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Mario Tennis

Mario Tennis

¡ 15 Points !

Después del vestigio imborrable dejado en Nintendo 64, Camelot se atreve en versionar su, de momento, más afortunada proyección: Mario Tennis. Un RPG deportivo que hará palidecer incluso a la versión de 64 Bits...

Después del vestigio imborrable dejado en Nintendo 64, Camelot se atreve en versionar su, de momento, más afortunada proyección: Mario Tennis. Un RPG deportivo que hará palidecer incluso a la versión de 64 Bits...

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Aun estamos sorprendidos de como un pequeño grupo de programación japonés, limitados a la tutela de los juegos deportivos y las escasas contribuciones a la hora de crear un nuevo cartucho, han podido con algo tan grande.
Y es que Hot Shot Golf en PS One, los Shinning Force de Saturn, un par de cartuchos de Nintendo 64, y otro en Game Boy, no es demasiada experiencia como para alardear de tener en su haber el catálogo más variado de la historia. Sin embargo, Camelot es de las pocas empresas que si pueden presumir de no haber errado en ninguno de sus proyectos, y menos ahora, que sabemos como es Mario Tennis en la versión de 8 Bits.

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La principal diferencia respecto a su homónimo mayor es que el fontanero que da nombre al juego pasa a un segundo plano dejando filtrarse un modo RPG realmente sensacional. La trama (bastante banal, todo hay que decirlo), narra como un joven estudiante y aprendiz de altas cualidades del deporte de la raqueta, llega al Instituto con más prestigio del país, ostentando en sus vitrinas miles de premios y galardones obtenidos por sus pupilos más destacados. Tan solo entrar en sus instalaciones, Emily, una simpática empleada, nos mostrará la distribución de todas las categorías en el campus, el restaurante, las pistas destinadas a cada tipo de jugador, la plaza del relax, el edificio dormitorio en el que vamos a hablar con nuestro compañero de habitación, y el sueño dorado de todos los inscritos; el campo pavimentado al más puro estilo de Flashing Meadows, el circuito de mayo prestigio mundial.
A diferencia de cualquier RPG que se precie, en Mario Tennis no estamos obligados a seguir una pauta durante todo el proceso de aprendizaje. Esto se resume en la libertad total en tomar decisiones, afrontar retos, o simplemente, interactuar con todos los habitantes que merodean esa amplia área. Sin duda, lo que realmente ha conseguido envolvernos delante de Game Boy Color pasando por alto lo tedioso que puede llegar a ser disputar un encuentro de mastodónticas prolongaciones, es el aumento de nivel que irá experimentando nuestra criatura. No obstante, también deberemos cuidar de nuestro congénero y ayudarle a progresar en esta dura vida del deportista.

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Con todo, MT Color cuenta además con una infinidad de modos de juego que harán las delicias de los más impacientes. En primera instancia contamos con el típico partido presentado en forma de "Exhibition", desde el cuál solo podremos escoger los jugadores que hayamos desmantelado previamente en la aventura. Esto en realidad es la mejor fórmula para que un usuario impaciente se intrometa en el "modus operandi" a fin de conseguir nuevos partícipes.


Entre otras cosas destacables, se añade la posibilidad del intercambio de datos mediante el Transfer Pak conectado el puerto del mando de Nintendo 64, pudiendo saborear desde él como evoluciona vuestra partida en el RPG, y haciéndolo batir contra otras tantas creaciones provenientes de las mentes de todos tus amigos.
Aunque con todo este elenco de accesos se cope las expectativas de los más exigentes, Nintendo tiene preparadas un par de sorpresas más: el primero de ellos es un diccionario muy útil para esbozar vagamente las definiciones más características del tennis (demostración gráfica inclusive), evitando así que os sintáis extraños en este mundo en el caso de que seáis neófitos. El otro, son los impagables mini-juegos de Mario, que van desde acertar la pelota contra una enorme estrella que yace en medio de la cancha, a rebotar la esfera en paneles circuncidantes, o la práctica de todos los golpes recompensados a base de puntuaciones extra. Una vez vayas superando estos retos, se abrirán ante tu abasto nuevos y mejores desafíos.

