Hacía tiempo que Nippon Ichi no sacaba al mercado uno de sus pesos pesados', más aún en portátil donde se ha limitado a lanzar a cuentagotas sus poco agraciados primeros trabajos. La versión japonesa que os acercábamos meses atrás ya auguraba buenos presagios y sobre todo dedicación en la elaboración del port. La espera ha sido larga, pero Disgaea ya habla inglés.
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Los videojuegos son siempre una inagotable fuente de sorpresas, demasiadas veces devaluada y mancillada tanto por ignorantes como por la propia prensa, acompañados siempre por el incomprensible sensacionalismo que se forma entorno a determinados lanzamientos, como bien podría ser el caso del esperadísimo Mario Galaxy que tenemos a la vuelta de la esquina. Como jugadores empedernidos, cuesta diferenciar al aficionado casual del que realmente busca savia nueva para, digámoslo así, expandir sus conocimientos en la materia al tiempo que disfruta de los mejores productos, con y sin renombre.
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Si nos paramos a mirar el mercado en los últimos años damos con una evidencia tan rotunda como entristecedora; pocos juegos que carecen del apoyo publicitario de una multinacional son capaces de crear expectación, cuando no se pierden en el olvido y etiquetados como obras de culto' para la posteridad. Clover es el ejemplo que mejor representa lo recién explicado, demostración de que las buenas ideas no conducen a nada si no son respaldadas por el populus .
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Disgaea fue llamado a convertirse en uno de los pocos exponentes que consiguen impulsar la economía de la compañía creadora por sí solos, tan sólo con el reconocimiento de la crítica -muy verde en materia de SRPGs por aquél entonces, sobre todo en España- y con el boca a boca entre aficionados, sin los cuales Lahart y compañía hubiesen sufrido otra suerte bien distinta. De nuevo aquí vemos que la calidad por sí sola no es capaz de defenderse en un mercado, de ahí la importancia de la prensa y de ciertos medios especializados.
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El rey del Inframundo Se mire como se mire no existe una fórmula en concreto del éxito de Nippon Ichi, no hay nada en Disgaea que sea realmente nuevo, pero quizás es eso lo que le infunde su carácter desenfadado y práctico a la hora de tomar las riendas del sistema de juego, a grosso modo estancados en los cánones por los que se rige el género. El sentido del humor y la humildad de cara al trabajo han sido dos factores claves para conquistar el corazón de cientos de jugadores, poco frecuentes en un juego de estas características. Lahart, un príncipe heredero del Inframundo despierta un día tras una larga siesta, molesto por los extraños sonidos que produce Etna, una altiva muchacha de personalidad sospechosa. Poco tarda el guión en situarnos; nuestro padre ha muerto atragantado por una galleta y ahora todos los demonios con cierto poder y renombre atentan contra la hegemonía de nuestra familia. Entre broma y broma, situación incoherente y resolución de factura brillante, Disgaea halla un equilibrio justo entre la diversión y el trabajo, puesto en práctica en los combates por turnos, nada fáciles de dominar.
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El Infierno en tamaño portátil La historia y el buen sentido del humor son dos premisas indispensables de Disgaea, pero no las más importantes en un port 1:1 en el que el aspecto gráfico es el apartado con más visos a variar con respecto al original. PSP no necesita mover mapeados tan grandes como los de PS2, y por obvio que resulta su pantalla facilita que las texturas aparezcan suavizadas y sin un aspecto tan áspero como el de Disgaea original. Los sprites de los personajes se sido rediseñados en busca de un mayor detalle, como ya comentamos, sin perder un ápice de velocidad. Es más, sucede todo lo contrario. No sólo los personajes y enemigos, sino todo el entorno en general luce un look casi perfecto con tendencia anime, como bien podréis imaginar por las imágenes adjuntas a este texto.
