Super Monkey Ball

  • PlataformaNGE6.5
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorAmusement Vision
  • Lanzamiento07/10/2003
  • TextoEspañol
  • VocesEspañol

Plátano, Balú, uuuuuh...

¿Qué tendrán estos monitos para ser tan populares? Andan siempre por ahí, al borde del precipicio, enjaulados en cristalinas bolas. Tras el enorme éxito cosechado en sus versiones de GameCube y GBA, se disponen a rodar en una nueva plataforma demostrando que manejarlos es tan divertido como siempre.

¿Qué tendrán estos monitos para ser tan populares? Andan siempre por ahí, al borde del precipicio, enjaulados en cristalinas bolas. Tras el enorme éxito cosechado en sus versiones de GameCube y GBA, se disponen a rodar en una nueva plataforma demostrando que manejarlos es tan divertido como siempre.

Super Monkey Ball (N-Gage)

Contar con el apoyo de una compañía de la categoría y nivel mundial de Sega desarrollando títulos para una consola recién salida al mercado es motivo de alegría. Lo hagan  bien o un poquito peor, siempre aportan algo de atrevimiento y sobre todo calidad a los videojuegos, lo que hoy en día no es poco. El título de Super Monkey Ball no es nuevo, diréis muchos. Cierto. Pero a nadie le cabe duda de la sorpresa que supuso su salida hace un par de años para la recién estrenada GameCube.

Con unas dosis de originalidad e inspiración, y una sencillez influenciada por títulos de tan diverso calibre como Donkey Kong o Marble Madness, Super Monkey Ball supuso una gota de frescura en el mercado, así como un serio aviso a todos aquellos que dudaban del potencial de Sega. Tras el gran éxito de ventas y críticas que supuso el primer paso de los simios por las videoconsolas, una segunda parte también para la máquina grande de Nintendo y otra para la pequeña vieron la luz. Esta entrega, la cuarta si no me fallan los cálculos, hace aparición en esta máquina portátil. Y sus señas de identidad siguen tan claras como siempre.

No toques a mi mono
Las premisas sobre las que se basa Super Monkey Ball son tan sencillas como es habitual. Tenemos a cuatro simpáticos simios (sin novedades en este aspecto, son MeeMee, Baby, AiAi y GonGon) dispuestos a rodar por los escenarios. El objetivo, llegar a la meta de una pieza sin salir despedidos por los precipicios que rodean la pantalla. De camino podemos coger tantos plátanos como podamos ya que juntando 50 obtenemos un monito extra (además de una mayor puntuación). Para llegar a nuestro destino tenemos un límite de tiempo que si expira nos obligará a reiniciar el nivel, así como cuanto menos tiempo tardemos, mayor será la puntuación que consigamos.

Super Monkey Ball (N-Gage)

La característica principal que diferencia el título de Amusement Vision de otros similares es la particularidad de que controlamos el tablero de la acción en lugar del personaje, inclinándolo hacia donde creamos conveniente para obligar a la bola a desplazarse en la dirección idónea. Lo que en un principio parece sencillo se irá complicando según progresemos: plataformas que se mueven, calculadas caídas al vacío, complejos saltos, desniveles con un porcentaje mayor que el Tourmalet, pasarelas de anchura  casi milimétrica... Desesperante en muchas ocasiones, no obstante divertido.

g r á f i c o s
Gracias al motor gráfico X-Forge, Super Monkey Ball consigue mostrar un buen acabado tridimensional que lo hace actual, pero lejos de los títulos de mayor nivel visual de la consola de Nokia. Como conjunto, como una totalidad, los gráficos del título de Sega alcanzan el aprobado, pero analizados de forma separada, no superan un análisis exhaustivo, estando lejos de demostrar todo el potencial que atesora esta máquina portátil.

Super Monkey Ball (N-Gage)

El aspecto más positivo sin duda alguna, aunque vendría más a índole con la jugabilidad del título, es el diseño de los escenarios. Pese a que muestran una paleta de colores bastante limitada, la sabiduría puesta a la hora de crear todos y cada uno de esos tableros de juego es fantástica, derrochando imaginación y ajustándose perfectamente a la personalidad del título.

