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Trump se venga de Lia Thomas

La administración ha congelado 175 millones de subvención a la universidad de Pensilvania, a la que pertenecía la nadadora transgénero campeona en 2022 de la NCAA femenina.

Trump se venga de Lia Thomas
Brett Davis
Iván Molero
Llegó al Diario AS como estudiante en prácticas en 2002, y desde que se licenció en Periodismo por Blanquerna, de la Universitat Ramon Llull, se ha especializado en la información del Espanyol, sobre el que también ha co-escrito libros, todo ello atendiendo al seguimiento de otros equipos, deportes y eventos desde la delegación de Barcelona.
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Prometió ser implacable contra deportistas transgénero y está cumpliendo con sus amenazas. Muy poco después de aterrizar en la Casa Blanca, concretamente el pasado 5 de febrero, firmó Donald Trump una orden ejecutiva prohibiendo “a los hombres” participar en “deportes femeninos”. Y ahora el presidente de los Estados Unidos se ceba con la universidad que acogió a la deportista trans más paradigmática, la nadadora Lia Thomas, quien en 2022 se proclamó campeona de las 500 yardas libre femeninas en la NCAA, el campeonato universitario por excelencia.

La Oficina de Derechos Civiles del Departamento de Educación del Estado de Pensilvania, que inició una investigación el segundo después de que Trump estampara su orden ejecutiva, ha pasado a los hechos, que pasan por congelar 175 millones de dólares en subvenciones que le pertocaban a la universidad de Pensilvania, a la que Thomas pertenecía desde 2017, en cuyo equipo femenino de natación se enroló en 2021 y a la que representaba cuando ganó la NCAA. Son ayudas que proceden de los departamentos de Defensa, así como de Salud y Servicios Humanos.

La universidad siempre ha seguido las reglas

Penn (como se conoce popularmente a la universidad) siempre ha seguido las políticas de la NCAA respecto a la participación de estudiantes en equipos deportivos”, ha salido al paso Ron Ozio, portavoz de la institución. “Tanto en el pasado como en la actualidad hemos cumplido totalmente con las regulaciones”, recalca. Y así es, puesto que cuando Thomas se animó a competir con el equipo femenino, en 2021, la NCAA pedía como requisito un mínimo de 12 meses de tratamiento hormonal para la transición, cuando la nadadora llevaba ya 31.

Quien sí se ha alegrado de la congelación de 175 millones ha sido Riley Gaines, quien empató con Thomas en quinta posición de las 200 yardas libre en aquel campeonato de 2022 y que, desde entonces, ha hecho bandera política de la lucha contra deportistas transgénero. “La administración Trump ha tomado una vez más medidas rápidas para defender el sentido común y preservar las oportunidades de las mujeres al pausar 175 millones de dólares en fondos federales para la Universidad de Pensilvania”, celebraba la nadadora, en declaraciones a la conservadora FOX News.

La gran rival de Thomas, amenazante

“La universidad de Pensilvania permitió que un hombre compitiera en natación femenina, impidiendo que mujeres como yo y mis compañeras de equipo pudiéramos acceder a podios, trofeos y récords luchados con mucho esfuerzo, a la vez que nos obligaba a compartir vestuario con este hombre”, reaccionaba Gaines, añadiendo que “esta medida proactiva envía el claro mensaje de que las instituciones que ignoren la integridad del deporte femenino y el derecho de las deportistas tendrán consecuencias”.

Trump se venga de Lia Thomas
Riley Gaines, en Capitol Hill.Jonathan Ernst

Este discurso choca frontalmente, como es obvio, con el de una Lia Thomas que en 2022 aseguraba que “las mujeres trans no amenazan al deporte femenino. Somos una minoría, la demostración es que las reglas de la NCAA llevan años y no hemos visto a una ola de mujeres trans dominando las competiciones”. “La gente dice que transicioné para obtener ventaja, para ganar, pero lo hice simplemente para ser feliz, para ser honesta conmigo misma”, remachó en ESPN.

World Aquatics se puso de perfil

Las normas no solo se han recrudecido con el retorno al poder del republicano Trump. También internacionalmente. En vistas de la polémica, la propia World Aquatics -la federación supranacional que rige los designios de los deportes acuáticos- tomó una drástica decisión en su asamblea de 2022: permitir competir en categoría femenina solo a aquellas deportistas que hicieran la transición de género antes de los 12 años de edad. Una sutil forma de veto.

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Para quienes lo hicieran posteriormente, World Aquatics se inventó una categoría al margen de la masculina y la femenina, a la que llamó Open y que se debía poner en práctica en la Copa del Mundo de natación de 2023, aunque se tuvo que suspender por la falta de inscripciones. Entre tanto, Thomas recurrió al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), que en junio del año pasado falló en su contra, avalando así las tesis del organismo acuático y, de rebote, también las de Trump.

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