Ori and the Blind Forest

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No es habitual encontrar artesanía manual y preciosa en videojuegos, títulos hechos con tantísimo mimo que en cuanto los tenemos corriendo en nuestra pantalla llegamos a conectar de frente con el mensaje trascendente de sus creadores. En este terreno emocional y apasionante se mueve Ori and the Blind Forest, uno de los exclusivos más fuertes de Microsoft de aquí a verano y obra de arte en movimiento que va a romper moldes y corazones en Xbox One y PC el próximo 11 de marzo cuando por fin nos llega tras un último e inesperado retraso. Más que justificados 19,99 euros de precio por la que es -ya lo podemos confirmar tras varias horas sosegadas de juego- una de las maravillas del género plataformero del 2015.

Moon Studios, un pequeño pero entregado equipo de solo 12 personas con desbordante pasión, sabe que se juega mucho con esta fábula de un espíritu lumínico encargado de devolver la vida a su castigado y oscuro bosque, tomado por las zarzas y la muerte bajo el dominio de un malvado búho, Kuro. No es de extrañar que Microsoft Game Studios les haya prestado toda su confianza, el título sobrecoge desde los primeros saltos súper fluidos y acordes de su penetrante banda sonora a cargo de orquesta filarmónica. En Londres, en una galería céntrica, la compañía de Gates nos ha dejado jugar durante horas a este viaje hacia la madurez del entrañable protagonista que también es un viaje hacia la madurez del género lateral de los saltos, la exploración, la acción, los puzles....

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Ori and the Blind Forest recuerda nada menos que a Rayman Legends, Trine o a las producciones de Studio Ghibli en su forma, con un torrente pictórico de lienzo hecho a mano y tantos detalles en pantalla como estampas sugerentes y preciosas podemos imaginar que recorreremos. Pero en contenido sus autores han querido ir todavía más allá de los mencionados, ya maravillosos. Nos encontramos con un "metroidvania" laberíntico y largo, un desafío divertidísimo e imaginativo hasta para el jugador habitual. Reto verdadero que nos llevará a tener que volver atrás para abrir puertas antes inaccesibles, buscar todo tipo de orbes de vida, puntos de guardado o habilidades, saber aprovechar nuestro entorno, y capacidades para poner fin a la numerosa ristra de peligros que nos esperan...

Jefes finales donde usar más la cabeza que la fuerza, senderos en cualquier dirección repletos de saltos e impulsos encadenados, criaturas de otros mundos que nos rodean pero aprovecharemos, juegos con la gravedad, niveles diseñados para el engaño y las trampas... Ori and the Blind Forest es un juego tan inteligente como bonito, además de variadísimo y que no se olvida del puntito rolero que nos deje evolucionar al adorable personaje en tres árboles de habilidad distintos, desbloqueando casillas de cada uno en un esquema muy clásico pero que al mismo tiempo nos regalará movimientos y capacidades de Ori que jamás habíamos visto en un juego de plataformas y acción, por lo que el factor innovador tiene un peso agradablemente inesperado, también.

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Ya hemos podido conocer a Sein, el hada o chispa de luz que acompañará al pequeño espíritu huérfano y último de su linaje divino.  Con ella atacamos, y mejorar sus alcance o poder es importante en el esquema ol de desarrollo. También hemos podido profundizar en el funcionamiento de los árboles espirituales así como en las fuentes de luz que nos dejarán guardar el progreso sin gastar orbes de guardado, pues en Ori el jugador decide donde crea un punto de reaparición gastando uno de los puntos azules que recoge de algunos enemigos caídos y rincones escondidos. Hasta el sistema de save game es original, y no es lo único que funciona de forma asombrosa...

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Mando en mano, Moon Studios ha mejorado muchísimo la fluidez de movimiento del personaje y cómo parece deslizarse por los entornos y obstáculos, con saltos y dobles saltos súper potentes y suaves, con movimientos de escalada segura o posibilidad de andar por techos y paredes cambiando con ello todas las reglas del juego y la gravedad lógica, así como partes donde tocará deslizarnos cual tobogán o, por el contario, subir a toda velocidad en un acantilado que se inunda o se quema. Podemos esperar más de 8 horas de aventura para acabarlo, ya confirmadas por sus creadores, pero en este bosque ciego que devolver a la luminosidad hay muchísimo más, secretos y coleccionables que obligan a jugar disfrutando del camino. Desde luego, se consigue.

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Ori and the Blind Forest nos ha maravillado a todos los que lo hemos probado, esta nueva toma de contacto en profundidad lo reafirma. Tiene mucho de planteamiento clásico en su disposición lateral, la dificultad elevada de la mayoría de tramos o su acertadísimo backtracking donde no hay tiempos de carga ni transiciones entre zonas. Pero también tiene muchísimo de innovador, único y original. Apunta a clásico instantáneo del género. Poner en marcha una joya como ésta no es tarea fácil, y desde luego tampoco conseguir que enganche tantísimo con su poderoso desafío jugable repleto de situaciones distintas y astutamente diseñadas. Queda menos de un mes -algo más en Xbox 360, donde aún no tiene fecha exacta confirmada- para que la emoción nos inunde como hacía tiempo que no experimentábamos en una producción de este género. Estamos locos por adoptar a este ser tan entrañable como el juego que lo pone a prueba.

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