Un dia, o más, en las carreras

Cuatro rectas perpendiculares unidas por cuatro curvas idénticas, un muro de cemento bordeando esa trazado y dentro de él una treintena larga de coches recorriéndolo a más de 300 Km./h durante doscientas vueltas. Suena a receta para un desastre pero justamente eso es la prestigiosa prueba de las 500 millas de Indianápolis que se celebra anualmente en el Indianápolis Motor Speedway. Y si le sumamos otras 14 carreras en circuitos similares de Estados Unidos tenemos la liga denominada IndyCar series que Codemasters se ha empeñado en trasladar a nuestros ordenadores.

La IndyCar Series (oficialmente incluida en la organización denominada Indy Racing League) es el primo americano de la Fórmula 1. Sus coches son algo más pesados y menos potentes que sus contrapartidas europeas pero se nutren de tan sólo dos fabricantes de chasis y tres de motores, con lo que la igualdad entre equipos está garantizada. Tanto esta igualdad mecánica como el uso exclusivo de circuitos ovales deriva de la concepción estadounidense de esta serie como un espectáculo más que un deporte. No es que los pilotos no lo den todo por vencer, lo hacen. Pero el interés de la organización y los propietarios de los circuitos está puesto en el aspecto comercial del negocio. Por ejemplo, se cuida mucho que no haya equipos con una ventaja sustancial sobre otros, que todo el público presenta pueda ver completamente el circuito y que las carreras duren lo suficiente para que los asistentes queden satisfechos.

Desde este lado del Atlántico la perspectiva de ver a los mejores coches del mundo dar cientos de vueltas a un circuito que se compone de un par de rectas y otras tantas curvas no resulta especialmente atractiva. Pero ocurre que la igualdad mencionada y las abundantes incidencias en carrera con neutralizaciones frecuentes y sucesivas salidas lanzadas producen unas carreras de la máxima competitividad y siempre espectaculares. Desgraciadamente también son frecuentes los accidentes y puesto que un muro de hormigón bordea la pista no es raro que se den algunos choques estremecedores. En la IndyCar no hay escapatorias ni gravilla que valga.

Una carrera de IndyCar es una carrera larga, con una conducción necesariamente muy precisa, con unos espacios entre coches mínimos cuando no inexistentes y con un margen mínimo para el error. ¿Se puede trasladar este ambiente infernal a un juego de ordenador y hacerlo atractivo? Codemasters lo intenta con IndyCar Series y nosotros te contamos si a nuestro juicio lo ha conseguido.

Gráficos y sonido

En su faceta visual Indycar series no brilla a gran altura, ni a baja. No brilla. Los circuitos están reproducidos con corrección pero sin excesos. Los coches son reconocibles y llevan los colores adecuados. Y, en general, el juego cumple honestamente en el apartado visual pero nos deja con ganas de más. Por ejemplo, el público de los circuitos tiene un aspecto  realmente simple y parece más estático que un mecánico entre paradas. No hay demasiados detalles adicionales en los circuitos más que los justos para poder distinguir donde estamos y lo que es realmente pobre es el cockpit de nuestro coche. No es que el volante o los indicadores estén pobremente reproducidos. Es que estos son inexistentes. La única referencia de conducción visible es una línea de luces indicadoras de las revoluciones del motor. El resto de la información ha de buscarse en el exterior del vehículo.

Por no tener no tenemos ni siquiera espejos retrovisores. Un momento, estarás pensando ¿No hay retrovisores? No, no los hay. ¿Y como observo los coches detrás de mí? No lo haces, te limitas a rezar para que ellos te vean y el equipo te avise por radio de su presencia.

Parece cosa de locos o de algún enemigo de Codemasters que les haya aconsejado pero el caso es que los retrovisores brillan por su ausencia. Y antes de que alguien lo dude… sí, sí son necesarios en la IndyCar. De hecho, puesto que a muy pocos metros hay un muro de cemento y a menudo se conduce rueda contra rueda son MUY IMPORTANTES. Es una carencia que resulta inexplicable.

Y, sin embargo, si se han incluido los brazos del piloto moviendo el volante. Hace bonito, si pero no sirve para nada. Es más, si uno dispone de un volante propio (y este es un juego que clama por un volante) no deja de resultar incomoda la visión en pantalla de otro par de brazos aunque sean tan esquemáticos como esos que parecen unos embutidos diseñados por un pintor cubista.