Además de una paleta de colores un tanto fría e impersonal, los alegres monitos que van rodando dentro de la bola están muy pobremente animados. Sus movimientos son escasos, tan solo mueven las piernas mientras ruedan. Por suerte la física de la cárcel circular si ha sido plasmada de manera correcta, con una inercia bastante acertada y un control suave.

Super Monkey Ball (N-Gage)

Por desgracia el motor gráfico y la cámara acaban por destrozar las virtudes de las que hace gala el título. El engine se resiente más de lo que debería, habiendo mostrado ya sobradamente N-Gage que le sobra potencial para mover mucho más (léase Tomb Raider). Esto significa que existen parones en determinados momentos del juego; éstas ralentizaciones influyen desgraciadamente en la jugabilidad, ya que necesitamos ajustar al máximo ciertos movimientos, por lo que si sufrimos un slow-down precisamente cuando estamos ajustando milimétricamente nuestros pasos, acabaremos errando. Respecto a la cámara, se comporta medianamente bien, pero a la hora de girar nos deja totalmente vendidos, desorientándonos del camino a seguir. Un botón que hiciese un zoom para poder observar la totalidad de la pantalla o un control más preciso de la cámara podría solucionar este problema. Los chicos de Amusement Vision, con un poquito más de tiempo habrían podido ajustar mejor estos pequeños fallos, pero las más que probables prisas por sacar el juego al mercado junto a la consola les ha impedido depurar estos problemas técnicos. Ojalá puedan redimir sus pecados en una nueva entrega.

s o n i d o
Lo primero que destaca cuando enciendes la N-Gage y pones a funcionar Super Monkey Ball es que el volumen por defecto es muy alto. Pero sí  cambias las opciones y lo disminuyes hasta un nivel bajo, sigue siendo muy alto. La música es bastante monótona, repitiéndose la misma melodía hasta la saciedad, con lo cual se aconseja la desactivación inmediata para asegurar una larga vida a nuestros tímpanos.

Super Monkey Ball (N-Gage)

Sin embargo los efectos sonoros son harina de otro costal. Probablemente los mejores hasta la fecha en un título de N-Gage. Desde las voces digitalizadas en perfecto castellano hasta el sonido de la bola rodar, pasando por los choques contra los muros, capturas de plátanos, gritos de los monos y otros efectos con los que nos deleitan fase tras fase. De lo mejor del juego.

j u g a b i l i d a d
Basándose en la sencillez que ha caracterizado los títulos de Monkey Ball desde sus más tiernos inicios, esta versión N-Gage hace gala de las mismas facultades que lo han hecho merecedor de elogios entre prensa y jugadores. En un primer momento debemos seleccionar con que modo de juego queremos pasar el rato. El normal nos permite elegir entre tres niveles de dificultad: Principiante, Avanzado y Experto, que constan 10, 15 y 20 niveles respectivamente. El primer nivel de dificultad, por el que es obligatorio pasar para hacernos con los controles, es relativamente sencillo hasta la fase número 8, a partir de la cual la cosa comienza a ponerse calentita. Superado ese primer escollo, los dos niveles de mayor dureza pondrán a prueba nuestro temple, estado nervioso y habilidad a los mandos.

Super Monkey Ball (N-Gage)

Además del modo normal podemos optar por elegir Práctica, donde podremos aprendernos de memoria los niveles que ya hayamos superado. Para superar estos retos disponemos de cuatro simios diferentes cuyas diferencias a la hora de manejarlos son mínimas y casi inapreciables; unos muestran un control un poco más duro, otros tienen mayor punta de velocidad, pero por norma general su comportamiento es el mismo.

