Stronghold 2, Impresiones

Stronghold 2 nos vuelve a situar al mando de un reino que debemos comandar desde nuestra posición privilegiada en la atalaya de la fortaleza. Ser el señor del castillo tiene sus ventajas y sus inconvenientes, aquí os contamos nuestra experiencia como lord, en una primera toma de contacto con este juego.

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Vuelta a la fortaleza

Antes de empezar a hablar del título que nos ocupa, me gustaría hacer una retrospectiva hasta el juego original del que proviene esta secuela.

Tras probar el juego en una versión previa, podemos decir que un jugador que sea fan del primer Stronghold, sin duda apreciará mucho los cambios introducidos en esta secuela. Para los no iniciados, Stronghold 2 se mostrará como un juego con una curva de aprendizaje algo inclinada al principio, hasta que se entiende la mecánica del juego, algo alejada del modelo tradicional como ya hemos comentado, pero que sigue unas pautas muy lógicas a la vez que totalmente realistas.

Aires de cambio

Hablando ya de las novedades respecto a la primera parte, lo primero que llamará la atención será el preciosista entorno totalmente tridimensional con el que han dotado al juego, y que permite algunos lujos que el antiguo motor en 2D no soportaba. Sin ir más lejos, la posibilidad de combatir en el interior de los edificios y observar los combates mediante transparencias en las paredes, es algo muy espectacular y digno de ser visto. También se han incluido puntos de cámara fijos a los que podemos acceder desde un menú, y con los que podemos ver nuestro castillo y sus alrededores como si fuéramos el señor en la torre.

Los escenarios fueron uno de los puntos más destacables gráficamente en la primera parte por su colorido, su diversidad y su magnífica representación. En Stronghold 2 tampoco defraudan, son toda una preciosidad para la vista, arboledas frondosas, marismas, ríos, playas, colinas.

Todo perfectamente representado dando un gran aplomo al apartado gráfico. Así mismo, los edificios gozan de una perfecta reproducción, de la misma forma que el castillo, el gran protagonista del juego sin duda. Tan sólo desentonan un poco los modelos de los soldados, con una baja carga poligonal y unas animaciones bastante limitadas, hecho este último que tan sólo se aprecia si colocamos la cámara muy cercana a la acción, ya que de otro modo, el conjunto de soldados resulta bastante vistoso e impresionante cuando se juntan varios cientos de unidades en pantalla.

Los demás apartados han sufrido también un rediseño bastante importante, tanto el desarrollo del juego, que explicaremos más adelante, como los menús del juego, el aspecto sonoro, con nuevas melodías mucho más elaboradas y de corte medieval, los sonidos ambientales, muy variados y abundantes, todo perfectamente orquestado para dar la mayor sensación de que realmente estamos en la época medieval.

Lo que el señor debe hacer

Por otra parte, el aspecto que más ha cambiado desde la anterior entrega sin duda es el desarrollo del juego, a pesar de esto, cuando estas jugando una partida tienes la sensación de estar jugando a la primera parte con un montón de novedades. Esto me parece el mayor logro por parte de Firefly Studios, dotar a una secuela del mismo aire que el juego original a la vez que añadir suficientes novedades como para justificar el tiempo invertido en el juego.

Entrando ya en lo importante sobre el desarrollo del juego, lo que nos vamos a encontrar, podemos decir que han dividido el juego en dos áreas perfectamente diferenciadas y que se nos dan a elegir nada más iniciarlo. Podemos escoger el camino de la paz, o el camino de la guerra. En el camino de la paz tendremos oportunidad de llevar a cabo una campaña de corte económico, jugar escenarios sueltos o incluso un modo de construir por construir, sin objetivos, sin limite de tiempo, y que resulta ideal para aprender el funcionamiento de todos los aspectos económicos del juego, ya que permite construir todas las estructuras disponibles del título.

Por otro lado está el siempre más atrayente camino de la guerra. En él tenemos la oportunidad de hacer la campaña al igual que en camino de la paz, además tenemos también los escenarios sueltos y una opción muy interesante, realizar asedios. En esta última podemos ponernos en la piel de los defensores o de los atacantes, como prefiramos, mientras sufrimos o hacemos un asedio intentando comandar nuestras fuerzas para lograr la victoria. Aquí no hay opciones de construcción ni nada que interrumpa la acción, es combate puro y duro. Hay que destacar que en este modo, al igual que ocurría en el primer título, los programadores ponen a nuestra disposición mapas de castillos reales, y resulta muy interesante observar como se estructuraban estas maravillas arquitectónicas, desde dentro del juego y utilizándolas como bastión. Por ultimo la novedad más importante de este modo, el modo Kingmaker, en el que debemos conquistar todas las provincias de los mapas, haciendo uso de los puntos de honor que ganemos.

