Outlast 2, análisis Switch
Hace ya casi un año que pudimos disfrutar de uno de las mejores propuestas de terror que ha ofrecido la generación. Era un título que nos hacía olvidar el manicomio de Mount Massive para adentrarnos en la Arizona más oscura y rural que hemos podido ver en el ocio digital. Esta vez, el horror abraza a la híbrida de Nintendo con un exquisito port que tan bien casa con la versión Unreal Engine 3.5, uno de los motores que más se usan en la industria del videjuego, creado por Epic, y que se mueve de maravilla en Switch.
Para quien a estas alturas no conozca el trabajo de la desarrolladora independiente, os ponemos en antecedentes: Antiguos trabajadores de Ubisoft y Electronic Arts unen fuerzas para traer al mercado en 2013 Outlast , videojuego inesperado que fue aclamado por público y crítica, ganando gran parte de su popularidad también gracias a ser uno de los juegos regalados en PS4 con la suscripción a PlayStation Plus. Fue un título que estaba impregnado por la influencia del cine de terror, que nos llevó por los sobrecogedores pasillos de un manicomio fuera de control en el estado de Colorado. Cámara en mano, encarnando a un reportero, en aquel primer Outlast vivimos el horror dentro del recinto donde, como periodistas, queríamos llegar al final del entramado, que incluso poco después cerró todos sus interrogantes con el también angustioso DLC The Whistleblower.
Tras el éxito de la primera entrega, que funcionó de maravilla incluso en los streamings en YouTube, Outlast 2 no podía tardar en llegar. En esta entrega dejamos el sanatorio mental laberíntico para recorrer ahora una Arizona súper hostil y rural donde llevaremos con nosotros las mismas mecánicas que hicieron triunfar a la ópera prima de los canadienses. Soledad, negro, sombras y una cámara de vídeo para sobrevivir y poder ver algo en los ambientes más tétricos. Esta vez el enemigo es la propia población, de nuevo desquiciada y fuera de sí, obsesionada por el culto a la natalidad y a la religión, en un ángulo de las sectas realmente macabro que llegó a hacer a Red Barrels eliminar algunas de las escenas más explícitas de sexo y violencia que tenían originalmente preparadas.
Aquí dejaremos al periodista Miles Upshur, protagonista del primer Outlast, para pasar a encarnar a Blake, otro reportero que acompaña a su esposa para investigar una desaparición. Tras un accidente en helicóptero, despertaremos solos, con una cámara que nos ayudará gracias a su visión nocturna infrarroja y otras novedades, en medio de un escenario agrícola envuelto de una atmósfera muy angustiosa y, de nuevo, laberíntica como ella sola entre campos de maíz, poblados de puertas cerradas, molinos, centrales, depósitos de agua... Aquí comienza el verdadero cuento de terror.
Outlast 2 presenta algunas novedades jugables cruciales respecto a la entrega del manicomio, como el micrófono en la cámara para detectar a los fanáticos devotos que no pararán de buscarnos y a los que hay que detectar incluso a través de las paredes antes de abrir cualquier puerta. Hay más lugares donde podremos escondernos además de las clásicas taquillas, armarios y los bajos de las camas. La vegetación, barriles, basureros y demás zonas a cubierto serán buenas para perder de vista a toda esta oleada de campesinos que será, desde muy pronto, nuestra peor pesadilla. La posibilidad de cerrar puertas, nadar y bucear, o arrastrarnos por el suelo reptando a cuerpo completo aumentarán las situaciones que se viven a lo largo de la aventura, además de poder curarnos con unos escasísimos vendajes nuestras heridas. Todo esto dibuja un gameplay más rico, más de supervivencia donde medir bien los recursos, y más profundo que el de la primera entrega, al final. Y, lo mejor de todo, es que no se siente artificialmente complicado, sino que cuando vienes del primer Outlast, te das cuenta de que esta segunda entrega ha buscado hacer más, también en materia de duración, que casi triplica a la original.
Si algo es 'marca de la casa' en esta saga es no poder defendernos con nada. Estamos totalmente indefensos ante las amenazas que nos acechan. No tendremos ningún arsenal ni contaremos con ningún tipo arma. El sigilo es nuestro mejor aliado. La paciencia y los escondites nos ayudarán a seguir avanzando por una trama que, a cada paso que damos, nos meterá en momentos de auténtico frenetismo que hará que se nos dispare el corazón a mil. Y no solo nos regalarán auténticas carreras huyendo de los amables pueblerinos que buscan arrancarnos la vida, la obra obsequia al jugador con muchos 'jumpscares' que harían saltar a cualquiera de su silla. Jugadlo con auriculares sí o sí. Si queréis malos momentos, Outlast 2 los tiene. Y muchos, que no os quepan dudas sobre ello, puesto que es un juego muy bien adecuado a las tendencias del terror actual y la nueva fórmula del survival horror de susto fácil y frecuente.
Un port que vale la pena
Hablando del port a Nintendo Switch, que es lo que aquí nos importa de verdad, Red Barrels ha conseguido traer una exquisita versión a la máquina de Nintendo. Su apartado técnico no es un calco 1:1 de lo que pudimos ver en sus ediciones vistas el año pasado en PC, PS4 y Xbox One, pero el estudio consigue traer una experiencia totalmente parecida a la de las plataformas más potentes, que nada tiene que envidiar a aquellas ya que todo está exactamente en su sitio, la IA funciona igual, la visibilidad -baja- es la misma y el juego de luces y sonido envolvente acompaña a la inmersión. Un port donde la experiencia de juego se mantiene intacta.
La resolución, (extraño número he de afirmar), que ofrecerá en nuestras televisiones será de 1008p a 30 frames por segundo (frente a los 60 cuadros y 1080p que ofrecía PS4, por ejemplo). Si, por el contrario, preferimos disfrutarlo de en modo portátil mantendremos la tasa de frames pero con un marco de 720p. En definitiva, números adecuados que no entorpecen la experiencia dada su estabilidad en ambas disposiciones, TV o portátil. Eso sí, jugad siempre en una habitación oscura u os costará ver algo...
Echamos en falta algún añadido que pudiéramos haber disfrutado con la híbrida o algún extra dado su precio completo pese a salir un año después, como, por ejemplo, el giro de la cámara por movimiento, para esos giros rápidos que no ofrecen los Sticks del control y que tan bien le habría sentado aquí en la portátil para determinadas situaciones y que ya hemos visto en otros que funciona. Podríamos añadir más carencias que podríamos haber deseado los usuarios que ya lo disfrutamos en su día, algún extra, un capítulo adicional, o una simple galería de escenas inéditas, pero aún así, Outlast 2 cumple todo lo que se podría esperar y está perfectamente movido por Switch. Pasa un poco lo que con tantos otros ports en Switch: poder disfrutar de uno de los mejores juegos de terror de la generación en cualquier lugar no tiene precio. Unas 10 o 12 horas de terror constante es lo que nos aguarda dentro de un título que ya se puede adquirir en la eShop por 29,99€, y aún sin confirmar su salida en físico, aunque no descartamos nada.
Análisis hecho con un código para Switch facilitado por la desarrolladora