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Tom Clancy's HAWX 2

Tom Clancy's HAWX 2

Altos vuelos

HAWX 2 llega con la intención de mejorar todo lo que no estuvo a la altura en la primera parte. Tiroteos en los cielos, una trama de terroristas e insurgentes detrás ambientado en la época moderna y novedades jugables. ¿Un vuelo de altura?

Hawx 2 es una de las nuevas franquicias que Ubisoft lanzó al mercado el pasado año. Intentando hacerse un hueco en un género donde Ace Combat es el nombre emblemático -aunque haya pasado ya mucho, demasiado, tiempo desde su sexta entrega- y donde a pesar de no haber una gran competencia, sí hay algún representante competente: Il-2 Sturmovik. Con un toque más arcade que el juego citado, la compañía francesa sacó Hawx, un juego accesible, sencillo. Y con bastantes problemas tanto jugables como visuales. Ahora, año y medio después, la secuela de esta obra llega para corregir algunos de los errores y seguir avanzando hacia delante.

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Hay pocas cosas que sorprendan bajo el paraguas de la marca Tom Clancy. El escritor norteamericano, que dedica sus obras a temas políticos, inteligencia militar y diversos temas bélicos, también cosecha ideas para ambientar e hilar tramas en los videojuegos de Ubisoft. Lo hemos visto en series como Rainbow Six, Ghost Recon o Splinter Cell. Zonas de conflicto moderno, como Oriente Medio, terroristas e insurgentes. Y, cómo no, ejércitos por la paz -norteamericanos a poder ser- y grupos de operaciones especiales para las misiones más complejas. En Hawx 2 pasa exactamente lo mismo. El robo de armas nucleares por parte de quien no debe y ataques de los que no aceptan las reglas de juego. Los ‘malos', totalmente icónicos y sin profundización.

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El último trabajo de Ubisoft Bucarest tiene, precisamente, un inicio que da a entender por donde van los tiros. Iremos haciendo misiones de distintos grupos de operaciones especiales, ya sean rusos, americanos o ingleses, para acabar con los terroristas de turno. Mera excusa narrativa para ponernos a manos de los diversos aviones y cumplir con las misiones que se nos asignan. Sin ir más lejos, ya en las primeras misiones estaremos bajo las órdenes de distintos coroneles y ejércitos, cada uno con sus problemas que acabarán derivando en el nexo principal: las cabezas nucleares robadas en Rusia de las que nos hablan en la primera toma de contacto con Hawx 2.

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De hecho, las cinemáticas son uno de los elementos más atractivos del juego. La ambientación bélica, los personajes y el nivel que atesoran nos meten de lleno en cada uno de los objetivos a cumplir. Estas también se pueden ver, en menor medida, a final de alguno de nuestros trabajos, aunque no será la tónica habitual. Por desgracia, los elementos que se ven en las escenas generadas por ordenador no mantienen el nivel técnico una vez estamos jugando. El bajón es considerable, aunque en este caso se trate de un problema más de la potencia en sí del motor gráfico que no de las cinemáticas en cuestión. Como vamos a ver más adelante, el objetivo de la compañía francesa en esta secuela ha sido mejorar el apartado jugable, algo limitado y simplón en la primera entrega de la franquicia.

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Novato para la elite
La primera misión funciona, a modo de tutorial, para aprender a volar por los aires de Hawx 2. En esta prueba, algo se complicará y daremos nuestros primeros disparos. No será en la siguiente misión donde nos pondremos el mono de trabajo para demostrar nuestra valía a los superiores. Aquí es donde se ven los controles. Con los gatillos aceleramos y frenamos, mientras que los botones superiores sirven para girar nuestro avión. El stick izquierdo sirve para hacer virajes y demás y los botones de acción se reparten para los misiles, metralleta y demás. Un control simplificado para un tipo de juego que, a pesar de las declaraciones, es un arcade que poco tiene de simulación. Algo a tener en cuenta para no llevarse desengaños, ya que muchas maniobras que serían imposibles porque acabaríamos estrellados se podrán llevar a cabo por la naturaleza con la que ha sido concebido el juego.

