Viviendo un E3
MeriStation lleva asistiendo a la feria de Los Ángeles desde el año 99. En esta edición, la más importante del lustro, nuestro equipo de 4 enviados especiales y 2 corresponsales te explica cómo se vive la experiencia: shows previos, colas inmensas, entrevistas con VIPs, tours por los stands o las interminables noches sin dormir.
MeriStation lleva ocho años cubriendo desde Los Ángeles la feria de videojuegos y ocio electrónico más importante del mundo. Aunque nuestra cobertura arrancó en 1997 de forma no presencial, no fue hasta el 99 cuando pudimos pisar la moqueta del Convention Center. El auténtico pionero en estos eventos fue Martín Iraola, corresponsal del diario El País, quien, como freelance, fue nuestros ojos y oídos en EEUU.
El año siguiente repetimos presencia desplazando esta vez a dos colaboradores de la revista, y ya en el 2001 miembros de la redacción dieron el salto al otro lado del charco. Pep Sánchez, Joan Isern, Cristian Viver, Francisco Alberto Serrano, Albert Gil o José Arcas, han sido algunos de los nombres presentes en esta feria, tan especial y emocionante como convulsa y exigente. Con la experiencia acumulada de todos estos años, y sabiendo lo trascendental de esta edición -la más importante del lustro-, nos hemos decidido a mostraros todo aquello que 'no se ve' del E3 y que tanta curiosad despierta en muchos de vosotros.
Desde aquí intentaremos acercaros a los preparativos del viaje, a organizar una agenda, cómo se obtiene un pase o cómo funciona el registro, la coordinación de los enviados especiales con el equipo de España, qué hay detrás de los tours por los stands o, de forma más directa, cómo se viven esos minutos más personales con los VIPs que no se recogen en las entrevistas, la emoción de las conferencias previas, algunas anécdotas, o conocer de una forma más cercana la ciudad bandera de la costa oeste americana.
Sin más, os dejamos con el reportaje; un interesante prólogo antes de que este fin de semana se inicien los primeros coletazos de la fiera y empecemos a hablar de anuncios, nuevos títulos, declaraciones, nuevas plataformas y todo aquello que el E3 lleva implícito... Esperamos que lo sigáis con nosotros, aquí en MeriStation.
Bien, de momento hemos conseguido que nos acrediten y tenemos hotel y vuelos confirmados, que no es moco de pavo. Ahora sólo queda hacer la maleta y no olvidar la documentación en regla. Más de uno se ha quedado en tierra por dejarse el pasaporte, o no contar con la versión electrónica obligatoria para volar a los USA. Sin ir más lejos la redacción francesa de una revista oficial de las plataformas actuales fue expulsada de Estados Unidos por presentarse como periodistas y no contar con el visado correspondiente expedido por la embajada americana para poder ejercer su profesión en el país.
Al igual también ha habido alguna anécdota -esta vez relacionada con españoles- que cuenta cómo por gastar una inoportuna broma de mal gusto -sobre bombas y equipaje-, una persona fue retenida en Heatrow y perdió el avión destino LAX. Recordaremos también otra de hace unos años en la cual un 747 de British Airways tuvo que regresar a Londres al dar a luz una pasajera embarazada que iba a bordo. Afortunadamente el resto de viajeros fue reubicado en vuelos posteriores, y el parto sólo quedó en un dilatado retraso.
Esperando no tener imprevistos incontrolables y con la documentación necesaria lista, sólo queda esperar al gran día. Todo enviado especial debe contar con una serie de elementos básicos en su desplazamiento a California. En nuestro caso son de vital importancia las herramientas con las que trabajamos. Un buen portátil, cámara de fotos, de vídeo, disco duro externo, grabadoras, lectores de tarjetas, tarjetas 3G, wireless o bluetooth.
Todo ello para asegurar que no se pierde ni un detalle de lo vivido y que llega a los lectores con la máxima calidad y velocidad. La ropa se lleva un altísimo porcentaje del espacio en las maletas, básicamente porque el clima de Los Ángeles es bastante extremo: por la mañana nos enfrentamos a un calor, que combinado con la alta humedad y el trasiego de público de los pabellones, se hace insufrible -más si tienes problemas de transpiración, puedes empapar camisas en un momento-, pero por las noches el fresco apreta.
