Marc Miralles: “Los nervios de un Preolímpico son distintos a todo”

Advierte el capitán de la Selección masculina de hockey hierba que el Preolímpico, que se disputará en el Polideportivo Virgen del Carmen Beteró, de Valencia, desde este sábado y hasta el domingo 21, puede ser “una montaña rusa en la que debemos mantenernos todos juntos”. “Es como una previa del torneo que realmente quieres jugar, por eso es difícil de encarar”, asume Marc Miralles, en conversación con AS. Y ese objetivo no es otro que los Juegos Olímpicos de París, del próximo verano, al que accederán los tres primeros clasificados, tanto masculinos como femeninos.

España, que en ambos géneros compartió sexta plaza en el Eurohockey de agosto y marcha octava en el ránking mundial, debutará este mismo sábado por la mañana. Las de Carlos García Cuenca, quien se estrena oficialmente como seleccionador de las RedSticks, lo hacen ante Malasia (18ª) a las 11:45 horas.

Los de Max Caldas, que va camino de completar su primer ciclo olímpico con los chicos, lo harán a las 14:00 frente a Austria (19º). Ambos, en directo por Teledeporte y RTVE Play. Será la primera jornada de tres en la fase de grupos, de la que los dos primeros pasan a semifinales. El campeón, el finalista y el vencedor de un partido por el tercer puesto irán a los Juegos, donde el combinado masculino ha estado siempre desde Roma 1960. “No podemos pensar en ello, sería añadirnos aún más presión de forma innecesaria”, resuelve al respecto Miralles.

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¿Le puede la ilusión a la presión?

Es una mezcla extraña. Jugar con la Selección ilusiona siempre. Al inicio de nuestra concentración, vinieron Roc Oliva, Pau Quemada y algunos grandes referentes que dejaron la Selección hace pocos años para que nos explicaran su experiencia en otros Preolímpicos. Todo el mundo coincide en que es un torneo raro, porque el premio es clasificarse para los Juegos, pero a la vez lo quieres ganar. Es como una previa del torneo que realmente quieres jugar, por eso es difícil de encarar.

¿Es porque tienen más que perder que ganar?

En el mejor de los casos, ganas un torneo que te clasifica para los Juegos, es un premio extraño, complicado definirlo.

¿En qué más incidieron los Oliva, Quemada y compañía?

Tengo aquí la libreta y se lo puedo enseñar (Ríe). Llené muchas páginas. Fue un poco de todo. Yo el anterior, además, lo viví como reserva. Saber que te estás jugando muchísimo en una semana genera una presión distinta a la de los cuartos de un Mundial, porque allí ya estás en el evento que quieres jugar. También insistieron en que dentro del torneo hay varias mini-competiciones: el partido que te costará más, el día libre, el día que ganas más fácil… Una montaña rusa en la que debemos mantenernos todos juntos, que lo malo no sea demasiado malo ni lo bueno nos obnubile. Nos enseñaron igualmente lo que cuesta, porque ellos en el Preolímpico de Rio estuvieron a punto de quedarse fuera.

Como capitán, ¿cómo ve a este combinado eminentemente joven?

Sí es joven, pero hace tiempo que nosotros mismos hemos dejado de utilizar la juventud porque suena como a excusa. Este grupo ya vivió un Pre-Europeo, dos temporadas de Pro League, Mundial, Europeo… Jóvenes de edad, sí, porque pocos jugadores pasan de los 25 años, pero como equipo hemos vivido juntos un sinfín de experiencias. Los del Preolímpico son nervios distintos a todo, será una primera vivencia para casi todos, pero ya hemos experimentado lo de jugarnos mucho, con la gente encima. Menos que Bélgica, eso sí, donde la mayoría tienen 400 partidos y 33 años, pero lo suficiente.

¿Qué le está aportando esta temporada fuera, en el Bloemendaal neerlandés, que pueda llevar al terreno de la Selección?

Mucho. En Holanda no paro de apuntar notas en el móvil con detalles que aprendo de otros jugadores, de compañeros de equipo que están en otras selecciones, ya no sólo del estilo de juego sino de táctica, de la manera de afrontar este deporte, de cómo hacen las reuniones… Todo lo que puedo robar, lo estoy robando sin reparo. Algunas notas las compartimos con Max (Caldas, seleccionador) y las aplicamos aquí. Los holandeses ya están clasificados para los Juegos, lo preparan de otra manera, pero tengo un compañero inglés y otro belga que están en nuestra misma tesitura.

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¿El primer gran escollo será Corea del Sur, el rival de la fase de grupos que más cerca tienen en el ránking mundial?

Puede que no. Comenzamos con Austria, a quienes ya nos enfrentamos antes y durante el Europeo, donde les superamos pero porque jugamos muy bien. Aquí estamos acostumbrados a hacer matemáticas, que si el bueno del grupo en teoría y el fácil, y es algo que también he aprendido en Bloemendaal, donde no caen en ello. En este tipo de torneos, sería un error plantearlo por ránking. El partido más importante es Austria, luego Corea y el resto irán viniendo. Si comienzas a pensar en semifinales, o en cruces que pueden tocar, te pierdes.

Por tanto, no harán cálculos para quedar terceros y asegurarse una de las tres plazas olímpicas que da el torneo sino que buscarán a toda costa llegar a la final…

Sí. Evidentemente, es preferible jugar la final, en que ya estás clasificado para los Juegos, que disputar un partido por el tercer puesto, que será una batalla de partido porque el perdedor no va a París. Este torneo tiene dos premios: ganarlo, en el entendimiento de que si no lo haces y acabas segundo o tercero jamás será un fracaso, y clasificarte. Vamos a ganarlo, y una de las razones es que en los últimos partidos contra Bélgica hemos jugado muy bien y hemos perdido por demasiados goles cuando no estamos tan lejos. Ganar el Preolímpico nos daría el billete, significaría que los hemos derrotado. A nivel de moral nos iría muy bien.

Sin ánimo de añadir presión: ¿maneja el dato de que la Selección masculina lleva yendo a los Juegos sin interrupción desde Roma 1960?

Lo cierto es que yo no, y creo que si pregunta a la mayoría de jugadores, tampoco. Tenemos como más reciente el ejemplo de la Selección femenina en Londres 2012, en que vimos lo que cuesta volver a llegar arriba en los años siguientes, lo que hay que trabajar, la falta de recursos, y por ello la gente que se acaba dedicando a otras cosas. Pero no podemos pensar en ello, sería añadirnos aún más presión de forma innecesaria.

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