Electroplankton, Impresiones
Existe una tarjeta de DS cuyo concepto bien podría servirles como justificación del uso de la pantalla táctil a los creadores de la consola. Se llama Electroplankton y va de crear música, pero de una manera más bien poco convencional. Este 'juego' hay que verlo para creerlo. Iniciemos la inmersión...
Electroplankton (Nintendo DS) |
¿Pero qué es Electroplankton? ¿Es un simulador musical? No. ¿Es un juego musical? No. Aunque a partir de ahora se alternen ambos término en su descripción, hay que dejar claro que no encontramos ante una mezcla de ambas ideas. También podría decirse que Electroplankton trata de convertir la música en seres acuáticos, pero si se afirmara lo contrario tampoco sería equivocado. Los plánctones, los pequeños habitantes del fondo marino, interactúan con el escenario creando todo tipo de escalas musicales y esto da lugar a todo tipo de juegos de sonido y luces. Pero no todo se queda ahí, las posibilidades son muchas de nosotros depende descubrirlas.
Electroplankton (Nintendo DS) |
Electroplankton (Nintendo DS) |
Iwai ha sido fichado por Nintendo para que aplique sus fabulosas investigaciones en el campo de la luz y el sonido a su consola DS y las sintetice en un juego de creación de música, que luego pueda interpretarse de la manera más sencilla posible. Lo ha hecho por medio de inventos suyos anteriores, adaptados en consecuencia a la portátil, y otras nuevas invenciones que siguen la misma tónica. Fijaos en el calibre de este artista que el mismísimo Shigeru Miyamoto pidió a Iwai que crease Electroplankton. Además, su nombre aparece en la portada del juego, lo que nos puede dar pistas acerca de la repercusión que un juego hecho por él pueda tener.
Electroplankton (Nintendo DS) |
La relación entre los dos visionarios japoneses ya venía de antes, cuando Iwai diseñó un juego para la Super Nintendo con unos escarabajos musicales como protagonistas, además de otro de un hada que colgaba estrellas en el cielo, las cuales hacían la función de notas diferentes que resultaban en una partitura, interpretada cuando una barra vertical atravesaba la pantalla. Lástima que este último juego se cancelara, pero ahora podemos disfrutar de uno muy parecido en forma de uno de los diez plánctones que componen este cartucho.
Electroplankton (Nintendo DS) |
Antes de empezar, veremos que se nos da la opción de elegir entre dos modos de juego, el Performance mode y el Audience mode. Huelga decir que al que nosotros sacaremos provecho será al primero, ya que el otro no deja de ser una representación aleatoria de cualquier melodía que a la máquina le dé por crear en un momento dado, y que dicho sea de paso, no interpretará tan bien como podamos hacerlo nosotros.
Lo siguiente es elegir cual de los 10 plánctones será nuestra cobaya experimental en la creación de música. Por estricto orden de lista, éstos son y esto es lo que hacen:
Tracy: Estas cabezas de sepia se desplazan por el trazado que marques en la pantalla. Tan sólo hay que desplazar el stylus a la velocidad que queramos, pues el plancton se encargará de emularla y de repetir el recorrido hasta que le golpees para que pare. Puedes combinar los ritmos de hasta 6 'tracies', y los resultados suelen ser bastante frenéticos. Por supuesto, una línea ondulada sonará diferente de una recta, un trazo ascendente de uno descendente es uno de los sistemas de creación musical más complejos de dominar.
Hanenbow: Uno de los juegos más bellos tanto sonora como gráficamente. Pequeños renacuajos son despedidos desde un lado de la pantalla y tu misión consiste en impedir que caigan al agua por medio de las hojas de las plantas acuáticas de alrededor. Cuando un hanenbow choca contra una hoja crea un sonido de arpa, así que calculando bien las distancias puedes crear un fragmento armónico muy respetable.