Akira Yamaoka junto a Naoko Sato, teñidos de rubio al igual que el resto del equipo de Silent Hill 2 |
Más allá de esto, no podemos olvidar tampoco dispositivos lúdicos para hacernos más llevaderas las 11 horas de vuelo ininterrumpidas que separan Londres de Los Ángeles. Las consolas portátiles, reproductores de música, el mismo ordenador o los más tradicionales libros, películas del on-flight entertainment system o directamente algún fármaco para ayudar a conciliar el sueño pueden hacernos más llevadera la experiencia.
Tras ella aterrizaremos en el Los Angeles International Airport -LAX-, que gestiona la mayoría de vuelos intercontinentales que llegan a la ciudad. En este punto debemos guardar las formas más que nunca. Justo al abandonar el avión seremos conducidos, junto al resto de pasajeros, al control de pasaportes; una tediosa espera donde, clasificados por territorio de origen, aguardaremos a entrevistarnos con un inspector de inmigración. A él le entregaremos nuestro pasaporte junto con dos formularios que habremos cumplimentado. El primero indica el valor de nuestras pertenencias, mientras que el segundo, de color verde -el famoso I196- es célebre porque nos preguntará cosas tales como si hemos tenido afiliación nazi, si somos criminales de guerra fugitivos o si hemos participado en el secuestro de niños.
Tras entregar los formularios y charlar con el inspector, podremos entrar oficialmente al país, si por el contrario el funcionario no ha quedado muy convencido con nuestra declaración, podríamos enfrentarnos a un registro de nuestro equipaje, el cual, si no portamos ningún tipo de sustancias u objetos prohibidos -en este punto es donde siempre nos requisan el jamón serrano- se saldará sin incidencias.
Después de todos estos trámites burocráticos, estaremos esperando un taxi que nos lleve a nuestro hotel. Serán aproximadamente entre las cuatro y las cinco de la tarde del mismo día del que salimos de casa, pero a excepción que hemos vivido 12 horas de más en él, horas que ya pagaremos a la vuelta a casa -la experiencia de perder un día de tu vida-. En este punto lo más recomendable es dirigirse al hotel, registrarse y, tras deshacer el equipaje y ponerse cómodo, salir a cenar -con suerte los Lakers estarán jugando esa tarde partido de playoffs- y acostarse hasta el día siguiente. Con esto lograremos vencer al jet-lag y estaremos totalmente preparados para lo que se nos vendrá encima el día siguiente: los preshows.
Ups :-) |
No todas las compañías implicadas se toman con igual tenacidad la confección de su agenda. Encontramos que algunas literalmente se vuelcan por conseguir que les demos una cita para mostrar sus productos, otras que en cambio son más pasivas y elitistas, no concediendo meetings a no ser que tengan referencias tuyas y de los medios a los que representas, e incluso las hay que esperan a los días antes para solicitar tu tiempo. En este capítulo del last-minute hay que introducir la vorágine del jueves y viernes previos a la semana del E3. Puede que hayas construído una agenda perfectamente milimetrada, calculada para atender a todo el mundo y además no llegar tarde a ninguna cita ni dejar a nadie tirado, pero en estos dos últimos días todo se puede derrumbar con un castillo de naipes.
¿La razón? Frases como éstas: "me sobra un slot para la demo de Metal Gear Solid 4", "Iwata puede atender a un medio más en su entrevista tras el preshow", "nos han confirmado que Mizuguchi e Itagaki atenderán a prensa europea". A última hora siempre surgen suculentas oportunidades -vaya, como irse a Punta Cana una semana por 300 euros-, horas libres que aparecen tras haber cubierto el cupo de medios prioritarios a nivel internacional y que suponen una fantástica oportunidad para aquellos que no son japoneses y americanos. Tanto que acabarás desplazando o eliminando injustamente una cita ya cerrada por atender llamadas de este tipo.
Pero antes de terminar el día, y en previsión que suceda algún imprevisto, es necesario visitar el Convention Center para recoger la acreditación y para realizar la primera toma de contacto, si es que no se ha hecho antes. Lo primero se realiza accediendo a la sala de prensa del West Hall y mostrando el pasaporte, tras lo que se procede a verificar la aprobación del registro a ese nombre y en caso afirmativo, a hacer entrega del famoso badge y badge holder, que no dejan de ser una tarjeta con banda magnética que supone el pase propiamente dicho, y una cinta para colgársela al cuello de la que pende un sobre de plástico para introducir dicho pase. Así, de un golpe de vista cualquier miembro de la seguridad del recinto nos identificará como prensa, siendo más permisivos con nosotros que con los visitantes normales.
