Regreso a la Bat-cueva

Después del espectacular éxito de LEGO Star Wars y LEGO Indiana Jones, Traveller's Tales nos sorprende ahora con LEGO Batman (al mismo tiempo que nos deja preguntándonos cuál será la próxima franquicia de éxito que reconvertirán a su versión LEGO). Posiblemente, de las tres licencias, las que nos ocupa es la más atractiva tanto desde el punto de vista de la programación como del jugador; el universo del héroe de DC es tan amplio, extenso y con tantas encarnaciones, que pone en bandeja todo un abanico de oportunidades a disposición de los creativos que, de explotarlas correctamente, repercutirán en la satisfacción del usuario. Y, en cierto modo, así ha sido.

A diferencia de Star Wars e Indiana Jones, la iconografía de Batman va mucho más allá de una serie de películas, e incluso la propia imagen del héroe de Gotham varía según la adaptación en la que nos fijemos. Así pues, los chicos de TT han tenido libertad casi total para plasmar su propia visión de Batman, contarnos su propia historia y con su propio estilo. No faltan las referencias al Batman de Tim Burton, ni, por supuesto, al Caballero Oscuro de Christopher Nolan, ni siquiera se dejan de lado los cómics. Pero la influencia más evidente es, sin duda, la clásica serie de televisión de los 60 protagonizada por Adam West, de la que absorbe ese humor socarrón y esas situaciones, hasta cierto punto, casposas.

Cabe destacar, no obstante, que argumentalmente presenta carencias importantes. Aquí se nota, muy significativamente, que ante la ausencia de un material base que encauce la historia, el usuario se pierde con mayor facilidad. Vale que el plantel de personajes sea fácilmente reconocible, pero el mutismo de los personajes LEGO dificulta bastante la compresión de un argumento que se narra a través de secuencias mudas y gesticulaciones exageradas. Si esto, en las versiones mayores, se percibía con cierta dificultad, en DS es todavía más complejo, ya que nos vemos relegados a una serie de imágenes estáticas que se suceden, intentando contarnos algo que, si bien se entiende, en ocasiones no parece tener mucho sentido.

Tampoco es algo que dilapide de por vida el juego, ya que si por algo se caracterizan las entregas de LEGO es por su excelente jugabilidad más allá de un argumento que es meramente testimonial, que simplemente pretende ofrecer situaciones cómicas y guiños a los aficionados. No obstante, con un personaje tan oscuro, trastornado por ocasiones y profundo como es Batman, nos hubiese gustado ver algo más de explicación, ya que los villanos se comen la pantalla, dejando al caballero oscuro de Gotham en un modesto segundo plano en un juego que lleva su nombre.

El planteamiento del título es muy original, y difiere bastante de lo visto en las anteriores entregas de la franquicia LEGO. Aquí, viviremos dos aventuras de unos quince episodios cada una, pero serán complementarias a la vez que opuestas. Por un lado, controlaremos a los héroes del título, Batman y su fiel compañero Robin. Serán los únicos protagonistas del bando de los buenos, por lo que contarán como ayuda con una amplia variedad de trajes de todo tipo, que les proporcionan habilidades como poner bombas o planear. Eso sí, más que ofrecer virtudes concretas para los combates, se limitan a ser una excusa para presentar más puzzles de los que los héroes de por sí propiciarían.

Pero desde la Bat-cueva, mundo central desde el cual accederemos a las misiones de Batman y Robin (y con un acceso a la Mansión Wayne, con sus secretos), también podremos acceder a un segundo mundo central, Arkham Asylum, famoso lugar de Gotham donde se encierra a todos los grandes súper-villanos del hombre murciélago. Desde allí, podremos acceder a las misiones del mal, la unión de los más grandes enemigos de la historia de la ciudad de Gotham. Aquí controlaremos un grupo mucho más numeroso de personajes, desde Enigma hasta el Pingüino, pasando por Dos Caras, Hiedra Venenosa, Mr. Frío… Un plantel envidiable y con tanto carisma que, inevitablemente, tenían que dejar a Batman en segundo plano.

Avanzan en grupo, y según el puzzle al que nos enfrentemos, deberemos aprovechar las habilidades particulares de cada uno (súper-fuerza, poner bombas, resistencia al veneno, etcétera). Aunque sólo dos estarán en pantalla, en el menú de la pantalla táctil podremos cambiar en cualquier momento a nuestros personajes presentes en la acción. De este modo, llevaremos dos partidas paralelas, una con los héroes y otra con los villanos, perfectamente complementarias. Y por supuesto, regresan los clásicos de la franquicia: en los mundos centrales podremos comprar personajes y secretos, hay infinidad de fichas ocultas por descubrir, y podremos rejugar los niveles por libre.

Los niveles y los colores se han ajustado al universo de Batman, y el trabajo artístico, en ese aspecto, es soberbio. Destacar sobre todo el apartado sonoro; repite prácticamente todo, pero funciona a la perfección. Los efectos reproducidos son los mismos de las entregas anteriores, con algún añadido nuevo como el bat-arang. Pero lo más destacable son las melodías (revisadas) de Danny Elfman, sacadas directamente del Batman de Tim Burton, y que se pueden escuchar a lo largo y ancho del juego. En general, es un apartado sonoro muy agradable, lleno de sorpresas y que se ajusta perfectamente al personaje.

Sus formas redondeadas y los variados colores, así como su atractivo sonido tanto al salir a la luz como al recogerlas, consiguen que se convierta en el punto fuerte de todas las entregas de LEGO. No obstante, hay que reconocer también que la mecánica empieza a antojarse algo repetitiva, y que una vez más el juego vuelva a basarse tanto en su recolección no es lo ideal. Donde sí se ha intentado innovar ha sido en otros aspectos, como los ya comentados trajes de habilidades de Batman y Robin, o la posibilidad de vivir la aventura desde el punto de vista de los héroes o de los villanos. Son cambios menores a la fórmula, pero lo bastante acertados como para mantener el atractivo de esta entrega.

Por lo demás, la jugabilidad es completamente clásica, haciendo uso de la cruceta y los botones frontales para controlar a los distintos héroes. La pantalla táctil no tiene utilidad más allá de poder controlar el ritmo de avance de las imágenes en las secuencias de vídeo, pero tampoco hace falta más. El sistema es muy cómodo y agradable tal y como está, e intentarlo cambiar drásticamente hubiese supuesto un fracaso ante lo anclado que se muestra el juego en su legado genético. Esperemos ver más innovación en futuras entregas, pero por el momento, se trata de un título bastante largo y, ante todo, muy simpático y divertido.