente es importante en ellos: que encaje con cada uno de nosotros. Hablamos de los HID, Dispositivos de Interfaz Humana, que son aquellos que tocamos, que manejamos directamente, los que realmente nos permiten comunicarnos con un PC.
Teclados y ratones tienen sus especificaciones técnicas, claro que sí, pero su contacto directo con nuestra “humanidad” confiere importancia a características ajenas al resto del hardware. Estos dispositivos tienen que estar adaptados al tamaño de nuestras manos, al de nuestro escritorio, al tacto que nos resulte más agradable, ya sea cálida goma o frío aluminio, a nuestra técnica para teclear y, ahora más que nunca, a nuestros gustos en cuanto a luces y colores. Hablamos de sensaciones, emociones y todo ese tipo de preferencias personales que a veces no podemos ni explicar y mucho menos valorar.
Es por todo esto, por esas sensaciones y gustos, que cuando Roccat presentó el Roccat Vulcan el pasado Computex, aun sin conocer ninguna de sus prestaciones, de esas fría cifras que contenía en su interior, ya queríamos uno.
El fabricante alemán Roccat no es precisamente la marca que nos viene a la cabeza cuando pensamos en diseños revolucionarios o, en general, grandes hitos en el mundillo del hardware gaming. Se trata de un fabricante que prima el cociente calidad/precio, con productos correctos, quizá algo conservadores, pero efectivos y duraderos. Vamos, muy alemán. Sin embargo con el Vulcan han dinamitado completamente esa dinámica.
Hablando de sensaciones y gustos, hemos de empezar por el diseño de este teclado, su estética. El primer término que nos lleva a la cabeza es el de ligero. El teclado es muy delgado, apenas supera los tres centímetros en su extremo más ancho. Su peso, para ser un teclado mecánico de 120 teclas y placa de aluminio, ronda el kilo. Lamentablemente no han lanzado una versión TKL, sin teclado numérico.
Son sus teclas, sus “keycaps”, las que de verdad sugieren esa levedad que acaba siendo uno de los principales argumentos de la estética del Vulcan. Se trata de teclas más propias de los teclados “chiclet” de los portátiles, con un grosor de entre 2 y 3 milímetros.
Las teclas se alinean entre ellas en una superficie completamente plana, sin diferencia de altura entre las que forman las distintas filas, resultando visualmente muy atractivo. Bajo las mismas, el mecanismo en sí, el “switch”, es transparente, incrementando aún más la descrita sensación de un teclado muy liviano.
Y bajo todo ello, una placa de aluminio cepillado que, si bien es un recurso muy utilizado en los teclados de gama alta, en éste concretamente aporta otras razones de ser que van más allá de conferir al periférico mayor resistencia y rigidez. Por otra parte, la altura de los switches y las teclas impide que la suciedad se acumule entre ellas, resultando muy fácil deshacerse de cualquier resto. Incluso su configuración sugiere que un vertido de fluido sobre el teclado no va a ser tan catastrófico como en un teclado convencional, si bien no cuenta con certificación de resistencia al agua.
Además de práctico, resulta precioso a la vista y luce a la perfección tanto en el escritorio de un jugador, como en un despacho. Y aún no lo hemos conectado…
RGB, RGB, RGB...
Como llevamos todo el análisis hablando de gustos personales, el que firma este análisis ha de reconocer que cada vez odia más los leds RGB. Si bien tienen una utilidad obvia en algunos casos, la fiebre de los últimos años de ponerle RGB absolutamente a todo acaba por hastiar. No por la estética, sobrecoste y condicionamiento del resto del diseño, que también, sino por el empeño de los fabricantes en buscarle utilidad a algo que no la tiene, tratando de huir de la trivialidad que supone asumir que a todos nos gustan las lucecitas de colores.
