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Dakar 18

Dakar 18

A medio gas

Dakar 18, análisis: pinchazo crítico

La mítica prueba que da comienzo a la temporada automovilística anual llega al mundo del videojuego tras más de una década en el cajón. Volamos virtualmente hasta Sudamérica para vivir de primera mano el espectáculo del Dakar.

Una de las fechas marcadas en rojo en el calendario es, cómo no, la nueva edición del mítico Rally Dakar. Ya han pasado cerca de diez años desde que dejara su localización original en Senegal para dar paso a tres países clave de Sudamérica. Argentina, Perú y Bolivia son ahora el escenario de la prueba más dura del mundo del automovilismo. Aquí no basta con ser el mejor piloto, sino que se precisa demostrar una habilidad innata por la navegación y la supervivencia. En los últimos años, un compatriota ha liderado con puño de hierro: Carlos Sainz. A sus 56 primaveras y con dos Dakar en su haber, el piloto madrileño deslumbró a todos los presentes por su pericia entre el barro y la arena.

En el terreno de los videojuegos, sin embargo, no hubo tanto éxito. Un par de títulos llegaron sin gloria ni pena durante la estancia de PlayStation 2 en el mercado. Las limitaciones técnicas propias de un hardware de la época, terminaron convirtiendolo en una experiencia más propia de un rally, con rutas fijadas y distancias no tan lejanas. Ahora, con la relevancia que han tomado las fórmulas de mundo abierto, los portugueses de Bigmoon Studios toman el testigo para intentar imponer un punto de vista lo más fiel posible a su homónimo en la vida real.

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La aventura de tu vida

Se echaba en falta. Para todos los apasionados del motor, les era difícil comprender que una licencia tan atractiva no tuviera un videojuego a su altura. Tenemos las herramientas, los datos y el talento ahí fuera. ¿Por qué no intentarlo? Lo más difícil no reside en transportar las sensaciones al volante, o crear un mundo coherente, sino llevar la misma mentalidad de un piloto en dichas condiciones directamente al sofá de casa.

El principal modo de juego es, cómo no, Aventura. En él, participaremos en cada una de las 14 etapas del Dakar 18 a lo largo y ancho de los países mencionados al inicio del texto. Antes de comenzar, tened una idea presente: Bigmoon no os va a regalar nada. Pese a tener tres dificultades moldeables, en la más fácil, Rookie, seguirá manteniendo un nivel de exigencia muy superior a la media del género. Esto se debe principalmente al ecosistema especial propio del torneo. Los participantes no pueden llevar GPS ni ningún dispositivo electrónico que ayude a localizar su posición. Tan solo contaremos con la hoja de ruta de nuestro copiloto y un pequeño marcador que indicará en qué grado nos encontramos dentro de los cuatro Puntos Cardinales.

Para comprender las anotaciones no solo contaremos con la ayuda verbal del segundo a bordo, (el cual en estos momentos se encuentra en inglés, aunque se espera que en próximos meses llegue el doblaje a nuestro idioma), también estarán presentes en formato visual en la esquina inferior derecha. Son bastante más elaboradas que las que podemos encontrar habitualmente en los rally, los cuales incluyen su propia jerga y pequeños dibujos que representan zonas clave del nuestro alrededor. No obstante, conviene recordar que podemos simplificarlas para que aparezcan como meros marcadores cambiantes automáticamente; en motos, por ejemplo, esto no será así, y si decidimos disfrutarlas en su máximo esplendor, tendremos que cambiar las hojas de manera manual, lo que puede provocar confusiones si no estamos todavía habituados.

Una prueba de este calado cuenta con su propia idiosincrasia. La compañía ha tejido un mapa de 18.000Km cuadrados divididos entre todas las pruebas disponibles. Aunque pueda parecer ambicioso, lo cierto es que la escala no se nota tanto una vez estamos inmersos en él. De hecho, es durante el modo exploración cuando podremos sacarle más chicha al tener la oportunidad de visitar enclaves del paisaje de los tres países. Las pistas son todo lo fieles que pueden ser representadas en una escala adaptada a un videojuego, pero lo cierto es que no serán cortas precisamente. Es completamente habitual perderse por las llanuras mientras buscamos el siguiente punto de control. Porque, sí, las etapas de Dakar 18 se basan en pasar por balizas de localización que crean una ruta por todo el mapeado. Si nos saltamos alguna, conllevará penalización a la llegada en meta. De lo contrario, si somos demasiado habituales en el arte del engaño, terminaremos descalificados.

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¿Por qué es exigente? Además de todo lo comentado y del lento proceso de aprendizaje a la hora de seguir el trazado, otro de los factores a tener en cuenta son los peligros que podemos encontrar por el camino. Zonas de barro que nos estropean el ritmo de carrera, problemas mecánicos relacionados con una conducción al límite o pequeños obstáculos que pueden causar un siniestro cuando menos te lo esperas. Si esto ocurre, y para más inri, podremos salir del vehículo para realizar pequeñas acciones con las que salir del paso.

