Las medallas se llaman Craviotto
El piragüista recoge el Premio AS Olímpico como el español más laureado en la historia de los Juegos, con seis podios.
Solo en la cima. En los Juegos Olímpicos de París, Saúl Craviotto se convirtió en el deportista español con más medallas olímpicas. El piragüista, que añadió un bronce a su colección de la mano de Marcus Cooper, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade, desempató con su colega David Cal, con el que estaba igualado a cinco metales. Con seis, escribió una página más de su leyenda, merecedora del Premio AS Olímpico. “Estoy muy agradecido al AS. Es un honor tener este galardón en mis vitrinas, además, rodeado de tantos nombres que admiro. En el deporte y en la vida hay que tener propósitos y cosas que te ilusionen. Y eso sigue ahí”, expresó este lunes tras recoger el galardón en el Palacio de Neptuno de Madrid, a manos del director general de VITHAS, Pedro Rico, y tras ser uno de los premiados más reclamados. Su figura va más allá del deporte.
La historia olímpica de Craviotto empieza en Pekín 2008, edición en la que debutó por todo lo alto: oro en K2 500 junto a Carlos ‘Perucho’ Pérez Rial. Continuó en Londres 2012, con una plata en K1 200, y explotó en Río 2016, cuando se subió dos veces al podio. En Brasil, repitió medalla en K1 200 (bronce) y añadió otro capítulo dorado al lado de Carlos Toro (K2 200). En Tokio y, finalmente, en París se colgó una plata y ese bronce a bordo de un K4 que ya es patrimonio del deporte español.
“Hay un ambiente muy propicio para que luego se consiga lo que se consigue”, dice su entrenador, Miguel García, sobre una embarcación familiar para un tipo familiar. Craviotto, padre orgulloso de Valentina, Alejandra y Olivia con Celia García, se ha convertido en una de las figuras más queridas de España. Con 19 años, dejó la concentración del equipo nacional para preparar su ingreso a policía y, mientras, trabajó de electricista con su padre, quien le subió a una piragua, en su Lleida natal. Trabajaba por la mañana, entrenaba a la hora de comer, volvía a trabajar e iba a la academia por la noche. Antes de la gloria olímpica, conoció, de sobra, la dureza de la vida. “Fue un año duro, pero el más inteligente de mi vida”, recuerda sobre entonces.
Ahora, con 40 años, Craviotto, ganador de MasterChef en 2017, algo que multiplicó su fama y le acercó aún más a la gente, medita si seguir hasta Los Ángeles 2028. “De momento, estoy en un proceso de reflexión. Acabamos de aterrizar de las vacaciones y, de momento, Los Ángeles están muy lejos, pero no descarto nada. Paso a paso. Primero, quiero plantearme nuevos proyectos y propósitos. Tengo que sentarme con el míster y ver qué hacemos", dijo en AS hace sólo unas semanas, en su vuelta a los entrenamientos. Pase lo que pase, las medallas españolas llevarán siempre su apellido.
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