Al menos el apartado sonoro deja mejor impresión. Amén de un rugido de motor muy real y al que nos habituaremos enseguida hasta saber sin mirar las luces cuando hay que cambiar tenemos también los frenazos, chirrido de neumáticos toques y golpes a diestro y siniestro (valga la expresión). Pero aún más interesante resulta la información que nos enviarán desde boxes en forma de indicaciones sobre las diferencias de tiempo respecto a los rivales, las ocasiones para entrar en boxes y, mucho más importante,  la presencia a nuestro lado de otros coches que no podemos ver. ¡Quien les mandaría no incluir los retrovisores! Nuestro particular narrador nos irá indicando si algún coche se acerca y si se sitúa a nuestro lado nos lo indicará y seguirá haciéndolo hasta que el espacio este libre. Es una voz a la que yo le prestaría la máxima atención, lo juro.

Guión

Los circuitos ovales son una sólida institución en los Estados Unidos. Su origen parte de la utilidad que tiene encerrar la pista en un terreno no demasiado grande y rodearla de tribunas para que los espectadores puedan ver todo el trazado. En algunos casos hay, incluso, hoteles construidos en el perímetro y sus habitaciones tienen vistas a la pista. El más famoso de estos circuitos es el de Indianápolis que dentro de unos años cumplirá su primer centenario pero hay incontables ovales más por todos los estados. Incluso en Europa se puede encontrar ejemplos de ovales en Alemania o Inglaterra.

Sea como sea en IndyCar Series no veremos otra cosa que ovales, triovales y similares durante las 15 carreras que componen el campeonato Indycar. Naturalmente no estamos limitados al campeonato puesto que podemos correr carreras aisladas y, lo que es más interesante, modificar la duración de las carreras. Reconozco que la perspectiva de dar unas doscientas vueltas a uno de estos circuitos puede resultar intimidante, cuando no aburrida a más no poder. Rebajando la duración a unas cómodas cincuenta vueltas o algo similar se puede disfrutar de todas las emociones de la carrera larga y acabar antes de que los simios se hagan con el control de la tierra.

Una de las carreras que merece mención aparte es la de Indianápolis y está recogida en los menús como una opción independiente. La característica que la diferencia es su método de clasificación que se hace necesario por la abundancia de inscripciones que se presentan. Los más lentos no aparecerán en la parrilla de salida así que más vale que nos pongamos las pilas antes de optar a esta carrera.

Hay, además de las citadas, una opción para practicar en los circuitos en sesiones privadas. No se trata de aprenderse el circuito, cosa que resulta trivial, sino de sacar el máximo rendimiento de los ajustes mecánicos del coche. No creo que se pueda considerar trampa el hecho de dar todas las vueltas posibles en prácticas. Al fin y al cabo, el jugador frente a su PC no dispone de un batallón de mecánicos ni de un equipo de carreras a su disposición por lo que se verá obligado a llegar a los circuitos con toda la experiencia y práctica que pueda conseguir.

Con respecto al aprendizaje debemos decir que este juego tiene uno de los mejores apartados de enseñanza que hemos visto. Está a cargo de, nada más y nada menos, el mismísimo Eddie Cheever Jr, que tantos éxitos ha cosechado en la Indycar real. En la versión española nos perdemos los comentarios con su voz original pero ganamos en la traducción, muy bien realizada, que nos explicará tanto las reglas como los trucos para mejorar nuestro rendimiento.

Es probable que el usuario prefiera en sus primeras horas atender a las lecciones para después pasar a las jornadas de prácticas. No se trata de manejar el coche a toda velocidad sino de tener una visión estratégica de la carrera. Nuestra calculadora mental debe tener en cuenta la carga de combustible, el desgaste de neumáticos, las posibles paradas en boxes y hasta las apariciones del Pace-car.

Más adelante será posible entrar en carreras aisladas para acabar enfrentándose al campeonato completo. Una tarea que únicamente recomiendo a quienes dispongan de más tiempo libre que un jubilado sin tertulia.