A pesar de que pueda parecer que el camino de la paz a priori resulta más aburrido, no hay nada más alejado de la realidad. Posee un desarrollo más que interesante basado en las mismas ideas que el primer título. De esta forma tendremos un índice de popularidad como dirigente, que comienza por 100. Además de este índice de popularidad contamos con varios factores que se suman para obtener un modificador total a la popularidad que tenemos. Estos factores son los ya conocidos del título anterior. Para los que no hayan jugado al título original, algunos de ellos son: la comida, la religión, la cerveza, los impuestos, el entretenimiento etc. Y otros nuevos como vienen a ser las ratas o la criminalidad.

Desde luego resulta todo un desafío mantener estos factores en valores positivos para obtener un buen modificador en lugar de un penalizador. De esta forma, si tratamos mal a nuestros siervos y nos preocupamos por ellos, iremos acumulando penalizadores negativos que irán bajando nuestro índice de popularidad, cuando éste baje de 50, la gente irá abandonando nuestro castillo, así que más vale preocuparse por los ciudadanos, ya que sin ellos, el señor no es nadie.

El honor del dirigente

El honor es otra gran novedad del juego, y cobra especial sentido con el sistema de provincias que han introducido en este título. Ahora el mapa se divide en sectores, cada uno de los cuales es una provincia, con su economía propia y sus infraestructuras implícitas. Al comienzo de la partida, las provincias sin dueño son neutrales, y podrán pasar a ser feudo de un señor si este las adquiere mediante el gasto de puntos de honor. Una vez adquiridas pasarán a rendir tributo de forma económica al castillo, pudiendo enviar carretas con los materiales que nosotros elijamos y que esa provincia tenga disponibles.

Desde luego la adquisición de puntos de honor debería convertirse en un aspecto a maximizar en la medida de lo posible, ya que especialmente si vamos a guerrear, las tropas cuestan honor a parte de oro y armas. Esto limita en cierta manera el tamaño de los ejércitos, añadiendo una componente totalmente realista al juego, ya que cuanto más grande es tu reino, mayor es tu ejército.

El honor se puede ganar realizando actos de buen rey, como dando variedad a los campesinos a la hora de comer, incrementando el número de misas semanales, ofreciendo abundancia de comida y bajos impuestos, teniendo contenta a las masas u ofreciendo banquetes en la corte, con bailes y exóticos alimentos, varias veces al mes.

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¡Ah del castillo!!

Como hemos comentado, el verdadero protagonista del juego es el castillo, dada la variedad de opciones de construcción que ofrece y la preciosista representación de cada una de las partes del mismo. Resulta una experiencia muy divertido el construir un castillo desde cero y ver en un asedio si está bien diseñado o no, usarlo como defensa y comprobar que es casi inexpugnable.

La cantidad de armas de defensa es apabullante, fosos con agua, con pinchos, troncos llameantes, aceite hirviendo, las catapultas en las torres, la posibilidad de poner puertas con reja, cajas con piedras que se dejan caer...... hay infinidad de combinaciones defensivas posibles para hacer que tu castillo esté perfectamente protegido.

Realmente el juego consigue que nos sintamos como arquitectos con el castillo, y que si luego resulta fácilmente asediado, nos planteemos el porqué de esa situación e intentemos mejorarlo. Ciertamente este es otro aspecto un poco oculto del juego y que podemos desarrollar con el fantástico editor de mapas que incorpora. Con posibilidad de asignar objetivos a los mapas, crear mapas con desarrollo enlazado de misiones o generar cualquier tipo de orografía que se nos ocurra.

Lo que queda por ver

Desde luego no todo son alegrías en este título, la IA deja bastante que desear, especialmente la de las unidades de combate que se pueden quedar enganchadas en puntos aparentemente tontos del mapa, o bien no cumplir alguna orden.

También se echa de menos una menor automatización de las rutas de movimiento, ya que todas las unidades se limitan a seguir una fila india, para ir de un punto a otro, lo que da la sensación de que llevas personajes totalmente automáticos que no son capaces de ver otra ruta. También queda por pulir mucho hasta la versión final el apartado del motor gráfico, que se movía a trompicones cuando se le acumula el trabajo en pantalla.

Aún hay tiempo para la mejora, esperemos que todo esto se subsane y no repercuta en la calidad final del título que da la impresión de un producto muy fresco y que merece la pena probar al menos para salir de la rutina habitual en este género. De momento hasta finales de abril nosotros vamos a ir haciendo planos para nuestra fortaleza, deberíais hacer lo mismo para no ser asediados fácilmente.

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