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Touch My Katamari

Touch My Katamari

Rueda, Katamari!

Tras sus sucesivas apariciones en PlayStation 2, una de las franquicias más simpáticas de la pasada generación vuelve a una consola. Perfectamente adaptado a los controles de la PS Vita, Touch my Katamari viene a ofrecer otro título de fondo de armario para la portátil de Sony.

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Katamari Damacy fue probablemente una de las apuestas más frescas que pudimos disfrutar durante la pasada generación en nuestra PlayStation 2. Concebido como tienen que serlo los mejores juegos, es decir, desde la jugabilidad pura y dura, nunca antes se nos había ofrecido la posibilidad de gozar tanto manejando lo que vendría siendo en esencia un escarabajo pelotero y cumpliendo su objetivo principal: hacer pelotas lo más grandes posibles. Como ocurre con todo lo que es original y acaba triunfando, sucesivas entregas fueron añadiendo contenido a la nueva franquicia mientras que por otro lado se iba perdiendo gradualmente su chispa inicial. De este modo, si se quería revitalizar la saga era necesario un reencuentro con sus orígenes, un borrón y cuenta nueva para captar también a los usuarios que nunca habían jugado a un título de esta clase. Y con Touch my Katamari, eso se consigue… a medias.

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Casi a modo autocrítico, la historia principal nos cuenta en clave de humor como la popularidad del Rey del Cosmos, antaño adorado por doquier, ha caído muchos enteros. Espiando una conversación de la calle, descubre que la gente de a pie lo sitúa al mismo nivel que el director de la escuela; incapaz de soportar este bajón de fama cual exconcursante de Gran Hermano, acude a su príncipe para que le ayude a recuperar el éxito de antaño, cuando no había estrellas en el cielo y se dedicó a devolverlas una por una a su antiguo esplendor. Y así empieza nuestra aventura; la forma de conseguir nuestro objetivo sigue intacto, pues bastará ir rondando nuestro katamari pegajoso sobre objetos cada vez mayores en tamaño en límite de tiempo determinado y, llegados al final, sabremos si es de la total satisfacción de nuestro monarca. Ciertamente se dice más fácil que se hace, porque Touch My katamari es un título de habilidad en el que conseguirlo todo al máximo nos va a exigir bastante.

Para hacer el viaje más accesible a aquellos que lleguen ahora a la franquicia, el control admite ahora dos posibilidades; por un lado la clásica, donde pulsando los dos sticks en la misma dirección conseguiremos mover nuestra bola. La opción estándar, sin duda la más adecuada para aquellos que vean el juego por primera vez, consiste en un manejo mucho más clásico donde el stick derecho gira la cámara y el izquierdo controla el movimiento, al estilo juego de acción en tercera persona convencional. Evidentemente se han añadido nuevos controls “touch” en cualquiera de las dos versiones y que vale la pena que aprovechemos: deslizando los dedos por el panel trasero alargaremos o contraeremos el katamari (para pasar por zonas estrechas o bajas, por ejemplo), doble tap para saltar e incluso en la pantalla táctil nos permitirá hacer dash momentáneo entre otras cosas.

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Lo cierto es que los controles se han adaptado casi a la perfección para nuestra mano, tanto los de siempre como los nuevos, y es relativamente sencillo sacar un buen rendimiento incluso a las primeras partidas, gracias en parte a que la curva de aprendizaje está bastante bien estudiada. Sin embargo, hay únicamente doce niveles distintos en los que hacer nuestras diabluras, en lo que se nos antoja una cantidad bastante corta, de modo que un jugador avezado puede terminar tranquilamente el título de una única sentada. Después se pueden repetir, mejorar nuestras puntuaciones, hacerlo con tiempo reducido pero al doble de velocidad, etc… pero lo que viene siendo el número de escenarios que vamos a recorrer no supera la docena.

Sin embargo están perfectamente diseñados, en la línea que nos ha acostumbrado la saga solamente que ahora con mucha más cantidad de detalle y definición. De hecho al principio uno tiene tendencia a pensar que los niveles son más pequeños de lo que realmente son, pues al ir ganando volumen y vayamos adjuntando más objetos a nuestro katamari veremos como nuestra perspectiva cambia y aquella mesa que antes nos parecía inabarcable ahora nos la tragamos sin problema e incluso podemos llegar a asumir animales de todo tipo, edificios… si está puesto ahí puede rodar con nosotros. Todo ello sin apenas ningún problema de framerate, ni de motor de colisiones (algo que sería de esperar en un título de estas características) ni de nada. Entre fases, además, podremos disfrutar del sentido del humor tan peculiar de la saga, en forma de conversaciones con nuestro Rey del Cosmos y la aparición de un personaje secundario demasiado apegado a los videojuegos.

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La rejugabilidad del título, como avanzábamos antes, se centra en la repetición de las fases bajo nuevas condiciones o simplemente para mejorar nuestra puntuación, que va del 1 al 100. Las misiones nos la otorgan unos personajes que aparecen en el hombro del Rey y tras completarlas con éxito nos darán una recompensa en forma de chucherías. Estos caramelos se utilizan para comprar todos los objetos que venden otros personajes situados en el hombro opuesto del monarca: trajes, pistas de audio, atrezzo de distinto tipo… es imposible conseguirlo todo con una sola ‘playthrough’, con lo que estaremos atados a reintentar las fases en búsqueda de bolas mayores, personajes ocultos o cualquier otra cosa que sirva para mejorar nuestra puntuación y nuestro premio de caramelos. Eventualmente el Rey nos otorgará con algunos de los suyos, que duplican la cantidad que recibamos de la gente de a pie.
 

7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.