Imposible redención

En 2004 fue lanzado un videojuego de tiros en primera persona, llamado Painkiller, que pretendía homenajear el sabor añejo de títulos míticos del género, como Doom o Quake. Publicado por la editora canadiense DreamCatcher Interactive, filial de la productora austriaca JoWooD Entertainment, y desarrollado por el estudio polaco People Can Fly, Painkiller se convirtió en uno de los títulos más populares de aquel año. Célebre por mostrar en varios de sus niveles alguno de los mayores jefes finales nunca vistos en un juego FPS, Painkiller nos ponía en la piel de Daniel Garner, un joven fallecido junto a su esposa Catherine en un accidente de tráfico. Aunque ambos habrían muerto a causa del choque, su destino sería diferente: Daniel, responsable del siniestro por fijar su atención por un instante en el rostro de su amada mientras estaba al volante, sería llevado al Purgatorio, mientras que Catherine habría sido conducida al Cielo. Para escapar de su confinamiento y reunirse de nuevo con su amada, Daniel debería derrotar a los cuatro generales de Lucifer e impedir el avance del ejército que El Ángel Caído habría estado preparando para asaltar los dominios celestiales y arrasar el Paraíso y el Purgatorio a su paso.

Tras la publicación de una expansión, Painkiller: Battle out of Hell, desarrollada por las mismas compañías responsables del primer episodio, y de Painkiller: Overdose, un mod del juego, obra del estudio independiente checo Mindware Studios, integrado por un grupo de aficionados al título original, y publicado por la misma DreamCatcher, nos llega ahora, de las manos del estudio independiente austriaco Homegrown Games y de nuevo editado por la filial de JoWooD, Painkiller: Resurrection, un juego que nos llevará a diferentes rincones del Purgatorio y del Infierno, poblados por seres de espanto, junto a un nuevo protagonista, y que promete capturar la esencia y recuperar el espíritu de la saga, haciendo uso de una versión mejorada del mismo motor gráfico que fue usado en el primer título.

Aunque Resurrection, que ha sido lanzado para compatibles a finales de octubre y podría ser adaptado para Xbox 360 durante 2010, presenta un argumento y una ambientación similares a los del producto original, el protagonista de la aventura ha cambiado. Ahora acompañaremos a un agente secreto excesivamente expeditivo, apodado Bill el Salvaje, en su descenso a los infiernos, tras haber perdido la vida en acto de servicio y haber causado accidentalmente la muerte de un gran número de inocentes en su última misión, en la que pretendía acabar con los miembros de una banda mafiosa por medio de la explosión de un coche-bomba relleno con demasiada dinamita. Durante su trayecto para lograr la absolución y escapar del Purgatorio, Bill estará acompañado por la voz de un ángel que guiará sus pasos, y podrá hacer uso de un arsenal variado de armas, cada una de las cuales cuenta con dos modos de disparo diferenciados y entre las que encontraremos alguna de las más populares de las anteriores entregas, como la Painkiller, una herramienta tan útil para los encuentros cuerpo a cuerpo como para deshacernos de aquellos enemigos que se encuentren a media distancia.

Las escenas narrativas se presentan en forma de cómic, al estilo de Max Payne, un sistema que quizás resulte algo trasnochado, pero cumple eficazmente su cometido e imprime al juego un cierto aspecto pulp que le favorece. El esquema en el que se basa Painkiller: Resurrection es tan conocido como socorrido y efectivo: consiste simplemente en recorrer un espacio entre dos puntos abriéndonos paso a tiros, una fórmula vetusta algo discutida por su simpleza, pero que está lejos de perder su efectividad, como demuestra el éxito de los dos capítulos de la franquicia zombi Left 4 Dead. En Painkiller: Resurrection daremos con seis tipos de enemigos nuevos que se añadirán a los monstruos contra quienes nos habremos enfrentado en las entregas anteriores y a los nuevos jefes finales, de entidad semejante a la de sus predecesores.

Desde las pantallas de carga hasta el más pequeño detalle del visor de estado durante el juego, pasando por los vastos escenarios y los insidiosos enemigos, todo desprende la sensación de que nos encontramos ante una traslación de cuanto Painkiller había ofrecido hasta ahora. Así que, pese a lo conservador de su planteamiento, Painkiller: Resurrection cuenta a priori con elementos suficientes para convencer a los devotos de los primeros títulos y a los aficionados a los FPS de corte clásico y la acción a raudales, pero si la similitud formal con las entregas previas no tendría por qué ser un lastre, hay aspectos que no aguantan bien la comparación con las demás aventuras de la licencia y podrían haber sido mejor resueltos en el videojuego que nos ocupa.

Tan pronto como empezamos a jugar Painkiller: Resurrection nos damos cuenta de que algo no funciona. El lapso de tiempo en el que deberemos demorarnos ante la pantalla de carga resulta absurdo de tan dilatado. Es algo que podríamos perdonar si al encontrarnos, por fin, controlando a nuestro protagonista, los escenarios lucieran con un aspecto formidable, pero no hace falta acercarse demasiado a algunas texturas para percibir su deficiente calidad. Los enemigos que nos asaltarán hacen gala de una inteligencia artificial limitada, como poco, y simplemente avanzan ominosos hacia nosotros tan rápidamente como pueden, siempre que no se topen con obstáculos que impidan su avance. Desde luego los decorados resultan amplios, pero se muestran bastante vacíos, tanto de elementos con los que interactuar como de personajes. Contamos con que los espectros y demonios contra los que nos enfrentamos están dotados de poderes que les permiten aparecérsenos de la nada y sobresaltarnos, pero en la mayor parte de los casos estas manifestaciones repentinas parecen más motivadas por acusados defectos de popping que por oscuras habilidades nigrománticas.