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Los controles responden a la perfección, aunque lo cierto es que al principio tendremos problemas para controlar y usar correctamente los giros y los virajes más bruscos, que nos pueden hacer perder la orientación con facilidad. Dominado esto, básico porque tendremos que girar a grandes velocidades para hacer frente al buen número de enemigos que nos pueden atacar desde todos los flancos, lo cierto es que se hace muy accesible para todo tipo de jugadores. Un factor que tiene, como punto negativo, la ya comentada simplificación que encontrará alguien amante de un género no precisamente prolífico durante esta generación.

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Ampliando responsabilidades
Hawx 2 va un paso más allá en su oferta jugable, y a pesar del fuerte componente arcade, en el control y la ejecución de la acción, sí que añade algunas novedades que nos permiten acercarnos más a la realidad de estos aviones de combate. Por ejemplo, tendremos que despegar y aterrizar nosotros mismos. Movernos por la pista, coger la recta, ganar la velocidad necesaria y levantar el vuelo. No tiene complicación alguna, y aunque se pueda notar innecesario, el añadido se agradece. A pesar que, eso sí, algunas misiones veremos como los despegues forman parte de la cinemática y empecemos, como en la mayoría de juegos del género -en consolas- ya surcando los aires.

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Aterrizar si que supone algo más entretenido, ya que tenemos que coger bien la pista, no llegar demasiado rápido y abrir las compuertas para frenar. Eso si no usamos ayudas asistidas preparadas para la ocasión. Otro de los elementos novedosos, que acercan conceptualmente a la simulación -aunque como ya hemos comentado la ejecución es totalmente arcade- está en el reportaje aéreo. En una de las primeras misiones solicitamos volver a la base, ya que el combustible se está terminando. Por motivos estratégicos no se permite la petición, y nos mandan a respostar en el aire.

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Tenemos un tiempo concreto en el que debemos colocarnos a la vera del avión con combustible, acercarnos poco a poco y conectar ambos vehículos para llenar el depósito. Lo que parece interesante sobre el papel puede llegar a frustrar, ya que hacer esta acción nos va a costar como si estuviéramos persiguiendo al mejor de los pilotos terroristas debido a la robótica situación en sí. A estos añadidos, más complementarios que otra cosa, también hay cambios jugables en la historia principal. Se han creado misiones de espionaje, ya sea siguiendo y detectando posibles enemigos o usar radares de gran potencia para encontrar objetivos escondidos.

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A pesar de esto, los tiroteos siguen centrando casi todo el avance del juego. Ya sea defendiendo bases, atacando grupos enemigos o haciendo de escolta a vehículos especiales. Sortear los misiles que nos lanzan, ya sea con movimientos evasivos o despistándolos con señuelos, y atacarlos con nuestras herramientas es sencillo y divertido (sin grandes alardes), ya que habrá grandes aglomeraciones de aviones en el cielo, tanto aliados como enemigos, que hacen sentir que realmente se está librando una batalla de dimensiones considerables. Eso sí, lo más recomendable es coger una dificultad elevada desde el principio, ya que sino el reto será casi inexistente. La variedad de arsenal, con bombas que controlaremos nosotros en primera persona, lanzacohetes o el uso de torretas en aviones que no pilotamos nosotros, ayudan a apaciguar las situaciones repetitivas.

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El principal contratiempo que adolece la historia principal del juego es que a pesar de los añadidos, sigue manteniendo cierta monotonía a medida que se va avanzando. Los objetivos pueden ser diversos, pero la mecánica jugable se mantiene intacta, y puede acabar haciéndose repetitivo pasado el ecuador de la trama principal. La variedad que propone Hawx 2 respecto a la primera entrega acaba convirtiéndose en anécdota, y si a eso se le añade el hecho de ser un producto creado sobre una base algo limitada, el resultado es un desarrollo jugable sencillo, divertido, pero poco ambicioso en términos generales y otro pasito lejos de lo que podría ser una secuela definitiva.