Estrategia y trucos

Aunque no lo parezca hay marcadas diferencias entre los distintos circuitos. Puede que todos tengan una par de rectas y otras tantas curvas pero sus diferentes longitudes, anchuras e inclinaciones se combinan para hacerlos tan diferentes que de nada te servirán los reglajes de un circuito en el siguiente. Incluso la altura a que se encuentra un circuito puede influir en el rendimiento del coche puesto que disminuye la cantidad de oxígeno disponible para la combustión a medida que subimos.

Conviene hacer pruebas con cambios de los reglajes y tratar de probar distintas trazadas en las curvas. Aunque el rastro de goma nos indica la línea óptima nos veremos obligados a menudo a trazar por fuera si el interior está ocupado. Por tanto hemos de ser capaces de dominar nuestro bólido en toda ocasión. Unos reglajes óptimos para la línea correcta pero insufribles fuera de ella no serán de ninguna utilidad.

Otro aspecto muy importante es el de la asimetría de reglajes. Puesto que todas las curvas son a izquierdas la rueda derecha recibirá siempre más carga y los reglajes no pueden ser iguales para ambos lados del coche. Es una característica específica de la Indycar el que haya que ajustar de distinta manera la suspensión, presiones o convergencias a izquierda y derecha del coche. Afortunadamente el programa nos presenta siempre en pantalla una imagen con las temperaturas de los neumáticos. Hay que tratar de igualarlas al máximo pues de lo contrario tendremos un desgaste desigual y la consiguiente pérdida de rendimiento.

La longitud de los circuitos es otro factor a considerar. Comparada con otras categorías la Indy es un deporte cuerpo a cuerpo en un terreno reducido. Si le añadimos la duración tan dilatada de las carreras se entiende que nos encontraremos a menudo con doblajes o auténticos embotellamientos en carrera. Habrá que estar muy atentos a los doblados y a quienes nos tratan de doblar. La buena noticia es que ello constituirá a menudo una ocasión de adelantamiento o de recuperación de posiciones.

Y en este apartado estratégico tal vez el aspecto más importante sea el de las entradas en boxes. No son pocas las carreras que se ganan con unas entradas acertadas o, a veces, meramente afortunadas. Lo peor que nos puede pasar es que justo tras nuestra salida de boxes haya una neutralización y todos tengan ocasión de entrar y salir sin perder terreno. En general conviene tener un ojo puesto en la cabeza de carrera y entrar cuando él entre. Así al menos no tendremos desagradables sorpresas.

Y como norma general a largo plazo recordemos el aforismo "Para acabar primero, primero hay que acabar" que en la IndyCar es especialmente relevante. Se reparten muchos más puntos que en otras categorías e incluso puntúa ir más tiempo que los demás en cabeza (dos puntos). De hecho, todos los pilotos que acaben la carrera (hasta 33) reciben puntos. Por todo ello merece la pena en ocasiones no tratar de alcanzar la cabeza al precio que sea sino permanecer en la pista y sumar puntos en nuestro casillero. A final de temporada puede que esa carrera que acabamos entre los puntos pero no ganamos nos dé el triunfo global.

Jugabilidad

Gracias al excelente apartado de aprendizaje incluso los más ajenos al mundillo de la Indycar estarán pronto metidos en ambiente y dispuestos a batirse el cobre sobre el asfalto. Otra cosa bien distinta es que al hacerlo tengamos un éxito fácil a nuestro alcance.

Como en todos los juegos con alma de simulador el éxito se cobrará su peaje en forma de horas necesarias en el departamento de ajustes e incontables sesiones de prácticas. El juego tiene un ajuste de dificultad creciente disponible que transforma un coche fácil, cómodo e irrompible en uno difícil, nervioso y muy delicado. La primera posibilidad es, sin duda, la preferible para el periodo de aprendizaje mediante práctica libre pero resulta que, incluso en las pruebas que siguen a las clases, el juego se configura a su criterio y nos obliga a ser sumamente cuidadosos. La IndyCar no es un deporte de fuerza bruta y testosterona sino de planificación técnica y precisión máxima al volante. Las conductas alocadas y el enfoque agresivo nos llevarán, como mucho, a visitar con frecuencia el muro de hormigón y el taller de reparaciones.

