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GOLF | OPEN DE ESPAÑA

Rahm hace soñar a Madrid en un domingo demencial

El vasco quema todas sus naves en el Club de Campo con unos primeros nueve hoyos portentosos que no tuvieron continuidad y firma un -7 para -14.

Madrid
Rahm hace soñar a Madrid en un domingo demencial
CHEMA DIAZDIARIO AS

La lógica decía que la historia de Jon Rahm en el 95º Open de España estaba escrita, y que esta no iba a incluir un cuarto entorchado en el torneo bandera del golf nacional. Así fue. Acabó con un -7 para -14 en casa club, resultado que le valió un noveno puesto (que le imposibilita matemáticamente ya ganar la Race to Dubai), pero por momentos el vasco puso en solfa la imposibilidad virtual de conseguirlo. Una de las cosas que tienen los genios es que a veces hacen posible lo inimaginable, y cuando no al menos hacen que lo parezca.

El récord de golpes remontados en una última vuelta por un ganador en el circuito europeo está en diez, los que recuperó Paul Lawrie a Jean van de Velde en el British Open de 1999, en gran parte gracias al famoso colapso del francés en el último hoyo, y los que devoró Jamie Spence para imponerse en el European Masters de 1992. Uno menos, nueve, eran los que separaban a Jon del francés Matthieu Pavon, líder a 54 hoyos, a la postre campeón, la noche del sábado.

Cuando el vasco clavó el tee en la salida del quinto hoyo, con Pavon aún en en el hotel, ya eran cinco. Había descontado cuatro en los cuatro primeros segmentos, todo birdies, sin fallar una calle ni un green. Golf de museo. Resolvió todos los greenes a un putt, su caballo de batalla en días anteriores, hasta el 7, en el que tiró desde unos siete metros para eagle. Restó también ahí y en el 8, y salió a los nueve segundos con -6 en el día y -13 en el acumulado. El vueltón que no había conseguido enhebrar de jueves a sábado.

Era un ritmo difícilmente sostenible, en proyección de batir el récord del torneo, el 62 que tiró él mismo para sentenciar el año pasado su tercer triunfo en la cita. Y la cosa inevitablemente se enfrió. Tres pares del 10 al 12 precedieron al primer bogey del día, tras fallar la calle en el 13. Lo mismo le ocurrió en el 14, el par 5 menos asequible del Recorrido Negro del Club de Campo de Madrid. Dos birdies jalonarían su recta final, ya sin posibilidades de separarse de su ídolo Seve en el palmarés de este torneo. Rindió la plaza con honores, embocando un putt de dos metros y medio en el 15 y pegando un bombazo al green en el 18, el emocionante par 4 corto que cierra el diseño de Javier Arana, para quedarse a centímetros del eagle.

Salió del green como si fuera él el campeón, con su hijo Kepa en brazos, la multitud jaleándole. Es el ‘capo’ en la capital, y a sus 28 años ostentará largo tiempo esa condición. Más que ver golf, el objetivo de la mayoría esta semana es verle a él. Y él, incluso cuando no gana, como esta vez, devuelve el precio de la entrada.

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