Opinión
Gracias señor Ministro
Ahora que los videojuegos ya tienen reconocimiento oficial, hay que elevarlos a prioridad nacional.
Quién nos iba a decir que la explosiva salida del ministro de cultura con la trayectoria más breve de la historia, Màxim Huerta, daría paso a alguien con sensibilidad para un arte que los aúna a todos, para una disciplina que es capaz de unir la mayor de las sensibilidades con la más avanzada de las tecnologías, a una profesión que sabe de matemáticas y de letras: Los videojuegos.
José Guirao, ministro de Cultura y Deporte, dijo el pasado miércoles en su discurso inaugural como país invitado en la Gamescom de Colonia, que “los videojuegos son impulsores de valores e ideas igual que las películas o los libros”. Dijo lo que todos los que nos dedicamos a esta industria de una forma u otra o como simples jugones de a pie, sabemos desde los tiempos de Sir Fred o La Abadía del Crimen -por hacerle un guiño a la producción nacional-.
Hace años que sabemos que facturan más que el cine o los libros. También más que la música. Ahora facturan tanto que ni sabemos cuánto es en realidad, pues las compras online y las compras in-game escapan del control del auditor. Ahora, además, se constata oficialmente que aportan tanto a la cultura como estas tres industrias.
Sin querer tomar partido ni significarme políticamente, pero qué diferencia con otros tiempos, en que el gobierno se dedicaba a promulgar leyes e instar al Parlamento Europeo para prohibir determinados juegos e impedir el acceso a otros de forma férrea. Peor que el porno duro hubiese sido comprar un juego para mayores de 18 años de haber salido adelante dichos proyectos de ley.
El ministro Guirao tiene 59 años. No tiene Twitter. No se le conoce pasado relacionado con los videojuegos. Está ahí ahí, podría haber jugado cuando era más joven o podría haberle pillado un poco ya mayor. Así que desconozco el grado de sinceridad que hay en sus palabras. Si se las ha escrito el gabinete de prensa que, basándose en el pulso popular, ha determinado que es el momento de hablar bien de videojuegos, o bien es que el hombre sabe lo que es darle a la equis con el FIFA o llegó a tiempo para pasarse Half Life 2.
El caso es que hay mucho por descubrir de la realidad de la industria española con los videojuegos. No todo son estudios de desarrollo. Hay enormes profesionales, a menudo desconocidos, trabajando desde aquí para proyectos de éxito internacionales, como Anticto, capitaneado por Jordi Rovira, que colaboran con PUBG desde sus inicios, o estudios de traducción que velan para que las historias lleguen a nuestros corazones como las ideó su autor. Por no hablar de juegos de éxito para móvil como The Respawnables, de Digital Legends, que llevan años aglutinando jugadores de todo el mundo. Y eso también es industria.
Pero quiero saber señor ministro si esas declaraciones se traducirán en hechos para fomentar esta industria. No me refiero a regalar dinero, si no a dar ayudas a la formación, a facilidades para la comercialización e internacionalización de los proyectos, a créditos blandos, a dar visibilidad a los proyectos creados aquí, a darles prestigio y reconocimiento como se hace, por ejemplo, en Francia de donde han salido grandes estudios con franquicias conocidas mundialmente (UbiSoft, Assassin’s Creed) gracias a la política aplicada por el Gobierno. Parafraseando al Maestro Yoda: “Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes ministro Guirao”.