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  g  r  á  f  i  c  o  s
 
La preciosa intro destilando detalles que emulan efectos de luz, bitmaps enormes paveándose en pantalla, juegos de colores y cambios de visualización constante, solo son un preámbulo al resultado tan fino que devendrá posteriormente.
Una vez dentro de la aventura deambularemos por un territorio amplio si tenemos en cuenta que se trata de un club de tennis, sin embargo, las dimensiones del coto no pueden llegar a compararse ni de lejos a cualquier juego de rol, razón por la cual han sazonado el monitor con la utilización de la paleta de colores más inteligente de los que hay disponibles en esta plataforma.

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La disputa de un partido tampoco ha supuesto todo un obstáculo a la hora de mantener vivo el recuerdo de la versión de 64 Bits. Si recordamos, el pasado mes de septiembre Mario desprendía pequeños destellos luminosos en los "Nice Shots", mientras que absolutamente todos los golpes llevaban tras de si su firma particular.
Afortunadamente el resultado supera con creces toda expectativa puesta en él. Aunque no resalte tanto un saque perfecto, o un revés espectacular, la variabilidad de huellas son tan halagüeñas como los bucles de movimientos que realizan todos los jugadores al vencer o perder un punto.

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Además cada campo es de unas dimensiones considerables, los jugadores tienen el tamaño y estructura adecuado, y pese a que el mapeado está ciertamente limitado, la reproducción de todos los ambientes es incluso más envolvente que otros tantos títulos que tienen un enfoque similar a este. Puede que no sea el punto más fuerte, y también queda patente las limitaciones que comportan los estereotipos de un RPG, pero el cartucho si se vendiera como un simple juego de Tennis, ya desenmascararía nuestra faceta más lisonjera, por lo que un pequeño universo por el que movernos es más que un detalle por parte de Camelot.

  m  ú  s  i  c  a

Durante tus pasos en todo el mapeado te acompaña reiteradamente una sola melodía bastante amplia en cuanto a durabilidad, y reproducida a una calidad encomiable. Además Nintendo ha dejado intacta la lista de partituras que componían la versión original y ha codificado al color todas ellas e instaladas en las mismas situaciones. Esto se resume en la pegadiza música del menú de inicio, una para cada tipo de partido (sea de exhibición o de campeonato), y los ritmos acelerados antes de zanjar un partido o un set.
Una vez avezados a sentir tan pegadizas sintonías no habrá momento en que no se os acelere el pulso en un "match", "set" o "break point".

  s  o  n  i  d  o   f  x

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Efectista balbuceo del público, golpes de raqueta variables según la potencia con que se conecte el esférico, algunos gritos de lamento, y un sonido que reproduce la mecanografía del texto de forma un tanto punzante. A la postre se convierte en uno de los elementos imprescindibles con la finalidad de lograr un embriagador clima e introducirte de lleno en cualquiera de los partidos a disputar. En el caso de que te molesten las letras al plasmarse en pantalla, siempre queda el recurso de bajar el volumen cuando transitas por la comunidad estudiantil.

  j  u  g  a  b  i  l  i  d  a  d

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El transcurso de un partido está programado para que un jugador novel pueda mantener un peloteo durante un buen rato contra la CPU sin temor a no golpear a las primeras de cambio. Al contrario que el primer cartucho de este deporte en la portátil aparecido en 1989, el margen de error y amplitud con la que aporreamos el balón es mucho más grande. Hay dos fallos que pueden llegar a cometerse en este ámbito: que se te eche el esférico sobre el cuerpo, o simplemente, no llegar a darle. Amén de estos pequeños lastres, Camelot ha intentado subsanarlo con un sistema de contacto relativamente más amplio al "Tennis" original, mientras que la superficie que no es capaz de devolver una pelota es tan ínfima que apenas pecarás en este punto.