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Los escenarios cuentan con un mayor número de objetos y las explosiones así como los efectos lumínicos han sido remodelados desde cero, empleando el potencial de la portátil de Sony para llevar a buen puerto los defectos del original. Esto, sumado al gran número de personajes secundarios a nuestra disposición y el de enemigos y distintos paisajes en los que combatimos hacen del apartado gráfico de Disgaea uno de los mejores que hemos visto hasta la fecha en PSP. Cuesta creer que comprimiendo un juego tan grande se mejore el cómputo global.
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Más de lo mismo sucede con el apartado sonoro, con su correspondiente doblaje específico para los nuevos comentarios y frases en las misiones especiales -una de las pocas novedades del UMD- e incluyendo tanto voces en inglés como en japonés. Aunque en un principio se habló de volver a trabajar todos los diálogos del juego, dado el resultado final parece más bien que se haya empleado la versión original y simplemente modificado en momentos puntuales. De todos modos es exactamente la misma que llegará, si es que finalmente eso ocurre, a España.
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Novedades... Se esperaba más de la versión japonesa en lo que a contenidos extras se refiere, tanto es así que incluso se especuló con la inclusión de un mayor número de novedades de cara al lanzamiento americano, pero finalmente no ha ocurrido así. La versión final americana es casi idéntica a la aparecida en Japón hace casi un año, o lo que es lo mismo, las novedades sólo hacen referencia a la posibilidad de adquirir la BSO original dentro del propio juego -comprándola- y escucharla así en cualquier momento además de un registro con todos los demonios del juego. Los personajes de Disgaea 2 están llamados a aparecer una vez mediada la trama principal, a modo de jefes finales en las misiones nuevas que han sido añadidas en el port. Un escaso, por no decir nulo, plantel de añadidos que denotan que Nippon Ichi se ha preocupado más por elaborar una adaptación en condiciones que por incluir elementos nuevos que animen a los que ya hayan probado y disfruta el juego a adquirirlo otra vez. Es destacable mencionar la fluidez de los tiempos de carga y la facilidad para repetir una fase en el caso de haber perecido, aspectos que necesitaban una revisión y aquí se han enmendado.
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Movimiento el ejército Como decíamos, Disgaea sale ganando en esta conversión en todo lo que hace referencia a las posibilidades de la consola. Ya hemos comentado los gráficos; con el control sucede algo parecido. Por la propia configuración de la consola y gracias a una buena regulación del stick analógico, controlar las acciones tanto en los combates como a Lahart dentro de su castillo es un placer, aunque requiere algo de práctica para no caer en la confusión ante el ingente número de menús y opciones a disposición del jugador. El resto de elementos del juego permanecen invariables, desde la historia hasta el orden de los sucesos pasando por los golpes especiales y el modo de obtener los mismos, incluso la dificultad en general a lo largo de la aventura no presentan apenas cambios, obviando el nuevo modo de dificultad al que podemos acceder al terminar la aventura por primera vez.
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El mismo en portátil Los ports hacen ya mucho tiempo que nos asustan, implican poca dedicación por parte de las empresas y por lo general sólo empeoran un producto que en su momento obtuvo cierto éxito. PSP facilita todo este proceso al mejorar la calidad gráfica de ciertas adaptaciones con respecto al original, como es el caso de Disgaea, pero no siempre sucede así. Lahart y el resto de la irreverente tropa que le acompaña ha tenido suerte, mucha suerte de poder disfrutar de otra aventura, exactamente la misma que aparecía en PS2 hace años, pero mejorando todo aquello que necesitaba ser retocado.
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La velocidad de carga y la calidad gráfica nos han sorprendido muy positivamente, son detalles que mejoran mucho la apariencia general del juego, pero no justifican la ausencia casi total de novedades. A este problema se suma la durísima curva de aprendizaje -casi un escalón- que podría echar a más de una hacia atrás a la hora de decantarse por la importación. Ciertamente no existe a día de hoy un SRPG como este, con esta calidad y con una historia tan endiabladamente divertida, que desgraciadamente no ha creado escuela.