PES 2019, versión final ¿El juego de fútbol más real?

Todo aficionado al fútbol y a los videojuegos tiene un PES favorito. En mi caso, siendo PES 5 el que considero -como tantos otros- el más completo, sólido y divertido de la saga, el título de Konami fetiche que tenía era Winning Eleven 6 Final Evolution. En Japón siempre salía una revisión de la entrega inicial, por lo que se podría considerar el PES 4.5, aunque más cinco que cuatro porque no se atisbaba ni rastro del toque excesivamente arcade de la cuarta entrega.

Era -y sigue siendo- una experiencia espléndida. Desde la introducción cinemática con música épica y la recreación del gol de Bergkamp al Newcastle -regate por cierto que no se podía intentar hasta hace bien poco- hasta una jugabilidad pulida al extremo. Recortes más variados y verosímiles, juego de paredes y pases al espacio pulidos, un ritmo acertado y una física de balón muy realista. Era el juego del Barça de Ronaldinho y Davids.

Repasamos esto porque se podría decir lo mismo de la saga ISS Pro de PSX. Donde ese sistema de paredes, recorte cuadrado-X y búsqueda del juego de toque ya era identidad propia de lo que llamábamos simulación. Recordamos todo esto porque, en definitiva, las bases de lo que ha hecho única a una saga deportiva como la de Konami están establecidas y conocidas desde hace años. Y ahora, PES 2019 lo lleva simplemente a otro nivel.

Hace tiempo que PES volvió, frase que los periodistas de videojuegos íbamos usando de manera reiterada. Hace unos tres años que tutea a cualquiera. Y se confirma que lo hace por aquello que recrea sobre el tapiz verde. Cuando el árbitro da el pitido inicial.

Llevamos tres días con el juego, que llegó tarde y sin embargo. Hoy sale a la venta. Hemos jugado muchos partidos y metido muchos goles, pero vamos justos en cuánto a modos -offline y online-. Horas que sirven para convencernos que jugablemente, es la mejor entrega posible.

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Di María se abre de piernas y orienta el balón

Las animaciones fluyen como nunca antes y lo hacen de manera tan natural y realista que te dejan sin palabras. Si hemos jugado 30 o más partidos, en cada uno hemos visto detalles que te meten de lleno en el terreno de juego. Di María entrando en carrera dentro del área y, como el pase desde el lateral va a cierta velocidad, abre la pierna derecha para dejarla pasar y con la izquierda la acompaña, orientando el control hacia la dirección que llevaba. Parece un detalle nimio, pero es el ejemplo de que los jugadores están constantemente adaptándose a las situaciones de juego. A un balón realista que a veces se frenará y otras se irá demasiado largo. A disparos francos sin oposición o a otros donde tenemos el brazo de un defensa. Es lo realmente importante: que hay acción-reacción fluida dependiendo de cada momento, sin nada predefinido.

Ver al delantero disparar de punta, con el exterior o arqueando el cuerpo para darle efecto con tiro de calidad es solo el principio. Porque todo cambiará según la situación: jugadores que nos rodean, estado del césped, posición del portero... La aleatoriedad es más evidente que nunca, y en el buen sentido. Cuesta encontrar dos disparos iguales, aunque se hagan desde la misma posición.

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Las mejoras en los disparos lejanos, en los porteros ante chuts de calidad, en los saltos, remates de cabeza y de volea menos precisos y por lo tanto más exigentes son más y más matices que amplían y potencian una base, la del año pasado, que ya era de por sí buena. Los recortes en un palmo de césped, regates que ejecutados de la misma manera, acabarán diferente ante defensas corpulentos, defensas a contrapié o terrenos de juego más resbaladizos. Todo ello con un ritmo realista, en el que no existen animaciones lentas como antaño sino giros verosímiles.

No es un juego perfecto en términos jugables  ni mucho menos. Y como en los grandes juegos de cada momento tiene sus contratiempos, que se ven en porteros que no salen del área -no afecta al online, pero sí al jugador solitario- y algunos pases altos que a veces parece que es frenen en el aire. En todo caso, con más partidos, ligas y copas a nuestras espaldas podremos valorar y definir donde llegan sus virtudes y sus imperfecciones. Pero algo es claro: si te gusta el fútbol, te gustará (mucho) PES 2019.