En un juego-simulación de este nivel la capacidad de modificación del coche es fundamental. La Indycar admite tres marcas de motores y dos de chasis así que las posibles diferencias residen en los reglajes mecánicos. Naturalmente un cambio de reglajes no convierte a un piloto mediocre en bueno pero sí hace que uno bueno pueda sacarle más rendimiento a su coche. En esas pocas décimas por vuelta está la clave del triunfo. El tiempo empleado en mejorar los ajustes del coche será muy fructífero en carrera por lo que tanta importancia se le debería dar al pilotaje como al reglaje.

Una vez en carrera el juego exige una atención permanente a nuestro alrededor. La carencia de retrovisores es un fallo garrafal pero al menos disponemos de las comunicaciones desde boxes que nos informan de la posición de otros coches a nuestro alrededor. Las sensaciones en mitad de la disputa son muy buenas con una percepción de velocidad impresionante que se incrementa cuando nos acercamos a los otros vehículos. Si el factor adrenalínico se dispara tenemos la opción de recurrir al cambio automático o a ciertas ayudas de conducción que disminuyen la carga de trabajo del piloto. Son muy convenientes pero prescindibles al nivel profesional que buscamos alcanzar.

En resumen el nivel de dificultad parece bien aquilatado. Fácil inicialmente pero con dificultades crecientes a medida que queremos avanzar en la categoría. En el nivel de dificultad básico no es raro encontrarse ganando carreras al poco de empezar. Pero una vez prescindamos de ayudas y subamos al nivel máximo de dificultad ganar será, con toda probabilidad, una tarea titánica.

Comparándolo con...

Hay contadísimos casos de juegos centrados en la Indycar. Tan sólo recordamos como dignos de mención: el venerable Indy Car Racing 2 de Papyrus y el más moderno CART Precision Racing de Microsoft.

Honestamente creo que incluso con los defectos mencionados IndyCar series supera a ambos productos. Por su cuidada presentación con un buen proceso de aprendizaje y menús muy claros, su buena sensación de inmersión en plena carrera y la atención puesta en los detalles como reglajes y estrategia de carrera Indycar parece un producto más pulido.

Lo cual no es motivo para que pasemos por alto flagrantes omisiones como la de los inexistentes retrovisores o la ausencia de opción multijugador. A estas alturas del desarrollo de Internet y las conexiones de banda ancha es ineludible la presencia de esa posibilidad. No poder conectarse con otros pilotos será un inconveniente serio para algunos posibles compradores. Y el caso es que técnicamente no parece que haya nada que lo impida.

Otro asunto es que la temática de Indycar sea más o menos atractiva para el usuario español medio. Teniendo en cuenta que ni siquiera se retransmiten sus carreras en España (Aunque algunos canales de pago ofrecen las de la serie similar CART, tal vez por la presencia del español Oriol Servià) está por ver que este juego resulte atractivo a una audiencia más acostumbrada a la Fórmula 1.

No es, en todo caso, un juego difícil para quien tenga una cierta experiencia previa en juegos de pilotaje tipo Fórmula 1 pero resultará incómodo para quienes estén acostumbrados a los juegos de "conducción" tipo Need for Speed o World Racing-Mercedes Benz.

Lo que está bien

Lo que no está tan bien

Manual

El manual de IndyCar Series consta de cuarenta páginas, de las cuales la mitad están en italiano y la otra mitad en castellano, en ellas se explica lo típico: cómo instalar el juego, los controles, los perfiles del jugador, modos de juego y cómo hacer los reglajes al vehículo.Veinte páginas en blanco y negro sin demasiadas pretensiones.

Enlaces

Mínimo:

Pentium III o Athlon a 750Mhz con Windows 98, ME, 2000 ó XP, RAM: 128 MB, Disco duro: 500 MB, Tarjeta de video: Compatible DirectX 8.1. 32MB, CD-ROM: 4X, Sonido: Tarjeta compatible DirectX 8.1

Recomendado:

Pentium 3/4 o Athlon a 1.4Ghz, Tarjeta de video: Aceleración 3D compatible DirectX 8.1 con 64 MB. CD-ROM: 16X, Sonido: Tarjeta compatible DirectX 8.1, Control: Joystick o volante force-feedback.