Por ejemplo, si encontramos que nuestra ruedas se han quedado bloqueadas por la superficie, usaremos la pala para cavar un agujero y poder ponerle fin al apuro. No solo los peligros causarán efecto en nuestra persona; todos los participantes se exponen a los mismos peligros, y en más de una ocasión veremos que se encuentran pasando por varias penurias. Si somos deportivos, podremos echar una mano cuando deseemos para obtener jugosos puntos de Dakar, canjeables en cualquier momento para arreglar los componentes dañados, ya sea en pleno camino o dentro del punto de encuentro.

Sensaciones al volante

Como no podía ser de otra forma, tendremos al alcance las cinco categorías principales: coches, motos, camiones, Quads y Syde by Syde (UTV). La gran mayoría de las marcas de primera línea se encuentran representadas, como es el caso de Peugeout, Mitsubishi, Mini, Toyota, KTM y un largo etcétera entre las cinco en cuestión. Dentro de ellas, no podríamos olvidarnos de los pilotos oficiales, con nombres de la talla de Carlos Sainz, Mikko Hirvonen, Nani Roma, entre otros. Si bien en cuanto al trato de la licencia no podemos reprocharle nada (al contrario), el tamaño del estudio se ha visto reflejado en la experiencia a los mandos.

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El control de los vehículos no es del todo satisfactorio. Los 4x4 y camiones mantienen el tipo correctamente, mejor los primeros, en una suerte de estilo arcade con componentes que van un poquito más allá de la aparente simplicidad de este subgénero, sobre todo en cuanto tratamos los cambios de superficie y el impacto que tienen en la conducción. Es en las motos, quads y SxS cuando la cosa cambia. Las físicas son propias de dos generaciones atrás, y debido a su errático comportamiento se convierten en un trago amargo si decidimos emprender el viaje con ellas. Es incomprensible que la mitad de la experiencia Dakar termine siendo preferiblemente a evitar, en vez de formar parte de un todo que englobe al completo los rasgos de jugador. Desde aquí, la experiencia más disfrutable del juego reside en el mencionado en primer lugar; el resto deja mucho que desear.

Si a los mandos es correcto, en cuanto saltamos a un volante real las cosas cambian. Este análisis ha sido realizado con un T300 Alcantara Edition, un accesorio que cuenta con uno de los mejores Force Feedback que se pueden encontrar hoy día en el mercado. Pues bien, el uso de este efecto es prácticamente nulo, y en ningún caso sientes que tienes pleno control del coche. Más que suponer una preferencia para los entusiastas del género, se convierte en algo completamente secundario; da la sensación de que el uso del pad ha sido pensado en primer lugar a la hora de desarrollar el título. Por no hablar de los numerosos problemas de sincronización.

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Si en una obra de conducción falla precisamente en su principal característica, poco podemos sacar en claro del resto del conjunto. Una torre de acero construida sobre arenisca. Bonita al entrar, pero tremendamente frágil en cuanto permanecemos varias horas dentro. Esto hace que los modos multijugador pierda interés. Además de no ser especialmente emocionante por su naturaleza, no hay ese feeling de competición que sí podemos encontrar en sus competidores. Dakar 18 está pensado íntegramente como una experiencia en solitario, a medio camino de lo casual y lo competitivo.

Conclusión

Dakar 18 se ha convertido en una oportunidad perdida. Bigmoon Studios es un equipo que necesita crecer si quieren abarcar lo ambicioso que resulta el desarrollo de un producto de esta marca. El tratamiento de la licencia es lo mejor que podemos encontrar en él. Cada vehículo, patrocinador, pista… ha sido diseñada al milímetro para transmitir desde el primer instante el sabor del Rally Dakar. Lamentablemente, cuando entramos a hablar en términos jugables, cambiamos de tercio. Solos 4x4 ofrecen una experiencia correcta a los mandos; las otras cuatro categorías no están a la altura, ni en físicas ni en control. Se agradecen los esfuerzos por tocar todos los palos, pero algo falla cuando la mitad de las categorías pasan a ser prescindibles si queremos, al menos, disfrutar del juego entre manos. En definitiva, Dakar 18 satisfará a los sedientos por la competición, pero dejará tremendamente frío a los entusiastas del motor. Eso sí, este es el primer paso hacia algo más. Ahora que tienen la ‘fachada’, toca mojarse y poner toda la carne en el asador a la hora de transmitir fidelidad al volante.

Lo mejor

  • Excelente trato a la licencia Dakar.
  • Modos para todos los gustos, incluyendo Sandbox y local a pantalla dividida.
  • Correcto control de los 4x4...

Lo peor

  • ...pero el resto de categorías no están a la altura.
  • Falta de optimización en el uso de un volante.
  • Físicas de hace dos generaciones.
  • Echamos en falta mayores peligros y variedad en los trazados.
6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.