McIntosh: la supernadadora de 15 años con una mente maravillosa

Después de que finalizara la hegemonía una década después de nadadoras como Katinka Hosszu (33 años) o Mireia Belmonte (31), de que Katie Ledecky haya tenido que reinventarse con un cambio de entrenador para seguir escribiendo epopeyas con la amenaza de la australiana Ariarne Titmus, emerge con una fuerza brutal una canadiense de 15 años que está llamada a ser una de las estrellas de los Juegos de París, en 2024. Una aparición fulgurante en los Juegos de Tokio, en 2021, cuando con 14 años ya fue cuarta en los 400 libre. Una progresión que se evidenció en el Mundial de Budapest, un verano después, con cuatro podios (dos oros); y en los finalizados Juegos de la Commonwelth, en los que ha mejorado unas marcas (dos récords mundiales júniors) que la sitúan cerca de las mejores de siempre.

Ella es Summer McIntosh. La pequeña de una familia adinerada de Toronto, un contexto familiar similar al de Ledecky en Washington. Su madre, Jill Horstead, había sido nadadora en la década de los 80. Participó en los Juegos de los Ángeles 1984 y fue medallista (200 mariposa) en 1986 en la Commonwelth de Edimburgo. Su padre Greg es un exitoso hombre de negocios. Su hermana, Brooke, un año mayor, es también deportista de elite, olímpica en patinaje artístico, bronce en el pasado Mundial de Tallín.

“Al margen de tener talento, es la nadadora que más se centra en el entrenamiento, nunca vi a nadie tan focalizada”, explica Ben Titley, ahora técnico de la Real Federación Española de Natación (RFEN), y ex reponsable del centro de entrenamiento de Toronto donde con 13 años y en plena pandemia llegó esta jovenzuela. Los caminos de Titley y McIntosh se cruzaron por una desgracia. Su entrenador de siempre, Kevin Thorburn, falleció al comienzo de la COVID. Titley se reunió con la familia para sumarla a un grupo de entrenamiento que contaba con la campeona olímpica en Río 2016 Penny Oleksiak.

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Siete pruebas en París 2024, todas ellas con opción a medalla

“Habíamos hablado de intentar obtener la mínima para los Juegos. Ella estaba más focalizada para pruebas como 1.500 y 800. Los registros en mujeres eran fáciles. Le dije que su listón debía estar más alto. Ella debía pensar en entrar en las finales y pelearlas”, explicó el técnico británico. Con ese horizonte, McIntosh empezó la preparación con su mente maravillosa y sus cualidades innatas para este deporte.

“La natación se resume con facilidad. Se basa en maximizar la proporción y minimizar la resistencia. Ella nada encima del agua, utiliza toda la fuerza. Es como David Popovici”, detalla Titley, que la conoce a la perfección aunque ahora se encarga el que fuera su asistente de mantener el programa de entrenamiento. McIntosh se metió en Tokio y finalizó cuarta en los 400 libre con una marca de 4:02.42. Tenía 14 años. Una advertencia de lo que estaba por llegar.

Desde entonces, la canadiense no ha hecho nada más que crecer. El pasado invierno, en otra reunión con Titley, tanto su madre como la nadadora valoraron la opción de nadar las pruebas de estilos. Con el paso de los meses la joven adquirió un nivel que le llevó a ganar el oro en los 400 estilos en los Mundiales de Budapest. Y sus marcas asustan como se puede apreciar en el gráfico que acompaña a esta información. La McItonsh de París puede ser la Missy Franklin de Londres 2012. Con 15 años amenaza ya los récords que parecían inalcanzables en los 400 libre y los 200 y 400 estilos. Hosszu, Ledecky y Titmus. Ahora llega McIntosh como un ciclón, que en París competiría en siete pruebas con opción a medalla en todas ellas.