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Actualidad

MeriStation y 19 Reinos: Dinero y rumores

Nuestro burdel cambia de registro y ofrece información y monedas a sus huéspedes.

¿Ya están todos en el salón, Berta…? ¿Que está más lleno que nunca? Claro, vienen a ser testigos de mi caída. Bien, no nos pongamos nerviosos, ayúdame a ponerme la túnica… No, no sé si los septones llevan estas túnicas. ¡Si no he pisado un septo en mi vida! Pero eso no me detendrá. Dicen que mezclar erotismo y humor es la clave del éxito, pero ahora lo veo claro, Berta. ¡He visto la luz! ¡Lo nuestro no era erotismo, era lujuria, simple y llana! Los corresponsales de Facebook y Google casi nos cierran el burdel por nuestros pecados. ¡Pero nunca más! Así que ya sabes, nada de conejos, almejas, mejillones o cualquier cosa en el menú que pueda incitar a pensamientos lascivos… No, pollo tampoco… Pues porque entonces se pensarán que en realidad nos estamos refiriendo al femenino de la palabra y ya la habremos liado. Pon mejor “Ave de corral virgen”. Sí, se me acaba de ocurrir ahora, pondremos: “Todos los animales y plantas que aquí se consumen son completamente vírgenes, castos y puros”. Ya verás como tiene tirón. Arf, estoy muy nervioso, estoy sudando como un gorrino. Échame algo de agua encimaaaaaahhhhhhhhh!!

¡¿Pero qué haces loca?! ¡La que estabas hirviendo en el cazo no! ¡Ahh, creo que se me está despegando la piel de la cara…! Umm, sí, sí, tienes razón. Es mi castigo por pecador. Esta será mi penitencia, así la gente verá más claramente mi arrepentimiento. Ya verás, Berta, ya verás. A partir de ahora me llamarán Martín el Santo. Bien, ¿has puesto el atril frente a la barra…? ¿Y le has dicho a Cuerdasflojas que nada de osos, doncellas ni demás canciones lascivas…? Bien, sí, eso, que solo toque Doncella, Madre y Vieja una y otra vez. Bien, voy a salir, deséame suerte… Oh, y creo que el ojo derecho se me ha derretido y se ha desprendido de la cuenca. Recógelo a ver si luego me lo puedo volver a coser…

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¡Saludos, queridos penitentes! Bienvenidos a La Doncella Sagrada, el más famoso septo de todo Ponient…  ¡Jeyne! ¡¿Qué haces aquí?! ¡Os he dicho a todas que subáis arriba y no bajéis bajo ningún concepto! ¡No, condenada buscona, no enseñes la tet…! Err, que diga… Mi señora, ¿tendríais la amabilidad de no mostrar vuestra protuberancia pectoral izquierda? Gracias, sois muy amable… Bertín, hijo, Bertín, ven aquí. Súbetela arriba, y vigílalas a todas. Que ninguna vuelva a bajar, ¿está claro…? Bien, me voy al atril… Err… Bien, queridos penitentes. No deis mucha importancia a lo que acaba de suceder, solo es una oveja descarriada a la que hemos acogido en nuestro seno; todavía se siente un poco confundida, pero ya nos ocuparemos de llevarla por el buen camino. Bien, veamos… Bienvenidos a La Doncella Sagrada, el más famoso septo de todo Poniente; con permiso del Gran Septo de Baelor, claro está. Mi nombre es Martín Iraola, y soy el septón regente. Bien, comencemos la ceremonia.

Alzo en alto mis brazos, y elevo mi plegaria a Los Siete. Con las sagradas escrituras de La Estrella de Siete Puntas delante, ruego al Padre para que haga justicia y aniquile a todos esos infieles que rezan a dioses falsos, pues son ellos y no nosotros los que están equivocados; a la Madre, para que nos dé muchos hijos sin tener que pecar demasiado en el proceso; al Guerrero, para que con su espada siga aniquilando a los infieles y pecadores; a la Doncella, para que… que… ¿Qué es ese ruido? Oh, no puede ser verdad… Cuerdasflojas, ven, acércate… Canta más alto, todo lo alto que puedas… ¡Me da igual! Tienes que tapar ese ruido… Err, mis queridos penitentes, tengo que ir un momento a la cocina, vuelvo enseguida… ¡Berta, Berta…! No, no quiero más agua hirviendo, gracias. ¡¿Es que no oyes todos esos gritos y gemidos!? ¡Y está temblando el maldito techo del salón! ¡Dije expresamente que ningún cliente subiera arriba mientras tuviéramos aquí a los lectores…! ¿Que no es un cliente…? ¡¿Que es Bertín?! ¡Pero si solo tiene treinta años! Madre mía, ahora no solo nos van a cerrar el burdel, sino que además nos van a denunciar por corrupción de menores. ¡Sube arriba y dile que pare, ahora mismo! Voy a salir otra vez… Madre mía, el corresponsal de Facebook está tomando notas y torciendo el gesto. De esta no salimos. Bien, tranquilo Martín, tranquilo, respira hondo…

