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Codename: Panzers Cold War, Impresiones II

Estrategia en tiempo real y la Segunda Guerra Mundial. Dos locuciones intrínsecamente relacionadas entre sí que vuelven a las pantallas de nuestros ordenadores para ofrecer una nueva vuelta de tuerca al género y al conflicto. Pronto llegará Cold War a las tiendas pero antes le hemos podido echar un segundo vistazo.

Setenta años después del inicio del mayor conflicto bélico de todos los tiempos, la Segunda Guerra Mundial apenas ha perdido un ápice de actualidad. Aunque el peso de los horrores es inmenso entre la práctica totalidad de los historiadores de hoy día, no son pocos los estudiosos del período que siguen fascinados por la complejidad de todo el aparato estratégico y militar que envolvieron aquellos más de cinco años que marcaron un antes y un después en la historia de la humanidad.

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Esta fascinación se ha trasladado al medio audiovisual en incontables ocasiones, en todas y cada una de sus posibles variantes. Y desde que fue tecnológicamente posible, los videojuegos han recibido una avalancha constante de títulos que enfocaban esa oscura etapa del hombre, especialmente dentro del género del shooter en primera persona y también de la estrategia en tiempo real, como precisamente trata el título que vuelve a ocupar nuestras páginas después de nuestras primeras impresiones hace escasamente un año.

En febrero de 2008, puesto que inicialmente se preveía su lanzamiento para la primavera del año pasado, ya pudimos disfrutar de una primera experiencia con la continuación de Panzers: Phase One y Phase Two, dos títulos con un amplio reconocimiento por parte de crítica y público (excelente distribución a precio reducido de este último en España por parte de FX Interactive); Codename Panzers: Cold War, desarrollado por Stormregion, recoge el testigo dejado por sus predecesores en 2005 y nos acercan una beta que se antoja algo más trabajada que la que vimos hace meses pero a la que aún le queda un poco para llegar a ser óptima.

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Cold War nos sitúa en un hipotético escenario poco tiempo después de acabar la WWII, con una Europa destrozada por los recientes esfuerzos bélicos e incapaz de hacer frente a una Unión Soviética fortalecida, que comprende que ha llegado el momento de dar un puñetazo encima de la mesa para hacerse con el poder. La tensión se apodera pronto de Berlín y se inicia un nuevo conflicto en el que las dos grandes superpotencias mundiales, Estados Unidos y la URSS, lucharán por mantener el control.

Aunque el juego no está basado en acontecimientos reales, el argumento tiene un gran peso específico dentro de lo que es la campaña para un solo jugador. Es decir, aunque la mayoría de misiones son bastante sencillas en su concepción (ir de A hacia B, atacar y/o defender X, asegurar Y, etc.), se encuentran disfrazadas con multitud de objetivos secundarios que van apareciendo en mitad de ellas e incluso con giros inesperados en su desarrollo, lo que siempre es de agradecer.

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La mayor parte del juego está pensada para el manejo de cantidades limitadas de unidades, más que el hecho de manejar ejércitos de gran tamaño. Es mejor no tener mucho apego a la mayor parte de las tropas porque la guerra es costosa y la pérdida de batallones, el sacrificio de unidades y el constante envío de soldados de reemplazo están a la orden del día.

Como ya comprobamos en su momento, estamos ante un título que gráficamente cumple bastante bien. El motor en tres dimensiones que mueve el juego, el llamado Gepard3, se muestra solvente en la mayor parte de las situaciones a las que le hemos sometido, si bien aún hay momentos de estrés gráfico que no acaba de superar. Incluso en una ATI 4870 overclockeada de 1 GB sobre Vista 64, sufría de ciertas caídas de frames que resultaban bastante molestas, exactamente igual que nos sucedió con la anterior beta pero con una tarjeta más modesta.

El espectáculo visual no es tan contundente como pudimos observar en World in Conflict, por poner un ejemplo, pero todo lo que se muestra en pantalla es bastante convincente. Para empezar, aunque los jugadores suelen tomar vistas considerablemente alejadas para dominar mayor cantidad de terreno, Cold War permite un notable acercamiento a las unidades y elementos del escenario, permitiendo comprobar el considerable detalle puesto en cada uno de ellos.

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El diseño de soldados, vehículos, edificios y demás está desarrollado con mucho acierto, con buena variedad de animaciones para todos ellos. Las tropas de infantería, por ejemplo, buscan cobertura automáticamente de encontrarla por el camino, haciéndose menos vulnerables al fuego enemigo y los tanques muestran el clásico retroceso al efectuar un disparo desde su cañón principal.

