Metro Exodus, la supervivencia como llave

Es difícil hacerse un hueco en el mercado de los juegos en primera persona de acción. No es territorio fácil, pero parece que Metro lo domina con soltura. Como si la historia que narra esta producción, ambientada en un futuro apocalíptico nuclear, se llevara también a la vida real a nivel de tiendas y estanterías. Curioso, desde luego.

En esta Gamescom 2018 hemos podido probar Metro Exodus, la última parte del juego creado por los ucranianos de 4A Games. Mismas características de entregas anteriores, aunque potenciadas en puntos que le van a venir realmente bien.

Ocúltate en las sombras

En la demostración de media hora aproximadamente que pudimos jugar, uno de los apartados que más nos sorprendió fue la iluminación. Cierto es que Metro 2033 o Metro Last Light ya destacaban por esto, pero el salto gráfico existente en esta entrega es muy grande.

Más allá de que el juego se estuviera ejecutando con una tarjeta gráfica Titan –no apta para todos los bolsillos-, el estudio del este quería que los periodistas que estábamos probando la demo nos lleváramos esta sensación. Por ello, la demo se ambientó en dos partes bien diferenciadas: una donde los colores del atardecer eran la nota predominante (paleta de colores cálida), y otra donde la oscuridad caía sobre nosotros y teníamos que encontrar una salida (paleta con tonos negros).

Tanto una como otra tenían como nexo en común el sigilo. En Metro podemos entrar de manera ruidosa en cualquier sitio, pero por lo general no se va a durar mucho. El título de 4A Games tiene en el sigilo su mejor amigo. Este modo de juego, unido a los nuevos efectos lumínicos, donde el juego de luces y sombras era muy bueno, otorgaba una satisfactoria sensación de estar ante un producto muy cuidado en esta parcela.

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El sigilo iba acompañado de una importante rama de creación y personalización de armas y objetos, como no podía ser de otra forma. Metro es un juego realmente difícil gracias a la propia concepción de sobrevivir en un mundo postapocalíptico. Por esta razón, todo escasea. Hay pocas balas, armas, objetos, etc. Además, con pocos tiros se estará en la lona pidiendo un “cargar partida”.

A todo esto hay que añadirle que el apartado gráfico está de nuevo un escalón por encima de su predecesor. Vuelven armas, estéticas y escenarios que pueden recordar, pero ahora luciendo mejor. Al fin y al cabo, estamos hablando de que 4A Games lleva la friolera de cuatro años de desarrollo, y todavía hay que sumarle seis meses más más hasta que se ponga a la venta en febrero del próximo año.

Todo este tiempo ha servido a los ucranianos para sacarle partido a su motor homónimo. Se notan los cinco años desde el lanzamiento de Metro Last Light y toda la experiencia lograda, bien a nivel de detalles de iluminación como los ya citados, las texturas del escenario y personajes, de las armas, etc.

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¿Y qué tenemos en la historia? No hay que olvidar que Metro está basada en la popular saga de libros de Dmitry Glukhovsky, por lo que los tiros van “orientados previo aviso”. De esta manera, en Metro Exodus nos vamos hasta el año 2036, dos años después de lo sucedido en Last Light. La aventura parte de la premisa del final auténtico del último juego, que no comentaremos para los que quieran sumergirse en estas (muy recomendables) aventuras.

También hay una importante inclusión: la posibilidad de moverse por el mapeado con un tren. En la demo no pudimos probar esta variante, pero desde el estudio ya han apuntado que gracias a este medio de transporte podremos descubrir misiones, tareas secundarias, descubrir objetos y un largo etcétera. En otras palabras, va a vertebrar gran parte de la aventura.

Metro Exodus pinta bien. Nos gustó su estilo gráfico más hiperrealista que nunca; sus efectos de iluminación muy cuidados; la dificultad marca de la casa acompañada del sigilo más clásico; la necesidad de crear objetos con las piezas encontradas ante la carencia de recursos finalizados; y el estar de nuevo en este mundo donde toda esperanza se ha perdido. 4A Games sabe lo que está haciendo y tiene entre manos. Y eso es suficiente.

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