DOPAJE | DIRECTORA DE LA CELAD
Un vuelco al antidopaje español
Silvia Calzón, nueva directora de la CELAD, trabaja fuera de los focos en cambios rotundos, de personal y legislativos, que culminarán después del verano.
Silvia Calzón, la nueva directora de la agencia antidopaje, ya no tan nueva, no ha tenido un acto público de toma de posesión como sus antecesores, ni discursos de bienvenida, ni ruedas de prensa. Los responsables del deporte español, y ella misma, han preferido un trabajo fuera de los focos, para reparar en silencio los desperfectos que condujeron a la CELAD a una tremenda crisis que acabó con la destitución del anterior titular, José Luis Terreros. Desde su nombramiento, el 26 de enero, Calzón se ha dedicado, primero, a impregnarse de las singularidades del organismo, y después, a reestructurar la plantilla y a modificar aquellos aspectos de la ley que llevaron al anterior túnel. Todo un vuelco.
Ya venía acostumbrada. Esta sevillana de Utrera, de 48 años, licenciada en Medicina y doctorada en Económicas, tampoco pudo disfrutar de la toma de posesión de su anterior cargo, secretaria de Estado de Salud, en agosto de 2020, en plena pandemia, antes de liderar la distribución de las vacunas. De aquella época ha heredado una disciplina que quiere aplicar a la CELAD. Lo suyo es trabajar. Y para ello exprime hasta los festivos, durante los que elabora la redacción de un Real Decreto y de una orden ministerial, actualmente en consultas públicas, que deben servir para recomponer los puntos más controvertidos, o más frágiles, del antidopaje español, aquellos que levantaron un ruido en torno a Terreros que ella prefiere evitar con la claridad en las leyes y en la gestión.
La orden ministerial, un trámite más rápido que el Real Decreto, pretende definir con nitidez antes del verano cuáles son los requisitos que deben cumplir los agentes de control. Hasta la fecha, para los análisis de sangre había que disponer de una titulación sanitaria, y así seguirá, pero para la recogida de orina bastaba con ser adulto y haber cubierto un curso formativo de seis meses que actualmente imparte la Universidad Católica de Murcia (UCAM) a través de un extraño convenio con la CELAD, que no va a ser renovado. En el nuevo texto, los agentes deberán tener una educación intermedia, el equivalente al bachillerato, y los cursos serán tutelados directamente desde la agencia.
El Real Decreto tardará más, pero la intención es tenerlo aprobado después del verano, a finales de septiembre o en octubre, con la pretensión de aclarar algunos conceptos de la versión publicada un año antes. En la nueva redacción se remodelarán otros de los puntos calientes de la lucha antidopaje, con especial sensibilidad hacia el pasaporte biológico, un quebradero de cabeza para la CELAD desde que la Audiencia Nacional inhabilitó el método a partir del ‘caso Ibai Salas’, lo que ha impedido que evolucionasen con éxito otros expedientes, como las recientes sanciones anuladas por el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) a los atletas Abdelaziz Merzoughi y Hamid Ben Daoud.
Otro asunto conflictivo han sido las autorizaciones de uso terapéutico, las famosas AUT, sobre todo en aquellos casos en las que eran justificadas a posteriori, pero con fecha anterior a la detección del positivo, como ocurrió en el equívoco caso de la atleta Majida Maayouf. El nuevo RD quiere definir con precisión en qué procesos deben aplicarse estos permisos con carácter de urgencia o de excepción, para evitar su manipulación picaresca. Igualmente, habrá una redefinición de los supuestos en los que la agencia podrá ordenar un análisis dentro de los horarios denominados de descanso, entre las 23:00 y las 6:00.
Al margen de estas reformas legislativas, la reestructuración que afronta Silvia Calzón es mucho más profunda, y ha alcanzado de pleno al personal ejecutivo de la agencia, donde ya ha relevado a los tres principales directivos: Manuel Sarmiento ha sustituido a un clásico, Jesús Muñoz Guerra, como jefe del departamento de control; Carlos Peralta exnadador olímpico, ha reemplazado a Enrique Lizalde como jefe de prevención, y Montserrat Herranz es la nueva secretaria general en lugar de Ramón Sánchez. No acabará ahí la criba, porque el objetivo del nuevo equipo es continuar haciendo cambios en los siguientes escalones de gestión. Por ejemplo, un detalle que ha llamado la atención es la escasez de preparación jurídica, cuando la relación con el TAD y con otros tribunales ha sido una de las pesadillas de la CELAD prácticamente desde su creación. Más allá de la plantilla, también hay una intención de reorganizar los archivos y los registros informáticos, actualmente sumidos en un desconcertante caos.
En definitiva, Calzón conduce a la agencia a la modernidad con un profundo lavado que permita una mayor transparencia y más seguridad para los deportistas, quienes también han sido invitados a participar activamente en el nuevo plan con su inclusión en una comisión de coordinación. Y todo ello fuera de los focos. De momento.
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