Sirva esta confesión para dar mayor valor al hecho de que la iluminación de este Vulcan me ha gustado. No abandono la idea de que el único sentido de meter leds a un teclado es poder escribir en la oscuridad y que todo lo demás sobra, pero la experiencia con la iluminación AIMO de Roccat se aleja tanto de lo visto hasta ahora que, quizá por esa innovación, ese cambio de rumbo, por fin me convence un teclado RGB y sus dichosos 16,8 millones de colores.
Y no es que Roccat haya inventado nada revolucionario. Sencillamente se han apartado un mínimo de la dictadura de diseño que marcaba el ubicuo fabricante Cherry y ha fabricado sus switches en plástico transparente.
El diseño, como luego veremos, salvo en algunos pequeños detalles es idéntico al de los teclados Cherry y, por extensión, a los usados por los fabricantes que han seguido su estela, como Razer, Logitech… En este diseño el “interruptor” o switch mecánico se encuentra centrado bajo la tecla y eso provoca que el led RGB que la retroilumina pierda mucha luz provocando, además, que el carácter de cada letra se tenga que dibujar en la mitad superior de ésta para poder ofrecer el máximo brillo.
El diseño de Roccat mantiene el interruptor centrado y el LED en el mismo lugar, en el extremo superior, pero al hacer transparente el switch y ponerle inmediatamente debajo una base de aluminio, consigue que la iluminación afecte a todo el teclado, que se reparta homogéneamente por toda su superficie, no limitándose a los caracteres y al contorno de las teclas.
Para aprovechar esta iluminación el teclado se configura por defecto con la iluminación AIMO, propia de Roccat, que genera diferentes flujos de luz atendiendo al uso que se está haciendo en cada momento. Es un efecto muy atractivo visualmente y, dado que no tiene realmente un patrón definido, no es tan fácil aburrirse de él. Sus cambios de color sugieren algo... orgánico, un pequeño espectáculo capaz de hacerse con nuestra atención.
Podemos confirmar que el Vulcan es el teclado que más iluminación RGB emite, con diferencia sobre los siguientes. Con su intensidad máxima, iluminará la habitación en nuestras noches de juego. A este respecto, como no podía ser de otro modo, la intensidad es totalmente configurable. Podemos definir su brillo, incluso apagarlo, además de elegir qué colores reproduzca, incluso tecla a tecla, o dejarlo en unos tonos fijos que combinen con el resto de nuestra “build”.
Ahora bien ¿es esto una ventaja? ¿Hemos caído también nosotros en el error de valorar un teclado por la luz que emite? No. Pero hay que citar esta característica como uno de los principales atractivos del producto que nos ocupa y que, de no ir acompañada con por el resto de hardware a la altura, nunca hubiese llamado nuestra atención.
Para acabar con el diseño, no todo podían ser alabanzas, ya que hay pequeños detalles que consideramos mejorables. El Vulcan incluye una rueda de volumen de audio, un añadido que consideramos imprescindible, acompañada de tres botones auxiliares para activar y desactivar el “mute” y para alternar entre controlar el volumen del audio o el de la iluminación. Es útil, claro está, pero el diseño nos parece algo discordante con el resto.
La rueda de volumen es muy cómoda al uso por ser muy grande, pero ese tamaño supone un pequeño peaje estético. Lo mismo que los botones, que toman una gran relevancia visual para la importancia que funcionalmente tienen. Y por último, siendo ya muy quisquillosos, sobre el extremo superior del teclado se han dejado a la vista la cabeza de dos tornillos “Phillips” que rompen con la “pureza” que estéticamente confiere el aluminio. ¿Era necesario dejar esos tornillos ahí, Roccat?
A este respecto, nos hubiese gustado más un control multimedia como el ofrecido por Roccat en sus Horde o la limpieza de un teclado sin marcos, como sus Suora.
Otro elemento que no nos ha gustado es el reposamuñecas. Estéticamente encaja y su fijación mediante imán es efectiva y limpia, pero no deja de tratarse de una pieza de plástico que se nos antoja innecesaria para un teclado tan delgado. Es de agradecer a Roccat la opción de comprar el Vulcan sin este añadido y ahorrarnos así su precio.