La mayor parte de detalles que vemos en el campo de batalla no están de mero adorno, sino que pueden formar parte activa en nuestra estrategia. Proporciona gran deleite observar cómo abrimos paso a través de los árboles con nuestro escuadrón de blindados o el derribo parcial de un edificio cuando le cae una grúa encima… con gente dentro. Debemos considerar el mapeado de forma mucho más interactiva e imaginativa que en la mayoría de juegos del género.

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En esta nueva versión preview, las sensaciones que tuvimos en el anterior texto de impresiones no hacen sino confirmarse. Panzers Cold War es un entretenido juego de estrategia en tiempo real decididamente enfocado a la acción, premiando ésta sobre la gestión de recursos. Precisamente no existe la recolección de materias primas, algo habitual en la gran mayoría de los ETR, porque de lo único que deberemos preocuparnos es de la adquisición de prestigio.

Estos puntos de prestigio son la base para la adquisición de unidades de reemplazo que son, al fin y al cabo, la clave para obtener la victoria. Dichos puntos se obtienen mediante el cumplimiento de objetivos primarios o secundarios o, y aquí radica gran parte del frenetismo del juego, en la consecución y mantenimiento de los puntos de interés repartidos a lo largo y ancho del mapeado.

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Estos puntos de interés consisten en una serie de estructuras conectadas entre sí que además de aumentar nuestras posibilidades de rearme, pueden proporcionar una serie de bonificadores. El hecho de que se encuentren conectadas es interesante, pues si rompemos el vínculo entre ellas, todas las que dependían de la primera quedan inutilizadas. Bien pueden ser edificios de producción para construir vehículos, estaciones para la llamada de refuerzos, cañones defensivos con posibilidades antiaéreas o de todo tipo, almacenes, centros de reparación, radares…

Dado que el año pasado pudimos echarle un vistazo a las dos facciones a grandes rasgos, en esta ocasión hemos decidido pormenorizar un poco más los distintos tipos de unidades y vehículos para comprobar cómo responden a su micromanejo y las sensaciones que transmiten respecto a sus grandes competidores. El resultado es claro: en pocos títulos resulta más satisfactorio salir al campo con un escuadrón de tanques y aniquilarlo todo al paso.

Eso es posible porque el nivel de personalización de las unidades es bastante considerable; dependiendo del tipo de vehículo, podremos añadirle camuflaje, lanzallamas (imprescindible, visualmente hablando), artillería, detectores de minas, radar, protecciones adicionales, mejoras de armadura… todo esto apreciable a simple vista, sin necesidad de comprobarlo a través del HUD. Tanto americanos como rusos gozan de una buena colección de blindados ligeros y pesados que harán las delicias de los jugadores.

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Lo mismo sucede con la infantería, que dispone de la posibilidad de especializarse en según qué tipos de armamento e incorporar líderes a sus tropas para maximizar su eficiencia. También ellos tienen habilidades especiales, especialmente las unidades de élite que tienen atributos que les permiten cavar túneles para enviar tropas de un lugar a otro instantáneamente (tipo canal nidus zerg del starcraft), cruzar lagunas o sabotear puntos de interés enemigos.

Como suele ser habitual, conocer los puntos fuertes y débiles de nuestras tropas puede marcar la diferencia en el combate; por ejemplo, saber cuántos hombres son necesarios para tripular un tanque específico y qué ocurre si muere uno de ellos, qué tipo de munición afecta más a qué vehículo o saber qué grado de eficiencia tiene un ataque especial sobre una unidad particular. Al respecto: los ataques de apoyo externo (napalm, artillería, misiles, etc.) son sensacionales.

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Queda por experimentar el multijugador de Panzers: Cold War, en principio destinado a su uso y disfrute a través de GameSpy o en red local, actualmente no operativos. No conseguimos configurar combates contra la CPU, ignoramos si por estar deshabilitados en la beta o porque no vayan a ser incluidos en el juego final. En cualquier caso, por lo que hemos visto hasta el momento, estamos ante un título que los amantes del género deberán considerar seriamente. Esperamos disponer en breve de la versión final antes de publicar nuestro análisis. Si en esta ocasión los plazos se cumplen, antes de un mes estará entre nosotros.

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Codename: Panzers Cold War

  • PC
  • Estrategia
Nueva entrega de la popular saga de estrageia en tiempo real, por primera vez ubicada fuera del entorno de la Segunda Guerra Mundial.
Carátula de Codename: Panzers Cold War
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