Pero en los días previos a la feria la permisividad termina más allá de las puertas de los 4 grandes salones del Convention Center, en pleno montaje, ya que está estrictamente prohibido el acceso de la prensa a ellos hasta que no se termina de montar la distribución. Cada año siempre hay algún intrépido que logra colarse dentro y destapar de esta forma alguna de las sorpresas que las compañías tienen preparadas en su line-up. Aquí en MeriStation logramos infiltrarnos en el montaje de stands en el año 2001 aunque es algo realmente arriesgado y de ser descubierto, la organización puede anular tu pase, con lo que no merece la pena arriesgarse.
Además de estos actos, en lunes y martes también tiene lugar el Conference Program del E3. Antes de llegar las masificaciones del miércoles, y mientras se pueden escuchar los martillazos del montaje de stands en el show floor, se imparten en unos salones de actos del mismo Convention Center un programa de conferencias compuesto por cerca de 30 sesiones divididas en estos dos días.
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Tres de las babes más solicitadas |
El nivel de estas conferencias es muy alto y suelen ser atendidas por profesionales del sector interesados en compartir la visión de auténticos casos de éxito dentro de la industria. Sin ir más lejos, este año tiene previsto participar en las sesiones Ed Boon, Dave Perry, Hideo Kojima, Yannis Mallat, Tetsuya Mizuguchi, Peter Molyneux, David Jaffe, Gouichi Suda o Warren Spector entre muchos otros. Tradicionalmente, siempre han sido gratuitas para la prensa, pero este año se ha impuesto un método de pago - 120 dólares por asistir a 6-, incluso para aquellos que las cubren para informar.
Este monstruo de hormigón, acero y cristal alberga una superficie de más de 26.000 metros entre sus pabellones principales, salas de reuniones y demás recursos. Desde su apertura en 1971 ha sufrido tres ampliaciones para adaptarlo a la demanda de la sociedad que han terminarlo por dejarlo en este gigantesco tamaño. Está situado en pleno Downtown de Los Ángeles, en el corazón financiero de la ciudad -flanqueado por el estadio de los Lakers, el Staples Center- y excelentemente comunicado por autopistas, metro y autobuses.
Estructuralmente alberga 4 pabellones, 64 salas privadas, 4 restaurantes, 1 business center, un auditorio de 300 plazas, parking para más de 6.000 vehículos y un buen número de amplios pasillos. El año pasado más de 2.8 millones de personas pasaron por él en toda la temporada de eventos. Además de dar cabida al E3 desde que la feria se mudó de Atlanta a LA, el CC alberga otros actos de asociaciones de la más diversa índole: arquitectos, luchadores de sumo, seminarios de Adobe, festivales eróticos, los premios Grammy, reuniones de asociaciones religiosas o convenciones de empresas como BMW, Ford o Cadillac.
El CC tiene tres entradas principales. La sur -South Hall, la principal-, la oeste -que dá al West Hall- y la norte, un poco más escondida y donde se sitúan los taxis. La zona común del Convention está repleta de publicidad -como podéis ver en las fotos- y en ella se encuentran restaurantes, cafeterías, la tienda oficial y un inmenso puesto de registro, por si alguien todavía desea solicitarlo a estas alturas -misión casi imposible-.
El E3 utiliza todos los pabellones del Convention Center; South Hall, West Hall, Kentia Hall, Concourse Hall y Petree Hall, además de los 64 meeting rooms. El precio del metro cuadrado en cada uno de los pabellones varía considerablemente, siendo los dos principales los más caros, seguidos por Kentia -situado bajo el South Hall y donde se sitúan las compañías más modestas-, Concourse -sito en el pasillo interior que conecta South con West- y Petree -una zona frente al West Hall que debería ser un restaurante pero que se reconvirtió a mini-pabellón, tradicional feudo de Midway y Atari-.
El South Hall es el pabellón más fotografiado de los exteriores del CC. Colocar un anuncio presidiendo tu cilíndrica cúpula es la acción de marketing más cara que se puede hacer en este apartado. En ella hemos podido ver a Shadow The Hedgehog, Age of Mythology, el imagotipo de PlayStation o el logo de Atari grafiteado por los discípulos de Mark Ecko. En el interior la distibución de su suelo no ha variado demasiado en el último lustro. Microsoft, Square Enix, THQ, SEGA, Capcom, Namco Bandai, Activision, Vivendi, Konami o 2K son los que mandan en él de forma más o menos equilibrada de no ser por el titánico stand de los de Redmond.
