Assassin's Creed: certezas y dudas sobre futuras ambientaciones

A lo largo de más de diez años, con múltiples entregas a sus espaldas, la saga Assassin's Creed ha desarrollado su argumento a través de un sinfín de épocas históricas, siempre entrelazadas con un presente de ciencia ficción que narra la lucha de dos organizaciones antagónicas, la de los antiguos Templarios y los Asesinos. ¿El telón de fondo? El Homo Sapins Divinus, unos seres que los humanos creían dioses, pero que en realidad eran la especie que estuvo antes.

En un contexto belicoso y de confrontación, la tecnología ha permitido revisitar el pasado y profundizar en las vivencias de personajes del ayer, todos ellos de diversos orígenes. Jerusalén, París, Grecia, Egipto y la Londres victoriana han sido algunas de las ambientaciones que hemos podido disfrutar. ¿Cuáles serán las siguientes?

Una de las características de Assassin's Creed es que siempre deja pistas sobre posibles ambientaciones de futuro. El problema es que es complicado distinguir entre la pista real y el guiño inocente. Con todo, hemos recogido una serie de períodos históricos que apuntan (o han apuntado) como posibles candidatos de futuro.

Roma aeternus

Ezio Audiore visitó la Roma del Renacimiento durante la época del florecimiento del humanismo. Los Estados Pontificios todavía regían la política de los reinos y principados, mientras que las guerras intestinas entre las grandes familias italianas hacían que los apellidos más ilustres ascendieran o cayeran en desgracia. Las piedras descascarilladas de la Antigua Roma se utilizaba para construir otros edificios, práctica que el papa intentó frenar mediante sus bulas de protección del patriomonio.

Tras Assassin's Creed 2, los jugadores pudimos regresar a la ciudad eterna, aunque solo fuera durante un par se secuencias. Origins abrió la que llegó a denominarse —extraoficialmente, claro— como la trilogía del mundo clásico. Los mismos rumores que dieron en el clavo con Grecia, señalaron que Roma cerraría el viaje por el mundo antiguo. Dentro de la narración tenía sentido, pues la ciudad de Rómulo y Remo podía darnos las claves de lo que ocurrió tras la fundación de La Hermandad. Además, tenía cierto sentido que tres de las civilizaciones más representativas de la época antigua tuvieran su protagonismo en la narración de los orígenes.

Aun así, Jason Schreier, editor de Kotaku, advirtió en Twitter de que los rumores no iban bien encaminados. A día de hoy no hay nada oficial, pero esta vez el camino no lleva a Roma:

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Un viaje al frío nórdico

Las pistas no se encuentran siempre en el mismo lugar, ni siquiera dentro de una misma saga. Es decir, las claves sobre las próximas ambientaciones de Assassin's Creed a veces no están en Assassin's Creed. Un poster que apareció en The Division 2 mostraba a un guerrero vikingo con toda la iconografía habitual de la franquicia. Poco después, Kotaku aseguró que sus fuentes internas confirmaban que el próximo juego estaría ambientado en tierras nórdicas.

De momento, la compañía gala ha rechazado realizar comentarios al respecto, pero Kotaku no sería tan contundente si sus fuentes no fueran lo suficientemente fiables. Lo que sí es falso es toda la información aparecida junto a unas imágenes que se filtraron recientemente. Se demostró que las capturas se correspondían con una expansión de Mount & Blade, tal y como informamos en MeriStation.

Por tanto, todo lo referido a una historia ambientada en la época de Ragnar Lodbrock se desmonta, aunque no es un camino descartable. Después de todo, la leyenda de este personaje ha alimentado múltiples historias, por no hablar de la serie de televisión, que gira en torno a la vida y el legado del rey vikingo. La saga Assassin's Creed suele apostar por personajes históricos potentes, aunque no siempre elige a los más obvios. Sí, Julio César y Cleopatra estuvieron en el epicentro, pero no Alejandro Magno, que aparece en Origins siglos después de su muerte y en un ataud, pero no en Assassin's Creed Odyssey —normal, por otra parte, ya que está ambientado años antes de su nacimiento—.

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Flores de cerezo

El Japón feudal es una de las ambientaciones más demandadas por parte de los usuarios. Sin embargo, Ubisoft todavía no ha cedido a las voces que piden un Assassin's Creed entre cerezos. Algunos jugadores, siempre a la búsqueda de la pista, hallan señales sobre esa posibilidad. Por ejemplo, en Assassin's Creed 3, un usuario avezado descubrió tres símbolos: el ojo de Horus (Egipto), la letra omega (Grecia) y una representación similar a la puerta Torii, lo que sugiere Japón como uno de los destinos de futuro.

No obstante, visto lo visto, todo parece indicar que la pista no encaja con el próximo Assassin's Creed, al menos si la tomamos al pie de la letra y determinamos que esos tres símbolos recogen tres juegos de un mismo bloque (Assassin's Creed Origins, Assassin's Creed Odyssey y Assassin's Creed Japón). Ahora bien, esto no ha de tomarse como un desmentido total. Después de todo, que el próximo juego se vaya a ambientar en el mundo vikingo no descarta que una entrega de futuro tenga lugar en Japón. Además, Ubisoft es consciente de que muchos jugadores desean vivir una experiencia con Asesinos-samurái.

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Conjeturas hasta que se demuestre lo contrario

“A fecha de hoy, no tengo ni idea de hacia dónde va a ir la franquicia en el futuro”, comentó el productor de Assassin's Creed Odyssey en entrevista con JOE. “Cada vez, volvemos atrás y nos preguntamos cuál es el objetivo que tratamos de cumplir y cuál es el mejor lugar en el que podamos cumplir eso”. Teniendo en cuenta que los juegos de la saga se desarrollan en paralelo (como las diversas entregas de Call of Duty), resulta evidente que los desarrolladores tienen un futuro trazado, aunque sea el de varios de los videojuegos posteriores.

Ahora bien, eso no implica que sepan con certeza cuáles serán los temas épocas que se tocarán en los capítulos que vengan más allá. Las pistas son lo que son, pistas, posibles claves que a veces se hacen realidad y otras no. Indicios, después de todo. Al final, Ubisoft será la que nos lleve a otras épocas, independientemente de que los rompecabezas mentales y las teorías se hagan realidad o no. Ya lo decía Sócrates: “Solo sé que no sé nada”.