El dueño del tiempo
Mas de cinco años ha tardado TimeShift en salir al mercado, tras varios rediseños casi completos y un cambio de desarrolladora de por medio. El objetivo de lanzar un shooter de nueva generación se ha llegado a conseguir, aunque nos queda la sensación que las ideas que se introducen podrían haber dado mucho de si profundizando un poco más. Pese a todo, se ha logrado un buen nivel técnico y jugable, contando con un interesante modo multijugador que introduce originales mecánicas en las modalidades clásicas de contienda entre jugadores. El resultado en conjunto es un título de buen nivel en la mayoría de sus aspectos, aunque se echa en falta un mayor aprovechamiento de las posibilidades que el juego brinda.
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La trama nos sitúa en la piel de uno de los científicos encargados del desarrollo de un prototipo de traje con capacidades especiales. Este traje, del que existen dos prototipos - alfa y beta - es capaz de manipular el flujo temporal, además de contar con otras capacidades como la regeneración de salud. Los inicios nos muestran como el villano del juego se apropia de uno de los dos trajes y pretende volar el edificio en el que se desarrolla el proyecto. Tras una mareante secuencia, nuestro avatar consigue enfundarse el segundo de los trajes y activar el desplazamiento temporal justo antes de salir ardiendo por la explosión. El flujo temporal es entonces cambiado, teleportándonos a una realidad paralela en el año 1939. En este contexto, deberemos buscar al renegado científico para acabar con sus planes de dominio mundial.
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Gráficos
TimeShift posee un aspecto visual bastante contradictorio, espectacular en algunas fases y simplemente suficiente en otras. Destaca sobremanera el elenco de efectos visuales, en la activación de los distintos poderes temporales o en la representación de los efectos como el humo, la lluvia y el fuego. El modelado de los personajes, sin deslumbrar, resulta solvente en la mayoría de situaciones, aunque los enemigos no muestran una gran variedad en sus modelos, resultando bastante genéricos. Las animaciones, muy correctas, nos muestran a nuestros compañeros y a los contrarios moviéndose con agilidad por los derruídos escenarios, rodando y saltando a través de los obstáculos de una forma muy creíble y bien realizada.
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Los entornos, tanto abiertos como cerrados son totalmente lineales, aunque se habilitan amplias zonas para los momentos de combate más frenético. Gran parte de las zonas de combate ven limitada bastante la cobertura, debiendo confiar en nuestra habilidad temporal para solventar las situaciones más comprometidas. En la versión de PC se deja ver un buen escalado de las posibilidades del juego, funcionando razonablemente fluido en equipos de gama media. En Xbox 360, el apartado visual es de primer nivel, muy vistoso y bien conseguido. Aun así, ninguna de las versiones está exenta de ocasionales caídas de la tasa de imágenes por segundo, fundamentalmente cuando los grandes modelos del juego hacen acto de aparición o cuando el volumen de efectos visuales es abrumador. Esto afecta en ocasiones a la jugabilidad, haciendo que el proceso de apuntado sea algo más impreciso de lo deseable.
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El conjunto sonoro de TimeShift es un aglomerado de melodías trepidantes que escaso o nulo papel tienen en el desarrollo del juego. El repertorio musical se ve totalmente eclipsado por la predominancia sonora de los efectos y voces del juego, que copan totalmente el aspecto audible. Las melodías son un mero acompañamiento que rellena los escasos momentos de tranquilidad en la trama con un ritmo cambiante de piezas orquestadas que no llega a satisfacer del todo. En conjunto, la banda sonora pasa sin pena ni gloria, relegada casi totalmente a un papel secundario en los momentos donde debería imponerse con más fuerza, como en los combates y las escenas tensas.
En el lado opuesto de la balanza, el conjunto de voces y sonidos raya a buen nivel, destacando en nuestro caso un solvente doblaje al castellano. Los enemigos se advertirán entre ellos de nuestra presencia, nos darán el alto y nos increparán con vehemencia. El sonido de las armas es contundente y los suficientemente diferenciado como para ser agradable de oír. Constantemente seremos bombardeados con mensajes, ya sea de nuestro propio traje o del entorno, que valdrá la pena escuchar de cara a obtener pistas. Por último, destaca el conseguido efecto sonoro producido al retroceder en el tiempo, en el que el audio parece deshacerse y circular también en sentido contrario. Un buen detalle que no pasará desapercibido para el jugador.