El West Hall queda en el otro extremo del Convention, limitando con la zona este del Staples Center -en el que es habitual encontrar partido de los Lakers o Clippers algún día de feria-. Algunas acciones curiosas que se han llevado a cabo en sus exteriores han sido un Spiderman gigante trepando en la fachada, un monstruoso camión cisterna de la bebida Mountain Dew abasteciendo gratuitamente al personal, o anuncios de Jak & Daxter, Stuntman, PS2 o Mortal Kombat. Si antes decíamos que había cierto equilibrio en el sur, aquí la situación cambia radicalmente, éste es el pabellón de Sony y Nintendo.
Ambas compañías copan más del 60% del área del West Hall, y también la mayor parte de la atención del público. Esto es especialmente aplastante en el caso de Nintendo, históricamente el más concurrido de la feria -incluso en las zonas reservadas para prensa-, y que este año espera incrementar su afluencia con la revolución Wii.
Aquí agradecemos imperiosamente las dos horas que la organización nos ha dado a los medios el miércoles para poder probar los juegos en ausencia de otro público. El resto de stands, cual satélites, lo componen empresas que no están directamente vinculadas a la creación de juegos, como Ziff Davids o Prima Guides, junto al siempre ameno stand de Tecmo.
Siguiendo con esta visita guiada, nos quedan los tres pabellones menores. En primer lugar a la derecha, justo al lado de la entrada del West Hall encontramos el Petree Hall. Si echamos un ojo a los planos podemos ver que es simétrico con la zona de restaurantes que hay justo enfrente suyo, esto nos da idea de que en una de las reformas que ha sufrido el recinto, pudo reconvertirse desde esa función a este fin. Este minipabellón es feudo exclusivo de Midway y Atari, quienes lo comparten a partes iguales.
El Concourse Hall es una nave que discurre paralela al pasillo principal del CC. Es algo más grande que el Petree, y allí prácticamente no ha habido movimiento. El mayor espacio queda para la Warner y Lucas Arts, la veterana de esta zona, junto con NCSoft, que también mantiene espacio aquí. Destaca el retorno de Codemasters, tras su desaparición el pasado año. Para terminar, el Kentia, situado en el nivel inferior, justo debajo del Sout Hall, da cabida a las empresas más modestas, pero que no quieren perder la ocasión de estar en la feria.
El toque de espectáculo que se respira en el resto de zonas choca con el carácter más tranquilo, serio, de éste. Es una conglomeración de meeting rooms construídos con paredes desmontables y de diminutos puestos que se asemejan más a lo que puede ser uno de la feria del libro de cualquier localidad que a lo que trasciende en los reportajes sobre el E3. Pequeñas desarrolladoras y fabricantes de hardware asiáticas son el perfil habitual, aunque también se encuentra Red Octane -que mostrará Guitar Hero 2 a la prensa abordo de un autobús canalla- y SNK Playmore.
Los meeting room del segundo piso se han puesto muy de moda de unos años para acá, básicamente por dos razones, la falta de espacio en el propio stand para atender a prensa y clientes, y la tranquilidad que otorgan. El show floor es un torbellino de música, sonido y gente desplazándose en el que difícilmente consigue crearse la atmósfera propicia para una entrevista. Las zonas privadas de los stands, aunque aisladas, no están exentas de ruido ambiental y de ahí que Capcom, Square Enix, Konami, Microsoft, Activision, Ubisoft, THQ y cualquier otra compañía de peso tenga el suyo.
Mención especial en esto de los meeting rooms requiere Rockstar. La compañía de los Houser tiene una presencia un tanto extraña en el E3, a pesar que cuenta con un stand que muestra producto, en él es imposible encontrar a un sólo desarrollador, PR o VIP. La respuesta; están todos dentro de una sala privada -bautizada como la R* room- donde de forma exclusivísima, muestran sus juegos en estado de desarrollo a unos pocos elegidos. Hace dos años estuvimos en esa sala comiendo con la gente de la oficina española, y justo delante nuestra se estaba enseñando San Andreas cuando nadie lo había visto -a excepción de Game Informer-. Este año prometen gastarse otra a la misma altura.
