Marcos Ruiz, el ‘fortius’ fantástico
El halterófilo de Molins de Rei, subcampeón del mundo de arrancada, ve la pelea por las medallas “muy abierta” en París 2024 en la categoría +102kg.
De las históricas medallas de Lydia Valentín, tres veces en el podio olímpico, a los éxitos ahora de Marcos Ruiz (Molins de Rei, 1996), quien ha vivido un 2022 mágico con tres medallas en los Europeos y una plata en la modalidad de arrancada en los últimos Mundiales de Halterofilia de Colombia. “Estaba preparado para levantar más, salí enfadado, me noté algo desfondado quizás por la altura”, se lamenta desde la calma de su pueblo este halterófilo que ya fue diploma olímpico en +109kg en los Juegos de Tokio.
Ahora ha cambiado de categoría para mantener vivas las opciones en París 2024. Ruiz compitió en Colombia en +102kg, lo que ha hecho variar sus rutinas. “Al comienzo estaba en 105 kg. Luego me pasé a +109 porque era la olímpica en Tokio, pero en París será +102, así que he tenido que perder peso. Debo corregir ese aspecto, ya que he llegado a pesar 99. Tengo que acostumbrarme a entrenar en 104 o 105″, comenta.
La clasificación para los Juegos será más complicada que en otras ocasiones. Primero, por la disminución de plazas de un deporte “en el precipicio” y al borde de “caerse” del programa en Los Ángeles 2028. Para conseguir ese billete, Ruiz debe “acumular entre arrancada y dos tiempos unos 390 kg. Justamente esa es mi mejor marca. Pero sé que puedo levantar más”, soslayó. Tiene un año y medio para participar en un mínimo de competiciones y establecer una de las diez mejores marcas mundiales. “Ahora ya no hay grandes dominadores como antes, creo que en París todo estará muy abierto”, asegura.
Ruiz tomó una decisión importante en 2021. Después de Tokio, decidió dejar la Blume de Madrid para volver al club de su pueblo, donde un buen día se apasionó por este deporte. “La Blume es y será el mejor sitio para cualquiera. Es mi segunda casa, pero me apetecía volver después de seis años”, dice el deportista, que tiene clara su filosofía de entrenamiento: “El alto rendimiento no es un sitio, es un estilo de vida. Es la actitud que tienes en hacer todos los días lo que debes hacer”.
Un “freak” de la halterofilia
El halterófilo catalán se topó con este deporte por casualidad y se convirtió en un “freak” cuando era un adolescente. Después del instituto, al llegar a casa, se ponía en el ordenador a ver vídeos y competiciones de halterofilia. Su madre, incluso, tuvo que hablar con el entrenador dada la obsesión de su hijo. “Me pegó muy fuerte”, sentencia. Poco a poco, arrancó los prejuicios familiares sobre esta actividad que la vinculaban con el “culturismo”. Su padre, amante de la pesca submarina, entendió rápidamente que Ruiz había encontrado el deporte que estaba buscando.
No todo, sin embargo, fue un camino de rosas. El halterófilo, que fue campeón de Europa sub-23, dio índices anormales en un control antidoping en 2017. Según el protocolo, fue expulsado de la Blume pero finalmente la Federación Internacional archivo el caso y asumió el error al no haber prueba B. Esa fue su explicación. “Lo pasé mal, le daba vueltas. Lo peor de todo es que dudaba de mí. Yo sabía que no había hecho nada, pero salió ese control. Me generó inseguridad”, valoró.
El dopaje castiga la halterofilia, una tendencia que no ha disminuido para Ruiz. “La gente está sucia; siguen mandando los mismos. Cortan una cabeza y salen tres. Tengo respeto por los atletas, pero por las marcas uno ya sabe si puede haber algo detrás o no. No pienso en ello, es perder energía”, reitera. En la próxima competición, como en las anteriores, Ruiz se pesará dos horas antes de la prueba y se pondrá a leer uno de sus libros fantásticos hasta que llegue la hora de la competición. “Me calma leer”. Ahora está con ‘La rueda del tiempo’. Un tiempo que, para el catalán, corre hacia París 2024, sus Juegos.