Muy bonito pero ¿funciona?
Hemos comenzado por la estética del Vulcan sencillamente porque es lo primero que percibiremos de él, pero el verdadero interés del artículo debería estar a partir de aquí porque, otra vez, tenemos un nuevo gallito en el gallinero de los switches mecánicos y, al igual que Razer o Logitech, los alemanes también parecen en disposición de darle un buen espolonazo a al viejo gallo Cherry con sus nuevos switches Titan.
Cherry ha dominado durante décadas el mercado de switches mecánicos. Dispone de variedad de producto y una calidad indiscutible, por lo que cualquier fabricante que pretendiera ofrecer lo mismo en sus teclados, optaba por ellos. Claro que también esa garantía de calidad y renombre hay que pagarla en forma de canon y, como vemos, cada vez son más los fabricantes que apuestan por fabricar íntegramente sus teclados y optimizar así costes.
En el caso de Roccat se ha contado con TTC para fabricar su diseño. Este fabricante se está convirtiendo en alternativa a Cherry o Kailh y, al igual que estos, tendrá sus defensores y detractores. Volvemos a hablar de los gustos…
Pero si nos centramos en lo que objetivamente nos ofrecen estos nuevos switches Titan de Roccat veremos cómo su diseño es prácticamente idéntico a los Cherry. De hecho, sus teclas mantienen las fijaciones que ese fabricante ha convertido en estándar y es posible poner en el Vulcan cualquier keycap Cherry o compatible, y viceversa. La mayor diferencia entre los Cherry y estos Titan consiste en dos refuerzos que cada tecla tiene a ambos lados de la cruz sobre la que se fijan. Así, siendo muy gráficos, si los interruptores Cherry se caracterizan por ser en forma de cruz +, los Cherry incorporan una especie de paréntesis a ambos lados (+) .
¿El resultado? Entendemos que ese añadido afectará a la estabilidad de la tecla cuando son presionadas hasta el fondo y a su durabilidad, algo que no es a despreciar cuando estamos hablando de teclas con solo un par de milímetros de grosor. Por otra parte, será un añadido que afecte al sonido de la pulsación, como luego veremos.
Si ahondamos en la tecnología del switch Titan lo que más sorprende es su gran sensibilidad, dado que su punto de activación es de solo 1,8mm. Esto es muy similar a las pulsaciones de un teclado clichet de portátil, solo que aquí tenemos 3,6mm de recorrido total, hasta que la tecla se detiene contra su base. El paso por esos 1,8mm es casi imperceptible; tan solo un mínimo cambio de presión, y no es “clicky”, es decir, no oiremos absolutamente nada al pasar por ese punto de activación.
Como hemos incidido en varios otros puntos de este análisis, esta configuración será algo que guste a unos y disguste a otros, atendiendo a su forma de teclear. Si somos un usuario que teclea muy rápido, acostumbrado a portátiles o teclados de membrana, esta configuración de switches nos encantará. Si por el contrario somos de aporrear las teclas, acostumbrados a llegar siempre al final de su recorrido, su sensibilidad y velocidad nos pasará desapercibida.
En todo caso, si nos olvidamos de las sensaciones, los switches Titan se muestran sobre el papel como unos de los más rápidos de la escena “gamer”. Y sí... pasamos de hablar de bonitas luces de colores, a hacerlo de milisegundos. ¡Es lo que tiene el actual mercado de teclados gaming!
Sobre el papel la escasa presión y recorrido que requieren los Titan ofrece una ventaja de milisegundos sobre otros jugadores que usen teclados convencionales. Y sobre el mismo papel quizá sea así, pero nosotros no podemos dejar de valorar en su justa medida lo que suponen un par de milisegundos en un proceso total en el que la latencia, ya sea por el resto de la tecnología o por nuestro propio tiempo de respuesta, siempre supera los 300ms.
