Urrutikoetxea, el adiós de una leyenda
El frontón Bizkaia se viste de gala para cerrar la envidiable trayectoria de Mikel. Uno de los ocho con la Triple Corona.


El frontón Bizkaia de Bilbao, su escenario fetiche ya que aquí ha ganado sus txapelas más importantes, puso marco dorado al adiós a la pelota de Mikel Urrutikoetxea. Lo de menos fue el resultado del partido, una derrota en compañía de Zabaleta por 22-19 contra Altuna y Albisu. Atrás quedan 16 temporadas como profesional, uno de los ocho pelotaris en toda la historia en conseguir la Triple Corona, esto es, txapelas en las tres grandes modalidades, Manomanista, Cuatro y Medio y Parejas. Está en el club de los más grandes junto con Retegi II, Arretxe, Olaizola II, Martínez de Irujo, Barriola, Bengoetxea VI y Altuna III. Conquistó el Cuatro y Medio de 2015 ante Martínez de Irujo, ese mismo año se llevó el mano a mano, y puso su nombre con letras de oro en el Parejas de 2016 como zaguero, a pesar de ser delantero. Entre 2015 y 2020 acumuló siete finales de Primera y ha disputado más de 700 partidos en estas intensas campañas.
Sus números quedan ahí, pero en su legado es mucho más importante, las lecciones de pelota y humanidad que ha dado este tiempo. Se despidió con las gotas de buen juego que aún le quedan y muestras de enorme cariño por parte de aficionados y compañeros en una tarde emotiva, donde el partido pasó a segundo plano, aunque demostró que aún está al nivel de optar por títulos. Lo principal era brindarle un homenaje a la altura de su figura. En el inicio prodigó grandes remates, pero Altuna suele condicionar la dinámica del juego. A partir del ecuador, fueron los rojos quienes marcharon por delante.
Hubo, claro, un aurresku de honor en la antesala del encuentro y cuando este concluyó, llegaron los homenajes y reconocimientos, con un gran póster con un Eskerrik asko Mikel!! (Muchas gracias Mikel!!!). Se cambió la camiseta azul por la colorada, como los txapeldunes, y acompañado por su pareja y dos hijos, se sucedieron momentos conmovedores. Tras un vídeo de su trayectoria, llegaron las muestras de cariño de instituciones, aficionados y compañeros para poner el broche a una bonita tarde.
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La mononucleosis y diferentes lesiones que tuvo a lo largo de su carrera minaron el físico del mejor embajador de Zaratamo. En sus últimas apariciones ha competido a un nivel altísimo. En su despedida le funcionó el gancho y pudo entrar en combinaciones de alto nivel. En su apogeo, la muerte de su madre le dejó tocado y, como muchos deportistas, tuvo que hacer frente a un agujero personal. Ha sido uno de los deportistas que más énfasis ha puesto en la salud mental y emocional. “Cuando estaba mal, lo mejor que pude hacer fue buscar ayuda psicológica”, sostiene. A los 36 años, la pelota pierde a un referente, uno de los más completos sobre la cancha, pero ama tanto este deporte que seguro que sigue aportando algún granito más de arena. “Ha sido un camino precioso”, remarca. ¡Y tanto!
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