Jugabilidad
El modo individual de TimeShift nos propone afrontar la trama directamente, sin preámbulos, entrando en acción a los pocos instantes de finalizar la introducción. La zona inicial hace las veces de tutorial, situándonos en la historia sin dejarnos utilizar todavía las capacidades de nuestro traje. Tras el primer retorno temporal, entraremos de lleno en la parte de la historia que ya se vio en la demo, donde hacen acto de aparición por primera vez nuestras posibilidades de alterar la realidad. Hay tres tipos de funcionalidades en este aspecto, ralentizar, pausar y retroceder en el tiempo. Con ellas podremos realizar un buen número de maniobras, orientadas fundamentalmente al combate, aunque también existen puzzles sencillos que no serán realizables sin la ayuda de nuestra vestimenta de combate.
La historia comienza fuerte, poniéndonos en el centro de un conflicto armado de gran escala, como demuestra el uso de gigantescas máquinas de destrucción ya en las primeras zonas. Los enemigos, lejos de ser meras estatuas, se coordinan bien y ofrecen una buena resistencia en los combates. Incomprensiblemente, son capaces de absorber una enorme cantidad de impactos de las armas automáticas, siendo capaces de caer y volver a levantarse cuando ya pensábamos haber acabado con ellos. El arsenal, bastante clásico, pasa por armamento de corte futurista que incluye pistola, recortada o metralleta además de armas más exóticas como una ballesta con munición explosiva, totalmente demoledora. Sin embargo, el mayor arma de la que disponemos es nuestro control de la realidad, con el que virtualmente nos convertimos en una máquina de picar carne.
Durante el desarrollo del juego, los combates nos situarán en clara desventaja numérica, por lo que utilizar estas capacidades es algo casi obligatorio. La acción permite, por ejemplo, robar el arma a un enemigo pausando el tiempo, para acto seguido situarnos a su espalda y acribillarlo sin misercordia. El elemento de rebobinado temporal nos hace capaces de desprendernos con facilidad de granadas que nos llueven o misiles que llegan por el aire. Más aún, los fenómenos físicos se congelarán también , permitiéndonos esquivar rayos eléctricos o huir de las llamas de una explosión sin sufrir daño alguno. Las posibilidades son virtualmente inacabables, aunque se tiende a caer en la reiteratividad mediante el uso y abuso de las mismas técnicas. Los puzzles existentes son siempre del mismo tipo, basados en detener el tiempo para accionar un elemento mecánico o esquivar un obstáculo letal. Se echa en falta mucha más originalidad en este aspecto, que podría haber ofrecido grandes momentos con los recursos existentes.
Y es que, si bien el modo historia nos durará unas ocho horas, no llega a resultar especialmente destacable o novedoso más allá de las posibilidades temporales. Mas aún, el guión resulta poco atrayente a partir del segundo episodio, momento en el que la trama baja su intensidad hasta casi el final del juego. La mecánica, aunque teóricamente potente y versátil, cae una y otra vez en el combate simple y la ausencia de más desafíos que avanzar y disparar. De no poseer el factor de manejo temporal, podríamos decir que TimeShift es un shooter más, sin apenas factores interesantes más allá de completar su sencilla trama. Por suerte, nuestra propia imaginación nos permitirá disfrutar del juego de forma más abierta, aunque en muchos puntos se obliga al uso de un determinado poder temporal para solventar la situación. En esos casos, la funcionalidad de activar la capacidad adecuada de forma automática se convertirá en un aliado valioso, pero al que resulta demasiado fácil acudir.
Posibilidades interesantes
Por otro lado, la linealidad de la historia y el amplio margen de mejora que posee este aspecto del juego contrasta mucho con el buen acabado de su modo multijugador, sólido, interesante y tremendamente divertido. El uso de los poderes temporales se intercambia aquí por la aparición de las granadas temporales, armas cuyo uso provoca una esfera que ralentiza a los otros jugadores. Estos objetos son claves en los modos de juego habituales, como deathmach, capturar la bandera o deathmach por equipos, además de permitir la inclusión de nuevos modos. Las novedades incluyen un modo similar al rey de la montaña, donde un jugador contará con poderes temporales ilimitados y todos deberán acabar con el, altamente divertido y frenético.
La diferencia más evidente entre versiones es el control, que en consola resulta más cómodo para activar los poderes temporales, aunque con la lógica pérdida de precisión al utilizar el stick analógico para apuntar. Los botones del pad de la máquina de Microsoft reúnen mejor las funcionalidades temporales, que en el teclado quedan demasiado dispersas en su configuración por defecto. Pese a ello, la existencia de un botón par activar el mejor poder según el contexto facilita mucho la tarea, haciendo viable un manejo cómodo independientemente de la plataforma de juego. Como comentábamos, el apartado visual es solvente y bastante escalable en PC, llegando a cotas espectaculares de contar con un buen equipo de hardware. En caso de no contar con un equipo a la última, resulta mejor opción optar por la versión para consola.