Sin embargo Roccat insiste en ello y asegura que sus switches no cuentan con rebote y eso sí que permitiría restar latencia de forma apreciable. Siguiendo sobre la teoría, todos los teclados mecánicos fuerzan un retraso en la señal de cada pulsación para evitar que el rebote que produciría la propia pulsación sea detectado como una segunda pulsación. Roccat garantiza que sus switches no introducen ese retraso, al hacerlo inncesario evitando los rebotes. En definitiva estamos hablando de un puñado de milisegundos, pero este es el nivel en el que hoy estamos analizando el tope de la gama de teclados “gamer” que, por otra parte, han de justificar precios que no veríamos razonables frente al resto de teclados “normales”.
En la misma dirección va contar con una frecuencia de sondeo o “polling rate” de 1000Hz, dirigida también a recortar un par de segundos de latencia, y que ha pasado a ser una característica imprescindible en este tipo de teclados.
Más determinante para un jugador son otras funciones igualmente pensadas para juegos pero que sí podemos comprobar, como son la anulación de la tecla de Windows o el mal llamado “anti ghosting”. Con ese término se refieren a la capacidad del teclado de reconocer más o menos teclas cuando son pulsadas a la vez y que se denomina el “KRO” (Key Roll Over) del teclado, un término mucho menos comercial, suponemos. A este respecto el Vulcan es un NKRO, o lo que es lo mismo, lo mejor a lo que podemos aspirar dado que reconocería la pulsación simultánea de todas sus teclas.
Hemos de acabar hablando del software de configuración, el Roccat Swarm, pero no nos extenderemos más allá de confirmar que permite todo aquello que podemos exigir a un hardware de este nivel. Se puede configurar todo tipo de macros, cambiar las funciones de las teclas, personalizar hasta casi el absurdo la iluminación tecla por tecla e incluso añadir un “clic” generado por nuestra tarjeta de sonido a cada pulsación simulando ser un teclado “clicky”. Salvo que tengáis especial interés en alguna de estas posibilidades, se trata de un software prescindible dado que el teclado por defecto muestra la iluminación AIMO que es, con diferencia, lo mejor que puede ofrecer.
En cuanto a las configuraciones del Vulcan, podremos optar por el Vulcan 120, el analizado, con leds RGB y reposa muñecas (160€), el Vulcan 100, el mismo teclado pero sin reposamuñecas (150€), y el Vulcan 80, sin reposamuñecas y con LEDs azules (130€).
Conclusiones
Estamos ante un teclado excelente. Tecnológicamente cuenta con todo lo que se le puede pedir hoy a un teclado mecánico de la más alta gama y su estética, materiales de fabricación y acabados están también a la altura. Pero si hemos incidido tanto en los gustos personales es porque por mucho que desde Meristation os digamos que es un teclado excelente, puede que su iluminación os resulte excesiva o que prefiráis algo menos ligero, tanto a la vista, como a la hora de teclear. Hemos tratado de describirlo de forma que, sin probarlo, os podáis hacer una idea de lo que ofrece, pero hasta que no lo probéis, no confirmaréis si es vuestro teclado. Claro que eso es lo que pasa absolutamente siempre con los ratones, teclados e incluso auriculares.
Lo que sí puedo deciros, hablando ahora de forma personal, es que el Titan va a ser el siguiente teclado del que escribe estas líneas. Y lo va a ser por su estética frente al actual teclado, aunque no sólo por eso. Tecnológicamente ya contamos con todo lo que el Titan ofrece, así que esa no sería razón para cambiar, pero sí lo es otro detalle que resulta determinante: el ruido. El Titan hace ruido, como todos los mecánicos, pero es menos audible y más agudo. Se trata de otra cuestión de gusto, pero parece menos escandaloso que los Cherry MX Red que usamos.
En definitiva, Roccat ha puesto en el mercado un producto muy especial que, independientemente de que pueda gustar más o menos, siempre será bienvenido por suponer aire fresco en un mercado que, aunque parezca lleno de opciones, estas no eran tantas.