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Path Out, impresiones

La guerra civil en Siria ha dejado atrás un reguero de sangre y de vidas truncadas. Abdullah Karam es una de las personas que pudo escapar de su país, no sin enfrentarse a numerosos peligros. Path Out cuenta su historia y lo hace a través de la narrativa del juego y mediante los comentarios del propio Abdullah, que se integran en formato vídeo de una forma muy innovadora. Disfruta del título gratis en Steam y vive una experiencia enriquecedora.

Camino al exilio

El mundo es puro conflicto, solo que con diferente gradación. En España estamos preocupados por la economía y el paro, regusto de una crisis financiera que se revuelve y que no ha quedado domeñada del todo. Otras veces nos agitamos por minucias, por las tonterías que se suelen denominar “problemas del primer mundo”. Nos olvidamos de que una parte del planeta vive con el miedo en el cuerpo, que todas las mañanas despierta con bombas y cuerpos desgarrados, hambre, ropa hecha jirones y vidas segadas. Es la otra cara de la moneda, el reverso de la sociedad del Iphone y del Instagram: los olvidados, los que están lejos, los que no existen.

La guerra de Siria hunde sus raíces en la corrupción y en el Juego de Tronos de la clase política y financiera del país. En la desigualdad, al fin y al cabo. Unos años atrás en el tiempo, en 2011, comenzaron las llamadas primaveras árabes. Las revoluciones en Túnez, Libia y Egipto activaron las protestas de los ciudadanos sirios, que pedían mayor igualdad. “Es tu turno, doctor”, rezaba la pintada en la pared de una escuela. El grafiti hacía referencia a Bashar el Asad, presidente de Siria, que es médico de profesión. La respuesta del Gobierno fue detener y torturar a los adolescentes que habían dado forma a las letras reivindicativas. Las protestas continuaron y las fuerzas de seguridad cargaron y mataron a manifestantes.

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Ante ese panorama desolador, grupos opositores fundaron el Ejército Sirio Libre, se produjeron deserciones de las fuerzas armadas oficiales y se inició una cruenta guerra intestina. Dentro de ese cóctel explosivo, el autodenominado Estado Islámico no se quedó en silencio. Declaró el califato e instauró la capital en la ciudad siria de Raqqa. Pese a que la milicia salafista Ahrar Al-Sham—movimiento político-religioso que aboga por recuperar el Islam de los Salaf—estuvo a punto de acabar con las tropas del ISIS, decidió retirarse y los terroristas expulsaron al grupo Liwa Thuwar al-Raqqa, último baluarte de los rebeldes. Abdul, un veterano activista contra el Asad, cuenta en el El Confidencial que “hasta hoy la gente de Raqqa odia a muerte a Ahrar Al-Sham porque no acabó con el ISIS cuando pudo”. La urbe ha tenido que esperar hasta el pasado mes de octubre para que las Fuerzas Democráticas Sirias, apoyadas por los Estados Unidos, liberaran Raqqa del yugo terrorista.

El conflicto ha generado millones de refugiados sirios que huyen de la guerra y luchan día a día por sobrevivir en suelo extranjero. Así de desgarrador es este testimonio de Rami, desplazado sirio, que recoge El Diario.es:


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Abdullah Karam era un chico como cualquier otro, de esos que como nosotros jugamos a la consola y nos divertimos los fines de semana. Además, le encanta dibujar. Un día cualquiera de 2011, cuando el joven estaba inmerso en una partida de videojuegos, la luz se apagó de sopetón. Molesto, el muchacho salió para hablar con su madre: “El Gobierno está vendiendo electricidad a los libaneses de nuevo”, le informó, y luego le mandó buscar una bombona de gas para cocinar. Paralelamente, su hermano estaba presto a participar en una de las manifestaciones contra el régimen de Bashar el Asad. Tres años después de esos acontecimientos, después de un nuevo apagón, los padres de Abdullah le dijeron que tenía que huir de Siria y evitar por todos los medios que el Gobierno le obligara a ingresar en el ejército para matar a los suyos. Path Out es la historia de su exilio, un videojuego gratuito que narra las amargas vivencias del joven y su pedregosa travesía hacia Turquía: 