Tampoco podemos dejar de mencionar la sala que Sony Europe tiene habilitada en este segundo piso, justo arriba de la entrada del West Hall. Reservada sólo a prensa con invitación, dentro hay una combinación de todo el catálogo de demos que se ven en el recinto -que se pueden jugar desahogadamente-, bar con refrescos, zona chill donde se entrevistan a los directivos europeos y algo que agradecemos especialmente; unas fisioterapeutas que mediante unos masajes alivian nuestro castigado cuerpo. Allí tienen lugar también dos minifiesta llamadas Recovery y Social Session.
Pero hay otros eventos que tienen lugar dentro del E3 y que son igualmente espectaculares y llamativos. Maniobras de marines reales del ejército estadounidense -aterrizando un helicóptero de combate en la mismísma avenida Figueroa-, Tony Hawk y amigos deleitándose con sus maniobras más imposibles, conciertos del American Idol de turno, coreografías de las animadoras de los Lakers, torneos medianamente importantes de Soul Calibur, sesiones de disc jockeys más o menos conocidos y, cómo no, famoseo.
En el apartado de la farándula hemos visto desde a Asia Carrera, Tracy Lords o Carmen Electra a luchadores de la WWE como la bella Stacy Kleber, pasando por Vin Diesel, Elijah Wood, Gary Coleman, David Hasselhoff, Stan Lee, raperos como Coolio o actores de segunda línea de Hollywood apoyando alguna licencia. Los fetiches suelen funcionar igual de bien que un famoso, y en el show hemos visto algunos de los trajes originales que Tobey Maguire y Willem Dafoe llevaron en Spider-Man, la recreación del Bat-móvil que pilotó Christian Bale, y otros vehículos tomados prestados de LAPD o el mismísimo ejército.
Sí, toda la maquinaria que el E3 lleva asociada como espectáculo es uno de esos puntos que lo hace tan atractivo, pero ¿qué hay de lo que estrictamente compete al jugón? Y es que echarse una partida puede estar más reñido de lo que parece. En primer lugar por la ley de la oferta y la demanda; pocos muebles demo y muchos usuarios deseando echarle el guante, lo que desemboca en colas más o menos intensas. Con horror hemos podido ver carteles que anunciaban entre 2 y 3 horas por echar una partida de 5 minutos -cronometrados- a Twilight Princess o por entrar al Halo 2 Teather.
Por otro lado, acceder a la feria no garantiza poder contemplar ese trailer que tanto estamos esperando para ver -afortunadamente los de Kojima son todos públicos- y de forma más trascendental, esa demo de nuestro juego fetiche. Las compañías utilizan el cartucho de "by appointment only" - sólo mostrado bajo cita- más a menudo de lo que sería deseable. Doom III, Quake IV, Tomb Raider Legend, Gears of War, Blue Dragon, Ninety Nine Nights, Dark & Light, Fable, Prey, Matrix Path of Neo y un larguísimo listado de juegos triple A sólo han pasado por la feria en salas privadas, bien para prensa o para clientes, pero siempre fuera del alcance del visitante tipo del E3.
La visita típica que se hace a una compañía es inevitablemente el tour por su stand. En primer lugar, es necesario acreditarse en la zona de recepción que todos ellos tienen, mostrando nuestro pase y una tarjeta de visita. Esto nos dará acceso a un presskit con todo el material que la compañía habrá preparado para la feria -imágenes, vídeos, artes, alta resolución, notas de prensa- y que es muy valioso para poder trabajar. Si la compañía a la que visitamos tiene representación española, está vinculada a nuestro país de alguna forma, e incluso si tenemos contactos internacionales con ella y hemos cerrado una cita, el relaciones públicas correspondiente saldrá a atendernos. Junto a él haremos el tour propiamente dicho: recorrer todos los títulos del stand junto a pequeños comentarios para presentarlo o matizar sus puntos fuertes.
En cada juego suele haber un desarrollador -o a malas, una azafata- que puede darnos información más técnica y cercana sobre el producto. A él podremos preguntar sobre temas concretos que clarifiquen nuestras dudas. A la vez que hacemos esta visita podemos probar los juegos, teniendo preferencia sobre la cola de usuarios establecida. Esto crea ciertos recelos entre las personas que están aguardando su turno y ven cómo alguien de la prensa accede inmediatamente al juego. Dependiendo de las características del mismo, la mayoría de los stands tienen zonas privadas. Incluyen cathering, refrescos, sofás y salas de reuniones. Es fácil coincidir con VIPs de esa compañía estando aquí, pero el acceso no siempre es posible; tendremos que estar citados para una entrevista en ese periodo para poder acceder.