Super Monkey Ball (N-Gage)

El control con la consola es bastante sencillo. Con sólo la cruceta controlamos a los monitos, cuya respuesta a nuestras instrucciones es bastante precisa, si bien las leyes físicas tienen mucho que ver cuando queremos rectificar nuestros errores al control. Los botones 5 y 7 se usan también para mover el tablero de forma más o menos rápida, pero su uso se lo aconsejamos tan sólo a los más experimentados, además de que no influyen significativamente en la jugabilidad. Lo que sí influye y mucho es que el pad de control sea digital; frente a la suavidad de control que presentaba el mando analógico de GameCube, el traslado a las portátiles obliga a que no podamos ser tan precisos como quisiéramos para controlar el movimiento del tablero, sobre todo cuando la bola se desplaza por estrechos pasillos.

Otro problema mencionado anteriormente es el causado por la cámara que sigue la acción, que si bien se intenta situar siempre detrás nuestro, cuando viramos se pierde y le cuesta volver a nuestra espalda. Esto provoca, que en sitios donde ahí que ajustar en las curvas para no salirse o  cuando queremos cambiar la orientación del tablero, unos segundos de desconcierto más que suficientes para que nos caigamos al vacío. Y esto ocurre en constantes ocasiones. El otro gran inconveniente técnico que afecta en la misma medida a la jugabilidad es el de las ralentizaciones. No son muchos, pero el juego sufre de parpadeos y caídas en el frame-rate (no son exageradas por suerte) que en momentos puntuales darán al traste con nuestra esperanza de llegar sanos y salvos a meta. Ambos problemas dificultan el poder manejar con la pericia necesaria los tableros, provocando en más momentos de los que desearíamos no conseguir los objetivos. Con un poco más de tiempo de desarrollo se podrían haber depurado estas dos incidencias que tan caras le salen a la jugabilidad.

Los minijuegos
Como en sus hermanos de otras consolas, Super Monkey Ball recompensa ricamente a los jugones más habilidosos y capacitados para conseguir altas puntuaciones. Una vez logremos obtener 2500 puntos podremos desbloquear uno de los tres minijuegos que se incluyen. El primero de ellos se llama Carrera de monos, en el que debemos llegar a meta antes que los rivales. El segundo, Pelea de monos, consiste en golpear al rival hasta echarlo fuera de la pantalla. El tercero en discordia se denomina Mono al blanco, en el que tras tomar carrerilla y salir despedidos por una rampa debemos caer lo más cerca posible del blanco señalado.

Super Monkey Ball (N-Gage)

Estos minijuegos añaden duración a un título que no es excesivamente largo, lo que siempre es agradecible. Desgraciadamente, y esto es un pecado mayor en una consola que dispone de un fantástico potencial multijugador, no se han incluido opciones para varios jugadores en el cartucho, por lo que los minijuegos pierden gracia. No es lo mismo competir contra la CPU que contra unos amigos. Además, si tenemos en cuenta que la versión GBA sí contaba con esa posibilidad, esta agradecible adición al modo principal de juego se queda algo corta.

c o n c l u s i o n e s
Super Monkey Ball es uno de esos títulos que a la vez amas y odias. Es sencillo coger la consola y ponerse a jugar. No tiene complicaciones y es bastante divertido. En muchas ocasiones no conseguirás pasarte determinado tablero cuando estas ya oliendo la llegada a la meta. Piensas en tirar tu N-Gage contra el suelo o la pared, momento en el que instintivamente recapacitas en la cantidad que te ha gastado en el aparato y decides apaciguar tus ánimos y volver a intentarlo.

Super Monkey Ball (N-Gage)

Sin embargo, los fallos gráficos comentados, la carencia de opciones multijugador y que tampoco es excesivamente largo (aunque su curva de dificultad creciente supone un verdadero reto), obligan a que la valoración no sea tan positiva como quisiéramos. Aun así, uno de los mejores títulos que venían de salida con esta portátil.


l o   m e j o r

  • Los efectos sonoros y las voces digitalizadas en castellano
  • Los minijuegos
  • Dificultad ajustada

l o   p e o r

  • Intentar pasarte una y otra vez la misma fase y no ser capaz de conseguirlo
  • Sin opciones multijugador
  • Los fallos gráficos que afectan a la jugabilidad
6.5

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.

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