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PIRAGÜISMO | MUNDIALES

Teresa Portela, maestra rejuvenecida

La piragüista, que a los 40 años participa esta semana en el Campeonato del Mundo, atiende a AS para reflexionar sobre su éxito en Tokio y sus nuevos proyectos.

Teresa Portela.

Teresa Portela (Cangas do Morrazo, 1982) es una deportista que, a sus 40 años, sigue con la ilusión del primer día. La piragüista, que en sus sextos Juegos Olímpicos logró su primer metal, no tiene suficiente con lo conseguido en Tokio el año pasado, y por ello se ha embarcado en un nuevo proyecto. Junto con Sara Ouzande, Carolina García y Laia Pelach, la gallega completa el K4 500 en el que debuta este miércoles (16:30 de España) en los Mundiales de Halifax, Canadá. Teresa ya tiene 15 medallas en estos campeonatos, pero quiere más y tiene en mente acudir a París 2024, en lo que sería su séptima cita olímpica. Sobre su carrera, sus nuevas aspiraciones y mucho más, la piragüista habla con AS.

En diciembre de 2021 contaba en AS que le seguía costando asimilar la plata olímpica. ¿Ya se lo cree del todo?

Sí, ya sí. Sentía que llevaba toda una vida luchando por ese sueño y por eso fue difícil de asimilar. Va a hacer un año y ya por fin está asimilado.

Comparado con otros éxitos que ha logrado, ¿la medalla olímpica ha tenido un impacto que no ha tenido el resto?

Se nota, al conseguir una plata olímpica notas el cambio, por ejemplo, en comparación con un diploma olímpico. Yo fui cuarta y no tiene nada que ver. Sobre todo, también, a nivel personal, ya no a nivel mediático. Tengo una satisfacción propia enorme de haber conseguido lo que tanto quería. Mi vida no cambió, tenía claro que iba a seguir siendo lo mismo. Lo que cambió fue la manera de afrontar las cosas, aunque sigo trabajando, encontrando nuevos sueños y nuevas metas. Pero con la tranquilidad de haber conseguido algo por lo que tanto tiempo he luchado.

Ahora se ha embarcado en un nuevo proyecto, el K4 500. ¿Cómo surge esta idea?

Sale sin yo buscarlo. Después de los Juegos, mi idea era descansar y luego empezar la temporada. El K1 200 dejaba de ser olímpico, por lo que tendría que centrarme en el K1 500, esa era mi idea. Desde la federación me propusieron formar parte del equipo nacional, que se viniese a Galicia y que les preparase mi entrenador. Él estaba dispuesto a sumergirse en esto, y entre los dos decidimos que para mí era el momento. Ya había cumplido mi sueño de lograr una medalla individual y esto es una aspiración completamente diferente. En 2010 me centré en el individual y dejé los barcos de equipo, pero ahora es una nueva ilusión.

Se ha juntado con tres jóvenes, Sara, Carolina y Laia, y ya han conseguido buenos resultados. ¿Qué expectativas tienen?

El trabajo con ellas va muy bien, son chicas responsables y muy trabajadoras, en todo momento me encuentro muy cómoda. A la Copa del Mundo (lograron la plata) fuimos sin saber dónde se encontraría nuestro K4, pero la primera toma de contacto fue muy buena. Ahora, hemos trabajado mucho para el Campeonato del Mundo, subir al podio es una motivación más. Nos sentimos muy bien, hemos entrenado duro, pero también está la incertidumbre de a ver cómo estamos con respecto a las demás.

¿Piensan en medallas, o es pronto todavía?

A mí no me gusta hablar de eso. A todo el mundo le gusta estar lo más arriba, pero con lo que me quedo es con la sensación de bienestar, de estar a gusto, de saber que has dado lo mejor de ti misma. Conseguiremos la posición que toque, quiero que salga perfecto y ya se verá. Nosotras no hablamos de medallas, simplemente de buscar el ir acopladas, coordinadas, que sintamos que el barco desliza y avanza mucho. En el fondo, sabemos para lo que estamos, pero no hablamos de medalla.

Y en su caso, ¿usted, cómo está?

Me encuentro de maravilla, fuerte, a gusto y disfrutando, que a estas alturas es lo que quiero. Soy consciente de que mi carrera deportiva está siendo muy larga, más de lo que jamás imaginé. No sé cuántos años me quedan de trayectoria, por lo que el tiempo que esté, quiero disfrutar de cada momento. Disfrutar de los compañeros, de los entrenamientos, aunque sean muy duros y desgasten… Quiero que se conviertan en días que yo recuerde con una sonrisa. Poder decir que lo trabajé, pero también que lo disfruté. Me encuentro fuerte y bien, estoy en una etapa súper bonita, la verdad.