Lamentablemente, las entrevistas que se realizan en el E3 son muy breves, normalmente de 15 minutos, 30 en muy pocas situaciones, debido a la demanda y al interés por lograr la máxima cobertura. Dependiendo de la posición del entrevistado, podemos encontrarnos que antes de acceder a la sala nuestras preguntas deban pasar un corte para no poner contra las cuerdas al personaje, de ahí que muchas veces los lectores se quejen de lo poco contundentes y muy convencionales que resultan muchas de las conversaciones mantenidas.
Una vez la sala y el VIP están listos, accedemos al espacio. Todo arranca con la consabida ceremonia de las tarjetas de visita, donde, con cortesía, hacemos entrega de la nuestra a cada uno de los miembros del staff de la compañía a la vez que nos presentamos. Esto adquiere un rigor casi litúrgico en el caso de compañías japonesas. Las entrevistas suelen ser multitudinarias, en bloques -slots- de 2 a 4 medios por ronda.
Esto establece un turno para realizar las preguntas, que no suelen superar las 8-12 en total. Se pierde mucho tiempo -y algo más que eso- en las traducciones, si el entrevistado no habla inglés. Respuestas de más de un minuto acaban resumidas en frases de apenas segundos como bien ilustraron Bill Murray y su cara de póker en Lost in Traslation. Pero el caso contrario tampoco es demasiado positivo. Si la persona habla el inglés de forma nativa, puede utilizar un registro y vocabulario que nos cueste entender al instante, por ello será indispensable utilizar grabadora para, a posteriori, escucharla meditadamente las veces que sea necesario.
La conversación acaba cuando el relaciones públicas de turno interrumpe con tono cortante, anunciando que la pregunta en curso será la última. Llega entonces el turno de las fotos personales y de las firmas. Con el paso de los años esto acaba viéndose con cierta perspectiva, pero de inicio, ¿quién podría resistirse a fotografiarse con Miyamoto, Kojima, Sakaguchi, Igarashi, Will Right, Molyneux o Camarck? Del mismo modo, es inevitable no mostrar el Ocarina of Time, Final Fantasy VII o Metal Gear Solid de turno buscando la rúbrica de su creador. Hay que decir que el comportamiento de todos ellos en este punto es tremendamente educado.
Hasta ahora os hemos mostrado la parte más dulce de un viaje al E3 para un periodista, pero para aquellos que cubrimos la feria para un medio online nuestro via crucis comienza cuando dejamos el Convention Center. Contando con que llevamos en pié desde las 6:30 de la mañana y que desde las 9:00 hasta las 18:00 las hemos pasado sin parar de recorrer los pabellones, stand tras stand, peleándonos con la marabunta de gente, hablando en una lengua extranjera, tomando notas, sacando fotos y demás, lo suyo sería acostarse directamente.
Pero nada más lejos de la realidad, para desgracia nuestra. Desde el mismo momento que entramos en nuestra habitación -sobre las 19:00- nos ponemos en marcha, enviando todo el material del día a España. Eso incluye traducir entrevistas, reescribir notas, preparar impresiones, volcar presskits, leer tarjetas de memoria o subir el vídeo al ftp. No exageramos si decimos que hay noches en las que no dormimos o lo hacemos una o dos horas.
Además, existe la regla de oro en nuestra expedición de que el primero que se duerme, sufre las gamberradas de los demás. Hay casos -y fotografías- de compañeros que se han despertado con un tanga rosa en la cabeza y en otras situaciones mucho más embarazosas (...)
Hay un error bastante común y recurrente en nuestras agendas: olvidarnos de la hora para comer. El ansia por acaparar cuantas más y mejores citas nos lleva a prescindir de una hora para poder llevarnos algo a la boca. En esa situación, toda trinchera es buena. Los cathering de las diferentes compañías -que por otra parte ponen gustosamente a nuestra disposición- sirven para que recarguemos energías con un típico sandwich, unas hambrugesas, unos pinchitos o cualquier cosa que aparenta ser comida pero que no nos atrevemos a preguntar qué es. Todo comida sana.