Una vez ya tengas los dedos y la vista acostumbrados a la práctica de seguir el ritmo del encuentro, llega el momento de comenzar a realizar todo tipo de fanfarronerías que descoloquen al rival.
La más habitual de ellas se usa para conservar intervalos constantes enviando balones al fondo de la pista y jugando desde ahí. En cambio, pulsando dos veces el botón "B", la estela se reducirá considerablemente mientras cae la bola cerca de la red. La dejada puede ser una buena táctica cuando el desarrollo está siendo excesivamente manso, aunque combinando martilleos tanto de "A" como de "B" puedes experimentar con los globos cuando tengas a tu oponente bien avanzado y renunciando a la parte trasera del cuadrilátero, los passings, e incluso, ejecutar un machaque marcado por su inconfundible trazo azul que lo envuelve.

La única nota negativa en cuanto a los partidos tan solo afecta a los del modo RPG, y es que uno puede llegar a durar hasta 30 minutos de reloj si tu nivel está equiparándose al del oponente. Esta situación puede llevarte a jugar partidos que sobrepasan incluso las anotaciones máximos del Tie Break, con lo que si tenemos en cuenta que hay hasta 3 sets, escindidos cada uno en un máximo de 6 puntos, puede llegar a convertirse más en una prueba personal a la paciencia, que a un duelo para ascender tu experiencia.
Siguiendo en este mismo plano, hemos encontrado un par de detalles totalmente opuestos. El primero, y más agradable, es que al haber en pantalla pistas bastante amplias, el movimiento vertical de la cámara puede que en algún momento dado los jugadores desaparezcan del campo, por lo que Nintendo ha realizado un busto que representa la cara del tenista y dándole un efecto parpadeante para que no nos perdamos en medio de una disputa demasiado importante. Por el contrario, podríamos tachar de negativo la respuesta con algo de inercia a la que son sometidos todos los humanos bajo nuestro mando. Sin embargo, este pequeño desliz en ningún caso superará longitudes que nos lleguen a desesperar, tan solo unos cuantos píxels que obligan a rectificar unas décimas antes de tiempo.

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MT es de los pocos cartuchos que cuenta con una plétora plausible de modos de juego aptos para todo el mundo. No ya por una cantidad pasmosa, sino porque consiguen atraparte de lleno hasta que no hayas conseguido rebasar el objetivo, abrir otro reto, y finalmente, desmantelar jugadores, pistas y demás cualidades exclusivas de esta fastuosa versión. A todo este festín para usuarios solitarios se adhiere la opción multijugador más acertada que una portátil podría haber soñado jamás, permitiendo partidos individuales y a dobles que os llevarán al más absoluto de los vicios.
Entonces, el que será el último proyecto serio del grupo de programación con nombre de ciudad medieval, es actualmente uno de los que más aporta al mundo de un deporte hasta hace poco incomprendido, y uno de los últimos que marque con letras de oro su paso por la consola portátil por excelencia de esta industria, Game Boy Color.

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  c  o  n  c  l  u  s  i  ó  n

Por suerte Camelot Software ha mantenido el encanto de la versión para Nintendo 64. Hay muchos golpes que pasan de las sospechosas similitudes, lamentaciones varias, y hasta la intimidatoria cantidad de personajes accesibles sobrepasando la veintena. Lejos de haber creado una simple adaptación disminuyendo el apartado gráfico por las limitaciones de la consola, Mario Tennis es una auténtica proeza del ingenio, algo grande y maravilloso que seguro encantará a todos los poseedores de la plataforma más vendida de la historia. Es un resumen a la meteórica trayectoria de la desarrolladora nipona que, condensa en un cartucho de ínfimas proporciones tanta materia como ya quisieran para si las producciones de 32, 64 y 128 Bits.
Sin duda se añade a la larga lista de "imprescindibles" que no deberían faltar en la colección particular de cualquier amante de los videojuegos. A la espera de Pokémon Oro y Plata, Crystalis, o lo nuevo de Zelda, a buen seguro que este será la última gran obra de arte en los 8 Bits.

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9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.