Scott Pilgrim contra el mundo
- PlataformaPS37360
- GéneroAcción
- DesarrolladorUbisoft Montreal
- Lanzamiento10/08/2010 (PS3)25/08/2010 (360)
- TextoEspañol
- EditorUbisoft
Beat'em up clásico
La unión entre el mundo de Scott Pilgrim y el estilo de juego de los beat'em up más clásicos, con algunos toques de rol y el estilo gráfico de los cómics dan como resultado un juego dedicado a disfrutarse en compañía.
El protagonista de esta serie de novelas gráficas es Scott Pilgrim, un joven holgazán que se enamora locamente de una chica llamada Ramona Flowers. El éxito de la obra de Bryan Lee radica, sobre todo, en la temática y su humor. Las referencias a todo tipo de elementos que a los jóvenes les son familiares, la relación entre ambos personajes, la narrativa usada para desarrollar la aventura y su diseño han ayudado también desde que naciera en el 2004. Seis años después se encuentra explotando la marca en otros lugares. De los seis volúmenes de los que se compone la obra, el segundo se titula Scott Pilgrim contra el mundo, dando nombre, también al videojuego que nos ocupa.
Lo primero que debemos advertir es que el juego tiene un punto retro que lo aleja de cualquier posibilidad de profundizar con los personajes. El carácter de Scott, Ramona o Stephen Stills no se llega a ver representado en ninguno de los casos, ya que estamos ante un beat'em up clásico en el que el avance a base de mamporros es lo más importante. Por eso, a pesar de tenerlo a nivel visual muy cercano a los libros, que nadie espere un sinfín de comentarios o actitudes de los personajes que nos lleve a la obra del canadiense. Tampoco es lo que pretende Ubisof Montreal con el desarrollo de un juego que, a pesar de algunas limitaciones, ofrece diversión sin demasiados rompecabezas. Y es que acabar con los molestos exnovios siempre es un placer.
El argumento del videojuego es precisamente este. Avanzar por siete niveles de duración variable, entre ellos y según cuánta gente esté jugando la partida, hasta llegar a uno de los exnovios de Ramona. Sin más. Por el camino irán apareciendo enemigos de distintos diseños y tamaños, aunque no hay gran variedad, que tendremos que ir derrotando para proseguir nuestro avance. La repetición de enemigos se puede ver en cada fase, aunque entre ellas éstos son diferentes, cabe matizar. Unas barreras imaginarias no nos dejan pasar hasta que limpiamos la zona, algo que bebe claramente de los juegos de generaciones pasadas, donde nombres como Final Fight, Double Dragon o las Tortugas Ninja tenían un hueco privilegiado dentro del género.
El planteamiento del juego es sencillo. Antes de empezar tendremos que elegir uno de los cuatro personajes disponibles. Podemos modificarlos levemente cambiando el color de su ropa, aunque Ramona por ejemplo también la cambia el pelo. Una vez lo hayamos elegido, empezamos la partida en el mundo inicial. En el menú previo también se pueden unir hasta tres jugadores más. En total, cuatro personas en modo local (no se puede avanzar más de lo que se muestra en pantalla, por lo que no hay problemas de visión en ningún momento), con la posibilidad de repetir personaje y colaborando entre ellos. Es uno de los puntos fuertes del juego, ya que sin la compañía de otros jugadores pierde parte de su encanto y de ritmo. Pero aquí está, también, otro de los contratiempos: no se ha facilitado un modo online que le habría quedado como anillo al dedo.
A pesar de tener un avance totalmente lineal como marcan los cánones del género, lo cierto es que Scott Pilgrim va un paso más allá en su desarrollo como videojuego. Podremos recoger monedas para cambiarlos en tiendas por objetos, a la vez que vamos subiendo de experiencia. Este toque rolero nos permite mejorar nuestras habilidades, con nuevos movimientos o mejores atributos, y sirve para ampliar el abanico de posibilidades en combate. Aun así, lo cierto es que tampoco es nada del otro mundo, y acabaremos usando los ataques más importantes una y otra vez sin tener que usarlos todos de manera obligada. Los enemigos y las situaciones no exigen una estrategia muy detallada en este sentido.
Los controles básicos nos permiten dar un golpe flojo, pero rápido y combeable, un golpe más lento pero contundente, saltar, un ataque especial -Scott tiene una patada al más puro estilo Tatsu de Ryu y Ken de Street Fighter- y la posibilidad de hacer una invocación que nos puede ayudar en combate y que es diferente según el personaje que hayamos elegido. A esto se le añade, cómo no, el hecho de poder recoger objetos del suelo y golpear a los enemigos con ellos o, simplemente, arrojarlos. Incluso podemos coger a enemigos a nuestros propios compañeros para usarlos como armas. Por el contrario, no tendremos diferencias apreciables golpeemos con un bate o con una botella -ésta, sin ir más lejos, no se rompe-.
No es demasiado largo, aunque sus niveles de dificultad y la posibilidad de mejorar a personajes, ganar objetos y, claro está, jugar con otros jugadores, le da más vida que otros juegos descargables tanto para Playstation 3 como para Xbox 360. Si el género gusta, a pesar que el sistema de combate no tiene nada de profundo y puede tornarse repetitivo en según qué momentos, es una apuesta rejugable a un precio, diez euros, algo inferior a otros productos del mismo género. Y es que subir al personaje más de quince niveles tampoco es sencillo.
Técnicamente, la apuesta por lo retro -iniciado con Megaman de Capcom- vuelve a salir a escena. Gráficos a base de sprites pixelados al más puro estilo Nintendo NES que cumplen doblemente su cometido. Por un lado, recrean a la perfección el universo de Scott Pilgrim, tanto por los diseños de los personajes como por los escenarios. Y por otro lado, porque estamos ante otro homenaje a la época de los ocho bits y eso se nota a primera vista. Y también por el oído. Una banda sonora a base de pistas midi no nos abandona en ningún momento. Por desgracia, a diferencia de tantas canciones que todavía hoy podríamos tararear, en este caso son bastante prescindibles y acaban sonando demasiado repetitivas. A lo que se une, también, unos efectos especiales en impactos y demás que no son nada del otro mundo.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.