Las cenas son un poco más pausadas. El novato en el evento hace un recorrido por los Kentucky, Subway, Taco Bell, Pizza Hut, McDonald's y similares del Downtown y sube el condumio a la habitación mientras el resto no cesa de trabajar. Para los desayunos: revueltos de huevos, bacon, salchichas, zumito de naranja -natural- y magdalenas -muffins- con todo el chocolate posible. La dieta deficiente -que haría hervir la sangre a cualquier nutricionista-, el trasiego y las pocas horas de sueño suelen mostrarnos castigados a medida que avanza el E3, aunque lo disimulamos bien.
La cobertura en tiempo real que viene realizando la revista es una simbiosis entre dos equipos, el Oro, desplazado a LA y el Plata, que sigue las evoluciones desde España. Este año el equipo Oro está compuesto por seis personas; José Arcas, Albert Gil, Nacho Segovia, Francisco Alberto Serano, Ulises Espejo y el que escribe, más la participación puntual de compañeros de la prensa internacional que escribirán alguna columna de opinión sobre la feria. Pero si esto supone ya un récord histórico para cualquier revista española, el equipo Plata tampoco se ha quedado atras, y este año tendremos desde España a 32 personas volcadas 24 horas con la feria.
La próxima vez prometo no comprar Nvidia |
Esta edición estrenamos también el vídeo desde el E3, algo que ya pudimos esbozar en el pasado Tokyo Game Show. Tres cámaras seguirán a nuestros seis enviados especiales para que no perdáis detalle del ambiente, los tours, entrevistas, demostraciones privadas y todo aquello que sea susceptible de filmar. No pretendemos llegar al nivel de los referentes internacionales, pero sí convertirnos en la revista española que más contenidos ofrece en el apartado audiovisual, con el que poco a poco vamos despegando.
Nuestra cobertura termina el sábado por la mañana. La cerramos con los premios MeriStation E3, en los que los enviados especiales votan democráticamente para elegir a los mejores del show. Entre ese día y el domingo dejamos lista también nuestra editorial, que se publica el lunes siguiente, mientras nosotros volamos de vuelta a casa.
Pues sí. El sábado, una vez hemos discutido y otorgado los premios, es tradición que el equipo nos tomemos el día libre. Es una recompensa a una semana de trabajo muy duro. Nuestro itinerario, que aprovechamos para recomendar a todo aquel turista que visite Los Angeles, se inicia en Santa Mónica, playas famosas por la serie de Pamela Anderson, con un pequeño chapuzón en el Pacífico. Es inevitable no fijarnos en las casetas típicas que la serie de TV hizo famosas, así como en las patinadoras o en la belleza femenina que irradia toda California.
Seguidamente y tras haber comido, es interesante visitar Glendale, una pequeña ciudad a 15 Kms de Los Angeles, en la que puede encontrarse el shopping mall más grande de toda la zona. También podemos elegir la zona de Rodeo Drive, que alberga las boutiques más refinadas de la ciudad -Gucci, Dior o Prada por ejemplo-, con precios bastante inaccesibles.
Tras una ducha y un cambio de vestimenta, se impone visitar Hollywood Boulevard. El sábado noche es sin lugar a dudas el sitio de moda. Hay tiendas de todo tipo, restaurantes, pubs, discotecas e incluso algún after, eso sin olvidarnos el Kodak Theater o el Teatro Chino, donde podremos disfrutar de películas de estreno hasta altas horas de la madrugada.
Tampoco hay que dejar de lado otras opciones, más tradicionales, como el paseo de fama, que cada año aumenta en número sus estrellas, o del edificio de Capitol Records, la Hollywood sign -las famosas letras armadas sobre una colina-, Mullholand Drive, lugar donde David Lynch ambientó su thriller, Bel-Air, Beverly Hills o Melrose Place.
También podría visitarse el parque temático que la Disney tiene en California o el de Universal Studios, muy cerquita de donde Sony organiza sus preshows. Si nos alojamos en el Downtown y somos fans de Jack Bauer, probablemente sacaremos gran provecho de recorrer sus calles, ya que pueden reconocerse múltiples localizaciones de rodaje de la serie 24. En definitiva, Los Angeles es una ciudad muy concurrida.
Nos leemos desde California!
- RPG
Última entrega de Final Fantasy en PS2, que devuleve la saga al J-RPG tradicional tras su experiencia online, con una fuerte narrativa y un revolucionario sistema de combate. Está dirigido por Yasumi Matsuno e Hiroshi Minagawa.