Una España de récord en una hora de furia

El piragüismo es el mascarón de proa del olimpismo español y de sus medallas dependerá buena parte del éxito en París 2024. No ha dejado duda en los Mundiales de Duisburgo (Alemania), donde acabó con 13 metales (segunda tras los anfitriones) y una plata en paracanoe. En Halifax, el año pasado dominó el medallero con ocho. Otro salto más, aunque allí los oros fuesen cuatro y de mayor enjundia. También se va de Alemania con ocho embarcaciones clasificadas para los Juegos, donde podrán acudir en kayak un máximo de seis piragüistas por género. Y en canoa, un tope de tres por sexo. Estos, podrán participar en cualquiera de las pruebas previstas con un máximo de dos embarcaciones por país y prueba. Mucha pólvora.

En la explosión de éxitos del día, en una hora frenética (de 11:38 a 12:38), de furia, se sucedieron cuatro podios. Con dos fogonazos en pruebas olímpicas. Tano García y Pablo Martínez, los béticos de la canoa, no pudieron igualar el oro de Halifax en C1 500. Pero en una carrera apretadísima en la que iban quintos, robaron la cartera en el último momento a Francia y acabaron con el bronce (1:38.571), aunque lejos del oro de Alemania (1:36.972). Son dos de los llamados a los laureles el verano próximo.

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El otro éxito ‘olímpico’ llegó con el bronce de Adrián del Río (21 años) y Rodrigo Germade (33) en K2 500. El gallego que hace buenos a todos, integrante del K4, y el madrileño de Aranjuez que asoma la cabeza entre los galácticos en Trasona, fueron la apuesta de la Federación para amarrar otra plaza en París. La pareja habitual es la formada por Marcus Cooper y Germade (bicampeones mundiales), pero el mallorquín se vio afectado por una bacteria en mayo y se decidió sustituirle por Del Río. Aun con sólo 15 sesiones juntos, resultó.

Y, cómo no, María Corbera siguió sumando. Una tercera plata para ella en estos campeonatos tras las conseguidas en C2 200 y C2 500 con Antía Jácome. La madrileña (31 años), que destacó antes en el kayak y a punto estuvo de dejarlo por cansancio mental, es ahora una de las estrellas de la canoa. En el C1 500 (no olímpico) sacó todos los caballos de su motor al final para adelantar (2:02.860) a la chilena Mailliard. El oro fue para la canadiense Vincent (2:01.545).

La hora de gloria la redondearon el K2 500 mixto de Bárbara Pardo y el incansable Íñigo Peña (oro en K2 1.000 el sábado), que se colgó el bronce. Después vino, como remate, el oro de K1 5.000 de Estefanía Fernández, que ya había sido bronce con el K4. La guinda en un día en el que destacó también el quinto puesto del C4 500, con canoístas nacidas todas (María Moreno, Claudia Couto, Valeria Oliveira y Antía Otero) entre el 2003 y el 2004 que anuncian un futuro brillante. Un no parar.