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Mejor en compañía
Si el nivel de acción de la historia principal no es suficiente, está disponible un modo arcade en el que suben los tiroteos y los cruces entre aviones en los mismos mapeados que hayamos desbloqueado en la trama. A esto se le añade, también, otro modo de disparos a mansalva: supervivencia. En este caso, el objetivo es mantenerse vivo ante el máximo número de enemigos posibles. Por último, una opción a volar libremente, que permite recorrer mapas y ver y usar todos los aviones de los que dispongamos. El abanico de posibilidades offline se agradece, aunque es en el cooperativo online, con tres jugadores más, donde se puede sacar más partido al juego a la hora de terminar la historia principal. Los otros modos también se pueden jugar en compañía vía online.

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En cambio, donde no sale tan bien parado el juego es en el modo matchmaking. Los esfuerzos de la compañía francesa en este apartado no son demasiados, y hay escasez en maneras de competir con otros jugadores. Sólo batallas por equipos o de manera individual, en los que se suman puntos por abatir enemigos, y nada más. Se antoja muy poca cosa, y más teniendo en cuenta que se ha querido dar soporte online a esta secuela, como lo demuestra la presencia del cooperativo.

Apartado técnico
Era uno de los puntos negros de la primera parte, y no parece ser que un año y medio después hayan trabajado demasiado en mejorarlo. Los escenarios tienen poco detalle, y se ven pobres a nivel de texturas y de carga poligonal. Sin ir más lejos, el modelado de los aviones, que tendría que estar por encima de todo, tampoco destaca por su gran detallismo. En términos generales, y una vez en el aire, tendremos vistas convincentes, con montañas, edificios y demás que en conjunto no desentonan. El problema llega a la que estamos persiguiendo a un enemigo mientras bordeamos una montaña nevada. La textura de ésta, en lugar de mostrar algo bello -similar a lo visto a lo lejos- nos decepciona con una textura totalmente plana hecha a base de manchas blancas y negras.

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A esto se le añaden efectos como las explosiones o la presencia del fuego cuando impactamos a algún objetivo. Cuesta discernir si se trata de un efecto plano o realmente es tridimensional. El nivel de detalle y de calidad lo acerca más, eso sí, a lo primero. Al menos se ha mejorado el framerate, más estable que en la primera entrega y que en Hawx 2 no da problemas salvo algún momento puntual. Un aspecto mejorable, ya que hay otros ejemplos de juegos de este tipo que sin alardear de potencia técnica sí muestran algo superior a lo visto en  la franquicia de Ubisoft (como por ejemplo, Il-2 Sturmovik).

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En el apartado sonoro destaca, sobre todo, el doblaje. Como ya es habitual en Ubisoft, sensibilizados con las localizaciones seguramente por su naturaleza europea, Hawx 2 llega completamente traducido y doblado al castellano. Las voces, muchas de ellas clásicas en estos conflictos bélicos virtuales, cumplen perfectamente, tanto en las cinemáticas como en las órdenes que nos puedan dar por radio en medio de una misión. A ella se le añade una banda sonora con un toque solemne, que aun no destacar demasiado, está bien encontrada. Por último, tanto los efectos de balazos como las explosiones cumplen su cometido.

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Conclusiones
Hawx 2 llega con la lección aprendida de su primera parte, pero sólo a medias. El nuevo juego de Ubisoft cuenta con novedades, como poder aterrizar y despegar, repostar en el cielo o hacer misiones de espionaje, pero todo esto acaba siendo anecdótico. La base sigue siendo la misma: un juego arcade a pesar de los añadidos, que por concepto -poner gasolina, aterrizar- lo debería acercar más a la realidad. Los tiroteos se pueden revestir de distintas misiones y objetivos, pero acaban cayendo en la reiteración, en parte por la excesiva sencillez de la mecánica jugable que propone. Y lo divertido y accesible puede acabar siendo algo monótono. No ayuda, tampoco, que los modos de juego añadidos sigan la misma línea. En este sentido, es cierto que el cooperativo para superar la trama principal le hace ganar enteros, aunque al otro lado se eche en falta más opciones competitivas. En general, un juego no demasiado ambicioso, divertido en primera instancia, pero que tiene todavía mucho margen de mejora. Entre otros apartados, en el técnico, donde sigue por debajo de lo esperado.

7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.