Sus compañeras de equipo han crecido viéndola triunfar y usted estudió Magisterio. ¿Se siente una profesora para ellas?

Yo me siento una más, y así quiero ser. Todo lo que yo pueda aportar, ellas saben que voy a ayudar. Al final somos un equipo y quiero lo mejor para mi grupo, así se lo digo. Yo quiero que ellas estén lo más arriba posible.

Después de estar 12 años sin competir en equipo, ¿le ha costado la adaptación?

Lo cogí rápido, es como montar en bici. Es verdad que vengo habituada de trabajar y competir individualmente y, por tanto, hay un gran cambio. Ahora, en la embarcación voy atrás y tengo que acoplarme a las demás. No tiene nada que ver con el K1, que para lo bueno y para lo malo voy y me gestiono yo sola. Aquí no, esto es un equipo, hay que coordinarse y hablar. Lo que haga una, si no lo hace bien, aunque quiera sumar lo más posible es que reste. Es diferente, pero tras varios entrenos rápidos me adapté.

Este es su séptimo ciclo olímpico. ¿Es distinto que haya solo tres años entre Juegos Olímpicos?

No, da igual. Hubo cinco y se llevó bien, si ahora son tres años, pues así llegan antes. No le doy importancia a eso, me centro en mi día a día y en cada año. Ahora estoy centrada en este Mundial y sabiendo que el año que viene ya es clasificatorio. Voy poquito a poco, pensando en lo más inmediato. Ver las cosas cerca da más ganas de trabajar.

Ya son 22 años de Teresa Portela en la élite. ¿Qué queda de aquella adolescente que debutaba en el año 2000 y qué ha cambiado desde entonces?

Quedan la ilusión, las ganas… Lo que ha cambiado es que ahora afronto el día a día y las competiciones de otra manera, disfrutando más y valorando lo afortunada que soy. Hago lo que me gusta y puedo seguir viviendo de esto que tanto me ha dado. Estoy muy agradecida a mi deporte.

Teresa Portela celebra su plata en Tokio 2020.
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Teresa Portela celebra su plata en Tokio 2020.DPA vía Europa Press

¿La plata olímpica le hizo quitarse un peso de encima?

Yo ya me sentía muy orgullosa de mí misma, de que fuese mi sexta participación en unos Juegos. Nunca tuve una medalla como meta porque lo veía muy difícil, depende de muchísimas cosas. Pero bueno, de alguna manera sí, fue la alegría de decir que ya está, por fin. Creía que podía ser aunque no lo hubiese conseguido. A veces nos quedamos con el puesto y no con las milésimas. En Londres me quedé fuera por 198 milésimas, que no es nada. En un segundo pueden entrar ocho personas, y yo me quedaba fuera de las medallas por milésimas. Yo veía que la medalla era alcanzable, consideraba que podía pelear por arañar esas 198 milésimas. Seguía año tras año porque pensaba que sí, que podía lograr una medalla. Sinceramente, eso fue lo que me hizo continuar año tras año. Por esas milésimas merecía la pena entrenar y sacrificarme. Cada año sentía que mejoraba, y es que en la temporada pasada registré mis mejores tiempos.

Ya consiguió esas milésimas y, pese a ello, sigue en activo.

Sí, porque siento que todo lo que he trabajado y aprendido estos años quiero seguir aprovechándolo. No me guío por la edad, sino por mis resultados y por las ganas de trabajar. Mientras los resultados acompañen, yo me siento afortunada de ser deportista de élite. Esta es una etapa y quiero disfrutarla al máximo. Llegará el día de dejarlo, obviamente, pero mientras tanto, toca soñar.

Hablando de soñar. ¿Se ha imaginado siendo abanderada española en París 2024?

Eso ya sería… otro sueño, de verdad. Ya me considero afortunada de haber podido ir a unos Juegos Olímpicos y representar a mi país, imagínate siendo abanderada. Poder llevar la bandera sería un auténtico sueño.

¿Tiene ya planeado qué hará una vez deje el deporte profesional?

En principio, me veo en el centro de fisioterapia que tengo con mi marido en O Grove. Tampoco lo sé y llegado el momento pueden surgir otras cosas, pero saber que tengo mis estudios y mi centro de fisioterapia es una tranquilidad. No dependo del piragüismo únicamente y tengo esa otra opción.

¿Qué podemos esperar del piragüismo español próximamente?

Podemos esperar mucho, hay un equipo de kayak masculino increíble con el K4 500. También en canoas, tanto de chicos como de chicas, que está creciendo muchísimo. El equipo femenino ojalá siga cosechando éxitos. Se puede esperar mucho del piragüismo.