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Georg Hobmeier, director del juego, conoció a Abdullah “en una representación teatral cuando llevaba solamente dos semanas en Austria”, publica el diario ABC. Vio sus dibujos y decidió que había que aprovecharlos de alguna manera. Aunque el chico pensaba que un cómic sería el medio ideal, Hobmeier le convenció para trasladar sus experiencias a un videojuego. Según explica Abdullah, recordar esos momentos no ha sido doloroso, sino más bien una terapia. 

El estudio desarrollador alemán Causa Creations, expertos en juegos comprometidos con los problemas sociales, ha plasmado la historia de este refugiado en Path Out. Se trata de una aventura narrativa creada con RPG Maker, por lo que cuenta con un diseño 2D al estilo de los títulos de rol añejos. No dispone de un sistema de combate ni de complejas mecánicas, pero invita a explorar los entornos y a desentrañar una historia que no ha querido caer en la lágrima fácil, sino que se vale del humor y de la ironía para reconstruir los acontecimientos. Lo hace a través de la voz del propio Abdullah, que en momentos concretos aparece en pantalla como si de un youtuber se tratara para recordar lo sucedido o hacer algún apunte. Un ejemplo de humor ácido lo encontramos cuando al salir a las calles nos topamos con un camello. El joven irrumpe en la esquina izquierda de la pantalla y subraya el hecho de que este animal solo está en zonas turistas, y que pensar que en Siria los camellos pululan libremente es un estereotipo ridículo. 

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La carga dramática subyace implícita en el videojuego pese a que en ningún momento se regodea en ella. Se puede palpar la fractura social entre los sirios cuando hablamos con la vecina, una mujer que no desea ningún mal a la familia de Abdullah, pero que sin embargo se cuida muy mucho de no decir nada en contra del régimen de Bashar el Asad. Es más, un cuadro del presidente decora la pared y su marido lucha en el ejército sirio. La mujer pregunta al chico si va a alistarse en las fuerzas armadas pronto, pero el muchacho le responde que no tiene esa intención porque no desea matar a ningún compatriota. Entonces se aprecia de nuevo la actitud defensiva de la vecina, partidaria del régimen.

En Path Out es posible encontrar objetos y darles uso para avanzar en el argumento. No hay batallas, como ya hemos resaltado, aunque el personaje morirá si pisa una mina o se encuentra cara a cara con un miembro del ISIS o del ejército. Abdullah tuvo que enfrentarse a un sinfín de peligros en su camino al exilio, pues fue engañado por personas que supuestamente iban a ayudarlo y que en esencia buscaban obtener un rédito económico aprovechándose de la situación de apuro que atravesaba. 

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La obra de Causa Creations refleja sin ambages el modo en que el país se deforma debido a la guerra. Los escenarios se resquebrajan a medida que el conflicto avanza, las casas reciben magulladuras en fachadas e interiores y las calles quedan a merced de los cuerpos armados. El juego dura poco menos de una hora, pero relata una experiencia vital de horrores que sin duda han cambiado para siempre a Abdullah Karam. Él era un chico ordinario, ahora es un refugiado desplazado por otra guerra inútil. Una guerra que favorece a las élites, como siempre ha sido, como siempre será. Y sin embargo, en la oscuridad, la luz de la esperanza, un deseo: “Yo amo Siria, quiero regresar algún día”. Ojalá algún día, ojalá.

Path Out

  • PC
  • Aventura

Path Out es una aventura narrativa free-to-play a cargo de Causa Creations para PC que nos cuenta la historia real de Abdullah Karam, un joven siriano que escapa de la guerra civil en 2014. El propio Abdullah nos cuenta su historia mientras jugamos en formato vídeo, acercándonos el drama que vivió en la guerra de Siria.

Carátula de Path Out