4 años sin Silent Hills: la influencia de PT

El 12 de agosto de 2014 Konami nos regaló P.T., Playable Teaser. Uno de los ejercicios virales en videojuegos más contundentes que hemos tenido, con la firma de Hideo Kojima como aliciente prioritario. Poco después el juego se canceló con la salida de Hideo Kojima de Konami, y hoy sólo un puñado de afortunados que mantienen una copia de esta demo instalada en el disco duro de su PS4 pueden recuperar este pequeño juego, imposible de volver a descargar.

Sin embargo, y a pesar de que Silent Hills fue el juego que nunca será, su sombra ha sido tremendamente alargada. En primer lugar, la presentación del proyecto a través de la demo generó tanta discusión como aplauso. El cambio de aires a la primera persona, en un título que se aproximaba más a la experiencia del walking simulator que al rompecabezas de acción habitual de la franquicia, fue puesto en entredicho por los nostálgicos en los que el recuerdo de los primeros títulos de la saga se mantiene vivo. Todavía sin tener claro cuánta continuidad habría entre la demo y el juego final, un tema sobre el que Kojima siempre fue deliberadamente inespecífico, no hay duda de que en P.T. queda poco del arquetipo de la franquicia.

Pasado y futuro de la saga Silent Hill

La saga Silent Hill llevaba años dando tumbos, con todo el equipo original fuera de Konami. Así, ejercicios como Shattered Memories, Book of Memories o Downpour fueron sumando extrañeza al aportar diferentes aproximaciones sin que ninguna fórmula llegase a cuajar. Especial relevancia tiene el caso de Silent Hill Downpour, llamado a ser una entrega principal de la franquicia. El desarrollo corrió a cargo de un estudio europeo desconocido llamado Vatra Games, tratando de replicar la fórmula de éxito lograda al ceder la saga Castlevania a Mercury Steam. Downpour es posiblemente una entrega incomprendida, con más destellos de los que habitualmente se le atribuyen, pero errores de bulto que daban sensación de una producción descuidada impropia para una franquicia del renombre de esta.

Por todo ello, Silent Hill pedía a voces un reinicio, y Kojima era un autor con suficiente peso en la compañía como para permitirse plasmar su visión del terror sin ataduras. El angustioso Día de la marmota de Hideo Kojima corrió como la pólvora por internet, y ha sido uno de los juegos más comentados y estudiados en los últimos años. Sin duda, el atrevimiento de saltar a la primera persona para una producción AAA -un esquema popularizado por Frictional y otros desarrolladores independientes para el terror-, posiblemente sirvió para que Capcom se atraviésese con Resident Evil 7. La capacidad inmersiva de la primera persona le sienta muy al horror, y esto es algo que Carmack y Romero ya sabían cuando diseñaron su oscuro y angosto Doom.

El rasgo distintivo de P.T.

Sin embargo, lo novedoso de P.T. no fue la primera persona, sino su capacidad social. Tendemos a imaginar la vinculación entre un mundo conectado y los videojuegos a través de modos multijugador, y esa sólo es una parte. P.T. propone un rompecabezas de lógica difusa, para el que las guías en YT o escritas fueron muy poco útiles durante un buen tiempo, y por tanto dio lugar a la conversación en redes sociales. Nos enfrentamos a un juego resuelto de manera colectiva, compartiendo clips, ideas y teorías puestas a prueba por miles de jugadores. Una experiencia que es de manera simultánea necesariamente introspectiva, y también necesariamente social para su interpretación.

Los videojuegos de From Software han abierto mucho camino en esta dirección, introduciendo el componente social a través de los mensajes, y dando lugar a una comunidad enormemente comprometida y cohesionada en juegos prioritariamente introspectivos. Ahora Hideo Kojima habla de un mundo conectado para Death Stranding, pero los vídeos e ideas mostradas conjugan mal con la idea tradicional de mundo persistente que habitualmente manejamos, por lo que quizá sea más acertado pensar en una aproximación social de nuevo experimental.

Sea como sea, el tiempo es la condena de P.T. Inaccesible e irrecuperable el paso del tiempo le pesa como una losa a un juego que pronto será más leyenda que objeto de análisis.