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Queridos penitentes, no tengáis en cuenta esos ruidos, que tan obscenos parecen. En realidad son… son… En realidad son suspiros de éxtasis. Sí, eso es. Arriba tenemos las salas de oración, y seguro que tres de nuestros queridos penitentes, de tanto rezar, han entrado en comunión con Los Siete al mismo tiempo, y de ahí los gritos. Pero pronto pararán. Bien, será mejor que terminemos cuanto antes. ¿Dónde he puesto el papel? Ah, sí, aquí… Tras los rezos, llega el momento del boletín semanal de 19reinos. Lo primero, y aunque tengo la obligación personal de recordaros que la codicia es pecado, y que lo mejor que podéis hacer es dejar todo vuestro dinero en el septo más cercano, pues nuestros estimados septones sin duda sabrán darle mejor uso, dejo aquí un código para obtener monedas: 5BDRL.

Y ahora, los rumores. Se dice que Edwyck, ese salvaje infiel que sin duda estaría mejor y más calentito paseándose por los Siete Infiernos, ha sido liberado por los reyes. Un error, sin duda, pero la Madre es compasiva y acabará perdonándolos; y si no, siempre quedará el fuego purificador de la hoguera. No la del Dios del Fuego, ojo, que eso es paganismo, sino la buena, la nuestra, la correcta. A ver si resulta que ahora solo los seguidores de R'hllor van a poder quemar a sus herejes. Bien, afortunadamente, Lord Ondrew Locke, que el Guerrero le dé fuerzas, sin duda volverá a capturar a Edwyck tarde o temprano. Y es que, queridos penitentes, ¡no podemos tolerar que ese salvaje ande suelto! Se dice que es el hijo de un noble… También se dice que la relación entre él y su padre nunca fue buena. ¡Mentiras, sucias mentiras! En realidad, Edwyck quería casarse con una doncella sin el consentimiento de su padre, y por eso él lo envió al Muro. ¡Y muy bien hecho! Seguro que era una buscona cualquiera, ¡como las que hay en los burdeles! Si Edwyck hubiera sido un buen hijo, habría servido de por vida a la Guardia de la Noche para mantener íntegro el honor de su familia. ¿Pero lo fue? ¡No!

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Según dicen, Edwyck se enteró de que su padre se había casado con su amante. ¿Y qué tiene eso de malo? Los grandes señores pueden hacer lo que ellos quieran, faltaría más. ¿Que un gran señor atropella a un miembro de la guardia de la ciudad con su carromato último modelo? ¡Pues no pasa nada, que se hubiera apartado! ¡Para eso, nuestros grandes señores, alabados sean por siempre, ostentan el poder y el dinero! Pero Edwyck, desencantado, ¡deserto de la Guardia de la Noche! ¡Infiel y desertor! Entonces cruzó el Muro, y se unió a los salvajes. Afortunadamente, los salvajes a los que se unió Edwyck cayeron gracias a las justas y misericordes espadas de una avanzadilla de la Guardia de la Noche. Por supuesto, la culpa fue de los salvajes, por haber nacido en el lugar incorrecto y además negarse a rendir pleitesía a Los Siete.

Pero es que encima, Edwyck, a pesar de haber sido rescatado por sus hermanos de esa vida de herejía y perdición, ¡renegó de ellos! Huyó a los bosques del norte, se convirtió en bandido, y luego comenzó a difundir falacias y mentiras sobre la supuesta libertad en la que viven los salvajes al encontrarse al margen de la Ley. ¡Pero está equivocado! ¡Las leyes las han hecho nuestros grandes señores para recaudar nuestros impuestos y vivir a cuerpo de rey con ellos! Y nosotros, en los Siete Reinos, creemos en la igualdad, así que somos conscientes de que nuestros grandes señores tienen todo el derecho a vivir tal y  como vive nuestro rey; por eso hay que acatar las leyes: para defender la igualdad. Bien, lo dicho, queridos penitentes: No escuchéis las palabras de Edwyck, ya que tarde o temprano volverá a caer bajo todo el peso de la Ley que nuestros grandes señores, que la Vieja siga iluminándolos con su infinita sabiduría, han dictado para proteger el sagrado orden establecido. Y además, Edwyck no deja de ser un pecador, pues sé de buena tinta que frecuenta burdeles, sobre todo éste… Err, bueno, no, me refiero al burdel que había aquí antes de que abriéramos el septo. En fin, id en paz, queridos penitentes, y recordad: En La Doncella Sagrada solo servimos animales vírgenes que nunca han conocido el sucio placer de la carne.