Las físicas de Painkiller: Resurrection presentan también limitaciones acusadas. A menudo al disparar contra enemigos nos sorprenderemos al verlos comportarse justo al revés de cómo esperaríamos: en lugar de caerse de espaldas se abalanzarán rápidamente por los aires contra nosotros, no importa en qué rincón se encuentren al recibir el impacto de nuestros proyectiles. Otro comportamiento extraño de los cadáveres de los monstruos que nos persiguen es su extraña capacidad por quedarse suspendidos en el sitio donde les hemos matado y alargar de modo elástico y notable sus extremidades mientras se retuercen antes de desaparecer por completo. También encontraremos puntos determinados de cada localización en los que la luz incide de modo raro, o caeremos dentro de una tumba a la que a penas nos hemos acercado.

Cabe especificar, para desagravio del estudio desarrollador, que todos estos defectos se deben en buena medida a la absoluta imposibilidad de actualizar nuestra copia del juego. Por lo que sabemos, un gran número de fallos ha sido corregido por medio del servicio de actualización del juego, hospedado en Steam. Sin embargo, muchos de los usuarios qua han intentado parchear su instalación de Painkiller: Resurrection se han dado de bruces con un serio impedimento. Al ejecutar el actualizador con el que cuenta el videojuego, un mensaje notifica que no está disponible la ubicación web en la que se alojan los archivos que deben reajustar las carpetas de la instalación del juego en nuestro equipo. Esto ha dado que hablar largo y tendido tanto en los foros de Steam como en los de JoWooD, y son muchos los jugadores irados que manifiestan su profunda decepción, ocasionada tanto por el hecho de que el juego deba contar con un parche que enmiende los errores de programación con los que ha sido comercializado como, sobre todo, por la imposibilidad de llevar a cabo la sustitución de los archivos de la instalación que la actualización debía corregir.

Aunque esperamos que esto se rectifique y que se proporcione una solución para cuantos jugadores hayan adquirido el título de DreamCatcher, creemos que es conveniente aprovechar esta conjuntura para llamar la atención sobre la cada vez más frecuente actualización de productos que son vendidos como juegos terminados. Aunque en ocasiones las revisiones online publicadas por las compañías desarrolladoras vienen a añadir a los juegos a los que van destinados nuevos modos y funcionalidades, a menudo este recurso, com en el caso que nos ocupa, sirve para resolver errores graves de programación que no habrían de formar parte de un artículo que debería ser lanzado en condiciones óptimas de acabado. Lamentamos que estos episodios se produzcan pero creemos que debemos denunciarlos, aunque como videoadictos nos duela señalar tachas y carencias de una saga que suma un buen número de simpatizantes.

Uno de los mayores damnificados de este triste suceso es el modo multijugador de Painkiller: Resurrection. En teoría deberíamos poder participar en él compartiendo con tres amigos alguno de los mapas del juego, pero no hemos podido ponerlo a examen, siquiera, al no poder aplicar el parche de actualización. Este aspecto resulta especialmente aciago, ya que nos ha sido posible comprobar que son diversos los compradores que se han dirigido a JoWooD para dar a conocer el problema. Parece que la compañía austriaca no se ha desentendido del asunto y contamos con que pronto ofrezcan remedio a las distintas reclamaciones de su público. No se trata de que existan cuestiones menores que empañen el resultado final, sino que los inconvenientes que han surgido hasta la fecha significan un enorme escollo para el buen funcionamiento comercial del juego.

El apartado del juego que merece mejor calificación es, sin duda, el acompañamiento musical y sonoro. Las piezas rockeras, con riffs guitarrísticos que animan la acción y empujan al jugador a emprender su labor de limpiar el averno de engendros con brío, casan perfectamente con la temática infernal del producto; además, los textos han sido traducidos y las voces dobladas al español. Banda sonora y localización, por tanto, sin ser sobresalientes, resultan más cuidados que el resto de aspectos del título. El trabajo interpretativo de los dobladores transmite la adecuada sensación de verismo, por bien que durante algunas de las escenas narrativas en formato de cómic la voz del protagonista parece excesivamente afectada y retarda demasiado el desarrollo del relato, lo que puede llevar a algún jugador a impacientarse.

En las pantallas de carga de Painkiller: Resurrection reza el epígrafe 'fan made product', por lo que, pese a todo lo expuesto hasta ahora, creemos que debe aplaudirse a JoWooD por apostar por un grupo de desarrollo amateur. Aunque el juego adolezca de serios problemas, en muchos momentos Painkiller: Resurrection resulta bastante divertido, tal y como lo fue el juego que dio inicio a la saga y como lo son los títulos en los que se ha fijado Homegrown para diseñar su trabajo. Confiamos en que JoWooD no abandone su apoyo a los estudios noveles de desarrollo de videojuegos y esperamos que en un futuro este estudio mejore cuanto han aportado en este caso y pronto se enmienden con un título a la altura de lo que se espera de un Painkiller.