Luminaria: Cuatro plánctones, cada uno desplazándose a velocidades diferentes y recreando distintos instrumentos, avanzan por un mapa de flechas. Para crear la melodía has de girar las flechas marcando su ruta a seguir. Con el botón Select unificas las direcciones de las flechas. Con estos plánctones se pueden lograr ritmos muy conseguidos de manera muy sencilla. Iwai creó hace tiempo un juego musical de tablero exactamente igual, que por aquel entonces respondía también al tacto.
Sun-Animalcule: Este sistema es tan simple como puntear la pantalla. Cada uno de los puntos se convierte automáticamente en un sonido que, acompañado de otros, crea melodías de un efecto sedante. Estos puntos van creciendo y al final explotan, como si de burbujas se tratase. Los plánctones comienzan siendo soles, pero si llevas un rato jugando cambian a lunas, variando también su sonido. El fondo de pantalla va simulando los distintos momentos del día, iluminándose y oscureciéndose en sintonía con los plánctones. Genial para toquetearlo un rato antes de dormir.
Nanocarp: Es el pláncton que representa al juego, y el que recoge el testigo de aquel juego de Super Nintendo que antes hemos comentado. Las diferencias entre ambos son lógicas, una esencial (los nanocarps no son estrellas y por lo tanto van moviéndose libremente por el escenario) y la otra especial, ya que gracias a la DS los plánctones se pondrán en diferentes formaciones dependiendo de si soplamos o palmeamos en el micrófono. Cuando tocas el fondo marino generas ondas acuáticas que provocan reacciones musicales en estos simpáticos bichillos. Es muy divertido pero cuesta mucho, de nuevo, crear algo decente.
Lomiloop: Si te gusta la música de sintetizador, este es tu juego, aunque es muy simple y cansa rápido. No va más allá de darle vueltas a cinco platos, que dependiendo de la dirección de rotación generarán sonidos y colores de una u otra factura. Al girar el disco generas un halo que al interseccionar otros produce leves efectos sonoros. Está basado en otro tablero musical que Iwai creó hace unos años.
Marine-Snow: Son unos copos de nieve marinos que recrean el sonido del piano o, en otra modalidad, el del xilófono. Se pueden conseguir melodías muy realistas pero únicamente a base de paciencia, porque al tocar un pláncton éste se desplaza. La gracia de este simulador consiste en juntar varios copos en distintas partes del escenario y tocarlos a la vez. Con Select puedes cambiar su disposición.
Beatnes: Una pasada. Inigualable. Imagina: La música del Super Mario clásico totalmente personalizable, gracias a cinco cometas que puedes tocar en cualquiera de sus puntos para añadir sonidos de excelente factura al tema principal. Estas cometas tienen memoria, así que repetirán tus patrones de punteo. Tienes otras melodías diferentes para retocar, de otros temas extraídos de videojuegos menos conocidos.
Volvoice: Si el Beatnes es la cara del Electroplacton, este es la cruz. Sirve para grabar un sonido y darle diferentes efectos. Nada más. De todas formas, se pueden conseguir psicofonías bastante creíbles.
Es de agradecer que existan títulos así, a todas luces imperecederos, pues la vida de Electroplankton se antoja muy, muy larga, pero siempre a condición de que te guste desde un primer momento. Por otra parte, resulta perfecto para todas las edades, ya que un niño de 8 años y una anciana de 80 pueden recibir exactamente el mismo estímulo mientras ven correteando a sus plánctones por la pantalla, creando todo tipo de música.
Siguiendo cierta lógica, la fantástica creación de Iwai debería llegar algún día a nuestro país, no en vano el juego anduvo ya por las oficinas de Nintendo Europa y se sabe de sobra que es un producto válido para nuestro mercado. Además, le precede una insondable fama por Japón, en donde según qué épocas era casi imposible hacerse con una copia, además de que los americanos ya saben lo que es divertirse con él. Sin duda alguna, nos encontramos ante una joya que supera con creces el tamaño de sus simpáticos protagonistas.
- Puzle